Tan quietos, tan callados, tan molestos

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Qué difícil comentar un relato así.

La sensación inicial es maravillosa. Empiezas a leerlo y ya piensas que estás delante de ese relato de 5 estrellas, tanto en la forma como en el fondo. Pero el retrogusto a medida que llegas al final no resulta satisfactorio. Quizás sea debido a lo explícito de las numerosas citas y entonces no termina de llegarme como sí lo ha hecho el resto del texto. O quizás se me escapa alguna interpretación del final que hace que no vea un resarcimiento o esa justicia negada por Dios y los hombres. Disculpa mi torpeza en este sentido.

En cuanto a la historia del judío y toda la mitología del gólem, particularmente no me sobra nada. Ya sabemos todos que es un certamen sobre el gólem, pero el relato debe tener su propio cuerpo y sostenerse sobre sus propias patas.

Felicidades Jane y gracias por compartirlo. Voy a darle 4,5 estrellas.

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Germinal dijo:

 O quizás se me escapa alguna interpretación del final que hace que no vea un resarcimiento o esa justicia negada por Dios y los hombres. Disculpa mi torpeza en este sentido.

El resarcimiento está, la protagonista solo quiere que se conozca el lugar exacto de los enterramientos que no están catalogados para que los muertos (y los vivos, por supuesto) puedan descansar. El cometido del gólem no es aplastar al enemigo, es señalar dónde están escondidos los muertos, como lo estaba el niño de la leyenda.

"... la anciana metió en la boca del monstruo la última mentira, la que activaría la búsqueda de todas esas tumbas desconocidas."

 

Gracias por leer y comentar.

 

 

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Germinal
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Una torpeza mía al no haberlo comprendido, corrijo mi puntuación si me lo permite Patapalo a 5 estrellas.

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Patapalo
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Puntos: 209184

Germinal dijo:
Una torpeza mía al no haberlo comprendido, corrijo mi puntuación si me lo permite Patapalo a 5 estrellas.

Anotado.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Dejando a un lado la prosa, que me parece soberbia, me ha maravillado como se relaciona punto por punto la leyenda del gólem con el propósito de Elodia. Como se articula en la historia, en especial, hasta llegar a las mentiras. Creo que está hilvanado de forma brillante.

Un par de cosas sin mayor importancia: Levi es un nombre marcada e inconfundiblemente hebraico, de ahí que no entienda que Elodia «no supiera de sus orígenes» y que supusiera que su mote (el Judío) provenía de la forma de su nariz. Quiero decir que no se necesita conocer los orígenes o los rasgos de alguien que se llama Levi para comprender que su apodo sea el Judío.

La otra cuestión es una visión muy personal, vaya por delante, y tiene que ver con el subrayado que suponen los nombres de los autores de las mentiras. Creo que no quita un ápice de reivindicación al texto el no mencionar nombres reales, y lo digo sabiendo que es un relato escrito con esa intención no por este detalle, sino por otros más relevantes. Sí creo que con nombres reales en juego el relato elige agarrar al lector de la mano y señalarle donde mirar. Y donde nos obliga a mirar escapa a la ficción de Elodia y Levi, a ese mundo donde la tierra de las fosas, las lágrimas de familiares y amigos, y las mentiras vertidas permiten que se haga justicia en forma de gólem con una misión sagrada. Pero eso en el mundo real no sucede, y yo personalmente he tenido esa disonancia (ficción-realidad) que me ha hecho salir del pequeño universo creado. Creo que sin esa mención a la realidad el relato hubiera quedado anclado en su propio mundo (uno muy similar al nuestro, pero nunca el nuestro) y, desde luego, habría resonado en el lector de forma inconfundible; sabría exactamente de qué se está hablando, conservando así la reivindicación pretendida. Repito que es una observación muy personal.

 

Historia muy bien hilada, narrada con delicadeza y muy buena mano, y que aprovecha detalles específicos del mito del gólem para trasplantarlo a la perfección en otra época y distintas circunstancias.

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Hedrigall dijo:

Dejando a un lado la prosa, que me parece soberbia, me ha maravillado como se relaciona punto por punto la leyenda del gólem con el propósito de Elodia. Como se articula en la historia, en especial, hasta llegar a las mentiras. Creo que está hilvanado de forma brillante.

