Los dos hombres de mar se retiraron, tras un breve saludo, a la cabina de mando. Al fondo, el mar permanecía en una calma tensa, amenazando lanzarse sobre el navío como un gato rabioso. Enormes relámpagos atravesaban el cielo como dedos de muerto, y la atmósfera estaba pegajosa.
El timonel permanecía con la vista fija en el horizonte, mascullando maldiciones que quedaban ahogadas por el firme traqueteo de las paletas. El capitán Collins había ordenado que se dirigieran a toda máquina hacia el norte en un intento por escapar de la tormenta...
En ese momento, una explosión contenida y una fuerte sacudida anunciaron que los motores se había detenido, o averiado. El bergantín se escoró, desestabilizado, a la deriva.
En aquella sala de recreo-comedor Lockeville se sento con los otros a jugar a las cartas, él observo a los que le acompañaban en este entretenimiento tan sano, observo sobre todo a un americano que le llamo mucho la atención, texano decían que era, habia oido antaño cuando joven de su padre que su abuelo lucho contra los americanos en saratoga, pero eso era antes y ahora es ahora y no habia problemas en jugar y charlar con alguien tan parecido a él, se disponía a jugar la siguiente mano, sonreía hacia dentro de saber que pronto el dinero sobre la mesa estaría en sus bollsillos
De repente una voz le devuelve de sus pensamientos de victoria se gira y ve al capitan del navío que le pide ayuda,su resoplido significa derrotam, se levanta y dice:
-Caballeros yo, como ven, necesitan mi ayuda, se ve que aunque no este de servicio siempre es bueno tener de soporte a un oficial ingles, caballeros ya volveremos a jugar
-Capitan Collins me tiene a su servicio-Decia tras dar la vuelta a la mesa de juego
La Guerra es la mejor escuela del Cirujano
-Socrates