El cine y el cómic han conseguido que los superhéroes sean un elemento cotidiano de nuestro mundo. Los adolescentes crecen admirando a figuras con superpoderes asombrosos, vestidas con uniformes coloristas y capaces de derrotar a cualquier villano que se plante ante ellos. Sí, nos hemos acostumbrado a los justicieros enmascarados, casi como si estuvieran ahí, como si alzáramos la vista y los fuéramos a encontrar patrullando los tejados de nuestro barrio.