Un par de cosas sin mayor importancia: Levi es un nombre marcada e inconfundiblemente hebraico, de ahí que no entienda que Elodia «no supiera de sus orígenes» y que supusiera que su mote (el Judío) provenía de la forma de su nariz. Quiero decir que no se necesita conocer los orígenes o los rasgos de alguien que se llama Levi para comprender que su apodo sea el Judío.

La otra cuestión es una visión muy personal, vaya por delante, y tiene que ver con el subrayado que suponen los nombres de los autores de las mentiras. Creo que no quita un ápice de reivindicación al texto el no mencionar nombres reales, y lo digo sabiendo que es un relato escrito con esa intención no por este detalle, sino por otros más relevantes. Sí creo que con nombres reales en juego el relato elige agarrar al lector de la mano y señalarle donde mirar. Y donde nos obliga a mirar escapa a la ficción de Elodia y Levi, a ese mundo donde la tierra de las fosas, las lágrimas de familiares y amigos, y las mentiras vertidas permiten que se haga justicia en forma de gólem con una misión sagrada. Pero eso en el mundo real no sucede, y yo personalmente he tenido esa disonancia (ficción-realidad) que me ha hecho salir del pequeño universo creado. Creo que sin esa mención a la realidad el relato hubiera quedado anclado en su propio mundo (uno muy similar al nuestro, pero nunca el nuestro) y, desde luego, habría resonado en el lector de forma inconfundible; sabría exactamente de qué se está hablando, conservando así la reivindicación pretendida. Repito que es una observación muy personal.

 

Historia muy bien hilada, narrada con delicadeza y muy buena mano, y que aprovecha detalles específicos del mito del gólem para trasplantarlo a la perfección en otra época y distintas circunstancias.

Ostras pues ni había caído en lo que dices sobre el nombre de Levi y tienes toda la razón del mundo. Buscaré algún otro "españolizado" con clara raíz judía.

Y en cuanto a los otros nombres, pues sí, los lectores estñan para hacerles casito, así que se acabarán cayendo porque con los comentariosme está quedando claro que la intencionalidad del relato no se va a perder sin ellos.

Gracias por leer y comentar, excelentísimo señor juez cool

 

 

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L. G. Morgan
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Yo ahí tengo que disentir. Es cierto que los nombres reales no son imprescindibles, pero para mí le dan un calado al relato, precisamente por anclarlo tan claramente en nuestro mundo, que no tendría en otro caso. Es incómodo, eso es verdad, porque nos obliga a ponernos delante de esas mentiras y esas injusticias tan reales como ciertas, tan de hoy en día, que marcan y probablemente marcarán el final del asunto (en vez de lo que ocurre en el mundo de Elodia, donde hay reparación). En ese sentido es mejor leer sobre un mundo que no es del todo real. Pero para mí pierde golpe (aunque asumo que estoy en total minoría en esto).
 

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

L. G. Morgan dijo:

Yo ahí tengo que disentir. Es cierto que los nombres reales no son imprescindibles, pero para mí le dan un calado al relato, precisamente por anclarlo tan claramente en nuestro mundo, que no tendría en otro caso. Es incómodo, eso es verdad, porque nos obliga a ponernos delante de esas mentiras y esas injusticias tan reales como ciertas, tan de hoy en día, que marcan y probablemente marcarán el final del asunto (en vez de lo que ocurre en el mundo de Elodia, donde hay reparación). En ese sentido es mejor leer sobre un mundo que no es del todo real. Pero para mí pierde golpe (aunque asumo que estoy en total minoría en esto).
 

A ver, que el asunto es complicado y le estoy dando muchas vueltas (y conste que mientras lo escribía no me surgieron dudas en ningún momento). La intención de meter los nombres, obviamente, es dar ese golpe, ese enfrentar al lector a la realidad y que esas palabras reales afianzaran los argumentos de la protagonista, no sé si como algo metaliterario, pero la etiqueta que lleve sí que me importa poco, la verdad.

Ahora bien, lo que sí me preocupa es traicionar el pacto con el lector, que creo que es a lo que se refiere Hedri. Si como autores le pedimos que se deje llevar y sucumba a la parte fantástica sin cuestionamientos, no veo justo que después de ese voto de confianza la sensación que le quede sea que les he tomado el pelo porque la historia al final les lanza a la cara una realidad concreta.

