De aquí a un tiempo no se para de hablar del tema de la piratería, las copias privadas y los cánones, y tengo la impresión de que se hace con más pasión que acierto. Sin pretender sentar cátedra, que no soy ni abogado ni jurista, y basándome en el sentido común y lo que he leído al respecto, voy a derribar unos cuantos mitos, o, al menos, a pretenderlo. Jugando a tuerto en el país de los ciegos, vaya.