Los ladrones del cielo
Novela de intriga y acción que se apuntó al carro de las temáticas que se llevan hoy en día y que recientemente se ha continuado con una segunda parte, “Los ladrones de la fe”
Lo primero que cabría decir es que Los ladrones del cielo es, ante todo, un thriller de lo más convencional, y que guarda sus formas más arquetípicas. Así, nos encontramos con una primera parte con una secuencia de acción buscando que el lector pase un montón de páginas sin darse excesiva cuenta. Tras la tempestad vuelve la calma, y el libro se toma su tiempo en el intento de construir los personajes, algo no muy usual en el género, y aunque no lo llega a conseguir del todo, sí que vemos las motivaciones y algunos apuntes interesantes, como por ejemplo las diferentes opiniones sobre la Iglesia y su utilidad, pero sin incidir excesivamente. Tras una serie de situaciones cotidianas, todo muy yanqui, eso sí, (fiestas en la casita de la playa, partidos de fútbol americano, malvados dirigentes de repúblicas exsoviéticas), el libro da un giro hacia el drama familiar, con una fuerte historia de amor como eje argumental, pero todo se torna excesivamente prefabricado, vacío, inofensivo, y demasiado correcto. Todo esto hace que la trama tarde en arrancar y que el conjunto pierda intensidad. Y no es de extrañar que este sea un punto donde más de un lector ávido de emociones fuertes pueda cerrar el libro para volver a dejarlo definitivamente en la estantería.
Leyendo el argumento vemos que se trata de un thriller con robos, y esto siempre es algo que puede dar bastante juego y mucha emoción, como hemos visto en innumerables ocasiones en la literatura y el cine del género. Sin embargo, el autor Richard Doetsch no consigue en ningún momento aprovecharse de ello. La consecución y la planificación de sus golpes es torpe, apresurada y tramposa en ocasiones, pues da la sensación de que el autor no sabe cómo salir de situaciones complicadas donde se ha metido y utiliza recursos demasiado fáciles e inverosímiles.
Una parte de la acción se traslada al ya manido Vaticano, que se ha convertido en un escenario clásico para este tipo de productos. Y cómo no, se nos cuenta (por enésima vez) la Historia de sus rincones y el arte allí expuesto. Con tanto libro sobre el tema, vamos a terminar convirtiéndonos en expertos, y aunque siempre es algo interesante, da la sensación de que aquí está un poco metido con calzador y que da a entender que todo thriller de hoy en día debe contener su ración de hechos históricos.
Hacia la mitad del libro, éste da un giro y nos alejamos de la parte mundana para adentrarnos en una parte más esotérica, y es cuando realmente aparece la intensidad y un manejo de la intriga más o menos aceptable. Pero en ocasiones el libro da unos cambios demasiado bruscos tanto de escenarios como de vuelta a una cotidianeidad que nos trastoca un poco. Pero mientras la historia va ganando en emoción, la Literatura va desapareciendo proporcionalmente y vemos cómo se escurre entre nuestros dedos como un puñado de arena. Porque llega un punto en que más bien parece un videojuego, con secuencias de acción sin sentido y que incluso llegan a caer en el ridículo y con una resolución de las tramas que sólo las disfrutarán los lectores menos exigentes.
Aunque se nos intenta hablar sobre el poder de la fe y la lucha de entre quienes la poseen y los que no creen en las divinidades, la oquedad de la propuesta resulta evidente, aunque eso, sí, siempre quedará aquello de que sirve para pasar el rato.
Autor
Richard Doetsch nació en Nueva York, donde reside con su familia. Actualmente es presidente de una importante compañía ubicada en Greenwich, Connecticut. Su carrera profesional ha pasado por muchos por muchos campos artísticos. Ha escrito letras de canciones para grupos como The Crocks o Voodoo Graffiti, grupo del que también ha sido guitarrista. Además ha trabajado de actor en algunas películas de géneros tan diversos como el western o la comedia.
Los ladrones del cielo es su primera novela. Actualmente está trabajando en un nuevo libro que aparecerá en Estados Unidos durante el 2007, The thieves of Angels.
Sinopsis
Michael St. Pierre es un exladrón de guante blanco que lleva una vida honrada junto a su esposa, pero cuando a ella le diagnostican una enfermedad terminal, Michael decide aceptar un último trabajo para poder afrontar el costoso tratamiento de su mujer.
Todo lo que necesita es robar un tesoro de un museo vaticano, dos llaves antiguas, una de oro y otra de plata. Un trabajo difícil pero no muy complicado para un profesional como él.
Lo que Michael ignora es que tras el robo le aguarda una terrible sorpresa, un secreto que no sólo pondrá en peligro su vida, sino que arriesgará el destino de toda la humanidad.
Edición
Editorial Planeta
Para el sello Booket
Bolsillo
570 páginas
Conclusión
Se trata del típico thriller que combina acción, espionaje y la lucha del bien contra el mal, todo ello salpicado con algún que otro robo y con un cierto tufillo religioso a favor de la fe y la creencia. Como todo libro de este estilo, por aquí desfilan personas muy listas que saben resolver situaciones increíbles de la forma más inverosímil y que parece que han convivido a diario con el riesgo. El tono de la novela es como demasiado correcto, intenta a toda costa no herir sensibilidades en cuanto a sus protagonistas, y éstos se muestran demasiado idílicos en sus comportamientos y sus relaciones.
Se trata de una propuesta hueca donde los tópicos no escasean, y aparte de alguna que otra situación en que nos encontramos alguna premisa interesante, como cuando se nos muestra el enfrentamiento entre lo que debemos hacer y lo que realmente queremos, o el ya mencionado desencuentro entre las distintas opiniones acerca de la Iglesia, el libro no termina de ser una de la mejores opciones del género.
La prosa es ligera, nada complicada y el conjunto supone un entretenimiento sin más pretensiones. Pero hay un bache importante a superar, y es el ritmo de su primera parte, amén de que parece claro que al libro le sobran páginas. De todos modos, se trata de un debut literario, y siempre son cosas que se pueden ir puliendo.
Finalmente, destacar que el autor nos agradece (en la parte de Agradecimientos, como no podía ser de otra forma) que en una época en la que la gente se entretiene con películas de dos horas y vídeos de tres minutos, nos dediquemos a leer libros y que la historia surja en nuestra imaginación, un gesto loable por su parte, pero realmente podía haber hecho que nos esforzásemos más.
Lo mejor: Cumple su función de entretener
Lo peor: Llega a caer en el ridículo en algunas secuencias
Nota: 55
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