Eso es lo que tengo claro que no quiero que suceda, el problema es que no tengo tan claro si ocurre o no. Algunas frases son super reconocibles, aunque fueran sin firma ¿Cambia tanto ese choque con la realidad el que aparezca con nombre? Porque la duda atañe solo a los nombres, la aparición en el relato de los titulares literales no es cuestionable.

En fin, qué jaleo más grande jajajjajaja

 

 

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El burro
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Puntos: 90

Pues claro, mejor nombres ficticios (incluso alguno extranjero para disimular): sr. Bigotes, sr. Barbas, sr. Gürtel, doña Espe... Irreconocibles y para nada comprometedores. Fantasía 100%.

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jane eyre
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Puntos: 10051

no

 

 

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Patapalo
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Puntos: 209184

L. G. Morgan dijo:
En ese sentido es mejor leer sobre un mundo que no es del todo real. Pero para mí pierde golpe (aunque asumo que estoy en total minoría en esto).

A mí, francamente, no me sobraban. Creo, de hecho, que daba aún más dramatismo a la historia. Pero la reflexión que hace Hedrigall sobre la ruptura de la cuarta pared es muy pertinente. Ahora no sabría qué decir, la verdad.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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LCS
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Poblador desde: 11/08/2009
Puntos: 6785

Me ha gustado mucho tu relato, Jane. Me parece una muy buena idea. Es un tema sobre el que también me he planteado escribir, aunque no necesariamente con el gólem. No es que se parezca, pero me ha recordado a la novela de Marta Sanz pequeñas mujeres rojas. También tu estilo me ha gustado. Lo noto más pulcro, sin esa pátina de barroquismo que tenían algunos relatos tuyos más antiguos. Es evidente que cada vez escribes mucho mejor. 

El problema lo veo en la aprición brusca de los recortes de periódico. Me he preguntando en qué fallaban. En un principio, pensé que quizá eran demasiados. Pero más tarde me di cuenta de que no era ese el problema. A ver si sé explicarme. Me da la sensación de que el relato está dividido en dos. La primera parte parece discurrir dentro de un mundo casi mágico, mientras que la segunda parte, con los recortes de periódico, te devuelve a la realidad más actual. Creo que para salvar esta quiebra deberías aportar datos reales concretos, desde el principio. Por ejemplo, Nerva. Tú sabes donde está Nerva, pero los demás no sabíamos (antes de buscar en la wikipedia) que está en Huelva. También me situaría temporalmente de una manera más precisa. Y, sobre todo, intentaría de alguna manera colocar los recortes ya desde el principio para que supiéramos que estamos en el mundo más actual. Una opción, sería, por ejemplo, cuando dice que no le interesan los titulares añadiría pero sí las opiniones de los políticos y aprovecharía para soltar algunos de los contenidos de los recortes. 

El final, por lo demás, me parece soberbio. Me gusta que dejes pensar al lector en lo que va a ocurrir. 

Por todo eso, creo que mereces cuatro estrellas **** .

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torpeyvago
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Puntos: 1890

La yaya y su tierra.

Un relato, ante todo, pasional.

Lo +

Prácticamente, todo. La historia, la forma de narrar, el título —genial—. Hablando del título, la selección del poema de apertura, brutal, más adecuado imposible, de hecho, parece que el relato ha crecido a partir de ese embrión poético.

Lo -

Lo primero, creo muy personalmente, que la historia del gólem de Praga sobra. El gólem debe vivir dentro del relato como parte de él, no necesita confirmarse repitiendo la leyenda. Es como si en la convocatoria vampírica se incluyese una sinopsis de «Drácula».

Lo segundo, el concretar los nombres de los autores de las citas me ha roto la sensación de verosimilitud, me ha sacado de la ficción tirándome de una oreja para llevarme de vuelta a la realidad. No sé si me explico con claridad, aunque esto es muy, muy personal. [Tras leer los comentarios, veo que no he sido el único, pero creo que esto depende más del lector que del escritor.]

Y como tercero y, opino, más grave: ¿dónde está MI final? Yo quiero MI final. Tras todo ese trepar por emociones, por esa pasión vindicativa, por esa fuerza sinérgica entre prosa y discurso, llegamos al borde del precipicio... y ahí nos hemos quedado. Ojo, que el final está asombrosamente redactado, pero, en más modesta y humilde opinión, no hay desenlace.

