Partida de Espejo Victoriano: Navegando sobre el abismo

Poco a poco van perfilándose siluetas en torno a vosotros, procedentes de la gran gruta. Son artrópodos, una suerte de cangrejos negros de gran tamaño que se acercan con torpeza hacia donde estáis. Son un blanco fácil, pero son una auténtica marea.

A vuestras espaldas, el corredor por el que ha escapado el hombrecillo parece la salida más evidente. No obstante, podéis echar un vistazo a otras grietas de la caverna principal.

No, pero el tipo ha dejado caer un farol que ahora tiene el profesor en su poder.

Observas un pasaje semicegado por la maleza que parece suministrar una ruta de escape alternativa.

No, a menos que me falle ahora la memoria, es una vela rodeada por cuatro paredes de cristal, como una linterna.

No obstante, es posible que llevéis vosotros mismos aceite del material que habéis rescatado del Black Marie

El techo está cerrado a excepción de algunas fisuras totalmente cubiertas de maleza, como la que atravesaste para caer a la gruta.

Supongo que sobre lo de Empatía te refieres a saber qué pretende el reverendo. Podría ser propiamente "Empatía", pero esto revelaría más de su estado de ánimo que de sus intenciones (las cuales, por cierto, no tengo ni idea de cuáles son ).

¿Hacia dónde dices que sales corriendo?

El profesor Huxley enfila a una velocidad sorprendente en un hombre de su categoría y calado la gruta por la que ha huido el hombrecillo. Al comienzo, en franca carrera. Poco a poco sus zancadas se espacian hasta terminar por convertirse en pequeños y pausados pasitos a medida que el estudioso se queda prendado del techo y las paredes. Sus compañeros están a punto de chocar con él cuando, distraído, comenta:

-Esto no es una gruta: ¡es una construcción! Pero... estos símbolos...

Efectivamente, el pasadizo ha dado paso a una encrucijada de piedra tallada cuyos muros están cubiertos de extraños carácteres que recuerdan a los ideogramas chinos. Además, al final de cada túnel se adivinan más luces: alguien ha dejado lámparas encendidas que penden del techo.

El pasadizo de la derecha desemboca en unas escaleras. El frontal, termina en una puerta enrejada de gruesos barrotes. El de la izquierda, continúa como una gruta, pero os parece que de él proviene una brisa salada.

Escaleras hacia arriba.

Digamos que, como eres el que más iniciativa llevas, has cogido un poco de ventaja. Es por ello que subes un par de tramos antes que ellos y das con un portón de madera recia remachado en bronce (a juzgar por las manchas verdes de óxido que tiene). Está cerrado a llave.

No hace falta: llevas tanto tiempo manejando esos colts que son una extensión de tu mano. La cerradura estalla en mil astillas al segundo disparo y la puerta se abre suavemente por la inercia revelando un amplio vestíbulo realizado en piedra. Desde donde estáis, veis una escalera de doble vertiente que sube a un piso superior, como una escalera noble que se dice, pero la sala se abre también hacia vuestra derecha.

El vestíbulo es una enorme estancia cerrada que muestra tres puertas, una doble y dos simples, en la pared enfrentada a la escalera nobiliar. En las paredes laterales hay tres puertas, respectivamente.

No hay marcas de polvo. De hecho, todo parece bastante limpio y cuidado, dentro de un tono piedra negra algo atacada por la jungla. Digamos que no está impecable, pero sí claramente habitado.

¿La puerta pretendes bloquearla de algún modo?

Puedes bloquearla usando como cuña algunas de las astillas de la propia puerta o ir en busca de un objeto mayor con el que apuntalarla, pero no hay ninguno a la vista.