En definitiva, un relato que me gustaría que entrase en la antología, pero con un final acorde con el resto:

★★★¾

Estadísticas

Palabras : 1493
Matrices : 8444
Caracteres : 7006
Letras : 6818
Párrafos : 63
Sílabas : 2924
Frases : 101
Szigriszt1993: 70
Perspicuidad : Bastante fácil

___________________________________________________________

En un lugar de La Mancha de cuyo nombre me acuerdo perfectamente...

https://historiasmalditas.wordpress.com/

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jane eyre
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Puntos: 10051

LCS dijo:

 Lo noto más pulcro, sin esa pátina de barroquismo que tenían algunos relatos tuyos más antiguos. Es evidente que cada vez escribes mucho mejor. 

Lo bueno de este bendito vicio es que, a poco que te lo propongas, puedes aprender y mejorar. Gracias cool

LCS dijo:

El problema lo veo en la aprición brusca de los recortes de periódico. Me he preguntando en qué fallaban. En un principio, pensé que quizá eran demasiados. Pero más tarde me di cuenta de que no era ese el problema. A ver si sé explicarme. Me da la sensación de que el relato está dividido en dos. La primera parte parece discurrir dentro de un mundo casi mágico, mientras que la segunda parte, con los recortes de periódico, te devuelve a la realidad más actual. Creo que para salvar esta quiebra deberías aportar datos reales concretos, desde el principio. Por ejemplo, Nerva. Tú sabes donde está Nerva, pero los demás no sabíamos (antes de buscar en la wikipedia) que está en Huelva. 

Sí que hay más datos reales, Nerva, efectivamente, es un pueblo real; la frase con la que comienza el relato es literal, la dijo el alcalde en el acto; la fosa es cierto que es la mayor en zona rural de toda Andalucía; las Rosas de Guzmán es un grupo de desaparecidas concretas de otro pueblo de la provincia.

Pero ahora bien, son satod reales concretos que el lector puede asociar sin necesidad de conocer la exactitud del dato. Y no le veo mayor problema, la verdad, yo he leído novelas americanas situadas en Wisconsin y no sé colocalerlo en un mapa ni conozco la idiosincracia de sus habitantes más allá de los clichés americanos

LCS dijo:

Y, sobre todo, intentaría de alguna manera colocar los recortes ya desde el principio para que supiéramos que estamos en el mundo más actual. Una opción, sería, por ejemplo, cuando dice que no le interesan los titulares añadiría pero sí las opiniones de los políticos y aprovecharía para soltar algunos de los contenidos de los recortes. 

A esto sí le veo problema porque me cambiaría la función que les doy en el relato. Mete cada titular en un saco de tierra para activar el ritual, no tendría sentido que aparecieran antes sin una función concreta que cumplir.

 

Gracias por leer y comentar.

 

 

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jane eyre
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Puntos: 10051

torpeyvago dijo:

 Hablando del título, la selección del poema de apertura, brutal, más adecuado imposible, de hecho, parece que el relato ha crecido a partir de ese embrión poético.

Pues cuando lo descubrí ya había terminado el relato. Lo pusieron en un post de Fb en el que se hablaba del tema y pedí que me dijeran la autoría para buscarlo, es de una mujer con familiares desaparecidos durante el franquismo, así que sí, era obvio que encajaban porque el sentimiento que creó el poema es el mismo que tiene la protagonista del relato. En cuanto lo leí supe que el título tenía que ser ese.

torpeyvago dijo:

Y como tercero y, opino, más grave: ¿dónde está MI final? Yo quiero MI final. Tras todo ese trepar por emociones, por esa pasión vindicativa, por esa fuerza sinérgica entre prosa y discurso, llegamos al borde del precipicio... y ahí nos hemos quedado. Ojo, que el final está asombrosamente redactado, pero, en más modesta y humilde opinión, no hay desenlace.

Palabras : 1493
Matrices : 8444
Caracteres : 7006
Letras : 6818
Párrafos : 63
Sílabas : 2924
Frases : 101
Szigriszt1993: 70
Perspicuidad : Bastante fácil

Yo creo que el desenlace está, no es uno de esos finales abiertos en los que cada lector puede interpretar una cosa. Aquí está de manera explícita: el golem nace, le dan una orden concreta y se marcha para cumplirla. Otra cosa es que necesitaras que narrara cómo señala cada fosa, cómo Levi apunta las coordenadas y se las entrega a las autoridades pertinentes... pero, sinceramente, me niego jajjajajaj no me gusta la idea ni como autora ni como lectora.

 

Gracias por leer y comentar.

 

 

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Ligeia
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Puntos: 1152

Buen relato, bien escrito y narrado. La leyenda bien hilada con el pasado reciente español. A mí también se me atasca el momento periódicos y de dónde sale el chico, pero poco más. Evocador.

Tres estrellas y media: *** '

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Ligeia
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Puntos: 1152

Buen relato, bien escrito y narrado. La leyenda bien hilada con el pasado reciente español. A mí también se me atasca el momento periódicos y de dónde sale el chico, pero poco más. Evocador.

Tres estrellas y media: *** '

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Gingersnaps
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Puntos: 80

jane eyre dijo:

Tan quietos, tan callados, tan molestos

 

 

Mientras me quede voz

hablaré de los muertos

tan quietos, tan callados,

tan molestos.

Mientras me quede voz

hablaré de sus sueños,

de todas las traiciones,

de todos los silencios,

de los huesos sin nombre

esperando el regreso,

de su entrega absoluta

de su dolor de invierno.

Mientras me quede voz

no han de callar mis muertos.

(Marisa Peña)

 

 

—Después de sortear innumerables obstáculos, empieza el final de una de las etapas más negras de Nerva.

La voz del alcalde pareció retumbar entre los muros del cementerio para dejarse acallar por los flashes de los periodistas y el rasgado seco de las palas hundiéndose en la tierra. La exhumación de una de las fosas comunes más grande de Andalucía había comenzado.

Elodia no salió del coche hasta que la política y la prensa se alejaron del acontecimiento. A ella no le interesaban ni las medallas ni los titulares. Lo único importante en aquel drama de tierras removidas eran los huesos.

El arqueólogo levantó la vista del suelo y sonrió con ternura al verla llegar. Un alma encorvada bajo ropas negras que avanzaba entre los nichos, con unos pasos arrastrados que parecían pedir silencio... o respeto ante el dolor.

Él ya había oído hablar de ella. Por eso removió un poco de tierra y puso un par de paladas a los pies de la anciana.

Toda una ofrenda.

Elodia le sostuvo la mirada y cerró los ojos en señal de agradecimiento. Sacó del bolsillo una talega y se agachó como quien busca sus raíces. Los dedos, resecos de años, hacían presa en el tierno montón para guardar los puñados de tierra en el saco. Apenas un par de kilos que ella sostenía con esfuerzo de regreso al coche.

Y de vuelta a lo aislado de su casa.

Elodia ya solo salía para sus visitas a los cementerios, para devolver la dignidad a los muertos, a los suyos y a los ajenos, a los enterrados y, sobre todo, a los perdidos. Para ellos habían sido siempre sus plegarias. Pero los rezos llevaban años estampándose contra un muro sordo e indiferente y ella sabía que la vida se le estaba acabando. Su tiempo no sería suficiente para ver cumplidas las promesas que le hacían Dios o los hombres. La justicia de los humanos y la justicia divina habían sido dos decepciones incapaces de ofrecer consuelo al dolor de su búsqueda. Y el día en que a Elodia se le acabaron las lágrimas le pidió ayuda a Levi y resultó que fue el único ser capaz de devolverle la esperanza.

Cuando le conoció no sabía de sus orígenes. En el pueblo todos le llamaban el Judío y Elodia siempre pensó que era un mote heredado, como su causa: la forma aguileña de su nariz. Ella se había fijado en aquel joven por una historia que contaba a quien quisiera escucharle. La leyenda de un monstruo que nació para defender a los suyos. La anciana le invitó a su casa y allí seguía cinco años después. Desmenuzando las palabras de aquella historia noche tras noche, creando un vínculo entre ellos que nadie más entendía. Porque sí, las malas lenguas murmuraban cuando cerraban la puerta y los dedos acusadores señalaban cuando la abrían.

Pero a Elodia no le importaba, el hombre de nombre extraño y la leyenda que contaba eran lo que llevaba años esperando. Un rayo de esperanza capaz de partir en dos la oscuridad del olvido.

Porque las autoridades se limitaban a prometer, pero a ella se le acababa la vida y necesitaba un cuándo concreto.

—El gólem tiene que estar hecho con materia inorgánica y el rabino usó la tierra de la orilla del río —rezaba la leyenda. Y la mente de Elodia pensaba en la tierra oscura y compacta de las fosas comunes—. Empapadas con las aguas del Moldava. —Y la mujer pensaba en el simbolismo de las lágrimas que llevaban años derramándose por aquella tierra sin la oportunidad de humedecerla siquiera.

Cada noche, la magia de la leyenda tomaba forma de palabras y Elodia se quedaba dormida sintiendo en su pecho la paz de un último rayo de esperanza. No le quedaba nada que perder. Y Levi, cada noche, desenvolvía el pequeño libro con respeto sacralizado. Estudiaba aquellos símbolos tan extraños para la anciana y le sonreía como si viera una comunión perfecta.

El gólem. El monstruo justiciero que entraba en sus oídos cuando escuchaba la leyenda, le anidaba detrás de los párpados y se colaba en el cerebro para ser recreado en sus sueños.

En el siglo XVI, en la ciudad de Praga, los judíos fueron acusados de la desaparición de un niño cristiano para utilizar su sangre en los sacrificios de Pascua. Rabbí Judah Loew construyó un gólem con ayuda de otros dos rabinos. Trazaron en la orilla del río la silueta de un hombre tumbado y sosteniendo la Torá lo rodearon siete veces mientras recitaban encantamientos. Al entonar al unísono cierto versículo del Génesis, el hombre de fango cobró vida. Rabbí ordenó al gólem la búsqueda del niño desaparecido y lo encontró, escondido por su padre, en el sótano de su propia casa para provocar la destrucción de la comunidad judía de Praga.

Elodia sabía que la historia continuaba, pero era la parte de la creación la que hacía repetir al joven una y otra vez. La materia inerte, la mentira y la necesidad de justicia. Tenía todo lo necesario. La materia inerte. La mentira. La necesidad de justicia.

Elodia depositó el saco junto a los otros. Tres años atesorando puñados de tierra de las fosas comunes que por fin se destapaban por toda la provincia.

Su materia prima.

Sacó agua del pozo y fue llenando cubos. Su rostro se reflejaba en cada superficie, como si el agua atrapara el alma de la anciana para usarla en el ritual.

Pero a ella el alma se le había ido en recordar a las amigas, primas y vecinas que desaparecieron para no volver. Nunca las había podido llorar frente a una lápida con sus nombres. Nunca podría. Las rosas de Guzmán. Ellas no estaban en las listas de los enterrados en las fosas comunes, ni sepultaron sus cuerpos al abrigo del muro de ningún cementerio. Los huesos de aquellas nueve mujeres jamás serían rescatados porque sus asesinos no señalaron el lugar del entierro. En medio de cualquier bosque. Junto a cualquier carretera. Hay cientos de fosas que jamás se abrirán porque se desconoce el lugar en el que se encuentran. Así de simple. Cientos de asesinados que nunca descansarán con dignidad. Así de terrible.

Su necesidad de justicia.

Levi, con la Torá en sus manos comenzó a caminar alrededor de los sacos reunidos en el centro del patio. Luego amasarían con el agua para conseguir el barro de la creación. Pero antes, la mentira tenía que hacer presencia en el ritual para que el encantamiento alcanzase su objetivo.

Elodia entró en la casa y volvió a aparecer con una caja de madera en brazos. La abrió y los recortes de periódico se quejaron entre sus dedos.

Tenemos que recuperar un espíritu de concordia y unidad y eso no se hace removiendo tumbas ni removiendo huesos (Jose María Aznar)”.

Plegó con cuidado el papel y lo metió en uno de los sacos.

¿Memoria histórica? Meterse ahí es remover la mierda (Mayte Olalla)”.

Repitió la operación con cada recorte.

La ley de memoria nace desde el odio, el rencor y el resentimiento y busca abrir heridas del pasado (Sebastián Pérez)”.

Con cada saco de tierra.

No puede estar de moda ser de izquierda, son unos carcas que están todo el día con la guerra del abuelo y en las fosas de nosequién (Pablo Casado)”.

Su mentira.

Algunos se han acordado de su padre, parece ser, cuando había subvenciones para encontrarle (Rafael Hernando)”.

Mentiras que otorgarían la vida a aquel hombre de fango para buscar justicia.

El murmullo de Levi mientras amasaba sonaba a canción restauradora.

No hay fosas por descubrir, salvo que se empeñen en buscar a Federico García Lorca en los cuatro puntos cardinales de España (Jose Joaquín Peñarrubia)”.

Mentiras que otorgarían dignidad al ser silenciadas.

La forma fue cogiendo consistencia y Elodia se prohibió llorar. Ya había derramado suficientes lágrimas en su vida.

El gólem, de la estatura de una persona, se irguió en mitad del patio. Levi hizo un gesto con la cabeza y la anciana metió en la boca del monstruo la última mentira, la que activaría la búsqueda de todas esas tumbas desconocidas.

Quienes fueron condenados a muerte durante el franquismo será porque se lo merecían (Manuel González Capón)”.

Elodia vio a su monstruo alejarse con Levi a su lado y sonrió por primera vez en mucho tiempo.

Entró en la casa, se sentó frente a las pocas fotografías que guardaba de su juventud y se dejó adormecer por aquel pinchazo en el corazón que le hizo cerrar los ojos.

Luego todo fue paz.

 

 

El planteamiento me parece muy interesante, así como situar la historia en un entorno "local". La tierra de las fosas comunes y el dolor como motor de su creación son una aportación a tener en cuenta. En cuanto a la escritura, ningún tipo de fallo y muy cuidada.

Sin embargo, a partir del punto en que se explica la creación del gólem en Praga, y culminando son la sucesiva repetición de titulares, llega un punto en donde vamos despegándonos (al menos en mi caso) de la narración. Coincido en el punto de vista sobre esos titulares, pero la sucesiva repetición de los mismos me provoca ese efecto y desluce un final muy poético, en línea con los versos que sirven para presentar el texto. Quizá sin ellos, o con una descripción general de los mismos, hubiera ganado mucho más.

A pesar de todo, creo que aprueba sin problema gracias a los puntos positivos. Un 3. 

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Gracias por leer y comentar.

 

 

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Un punto de encuentro muy logrado entre el mito original y la memoria histórica (ahora democrática). El arranque, cargado de bello realismo, me tuvo desde el principio. La introducción de un personaje como Levi, sin embargo, viene a romper un poco el efecto. No me acabó de convencer que no se conozcan sus orígenes y que luego tenga un nombre/apellido claramente judaico y sepa leer la Torah en hebreo. En cuanto a las citas, las encuentro pertinentes, aunque tal vez mencionar los nombres propios adelgaza lo ficticio y refuerza la crítica política (que tampoco supone ningún problema, es más bien una cuestión de estilo). El final me ha encantado; bello, sencillo, cargado de simbolismo, dolor y redención. Nota: 4,5. 

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Hekizade dijo:

Un punto de encuentro muy logrado entre el mito original y la memoria histórica (ahora democrática). El arranque, cargado de bello realismo, me tuvo desde el principio. La introducción de un personaje como Levi, sin embargo, viene a romper un poco el efecto. No me acabó de convencer que no se conozcan sus orígenes y que luego tenga un nombre/apellido claramente judaico y sepa leer la Torah en hebreo. En cuanto a las citas, las encuentro pertinentes, aunque tal vez mencionar los nombres propios adelgaza lo ficticio y refuerza la crítica política (que tampoco supone ningún problema, es más bien una cuestión de estilo). El final me ha encantado; bello, sencillo, cargado de simbolismo, dolor y redención. Nota: 4,5. 

Sí, desde que Hedrigal puntualizó lo incoherente que era la duda sobre su origen teniendo ese nombre, decidí que Levi pasará a llamarse Samuel. Con los otros nombres sigo debatiéndome entre dejarlos completos o poner solo las iniciales.

Gracias por leer y comentar.

 

 

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Sra. Vicenta
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Puntos: 46

También he tenido esa sensación de ir y venir entre realidad y ficción, pero pensando en cómo podría reducirse, me he dado cuenta de que la fuerza del relato está precisamente en las citas. Al menos según lo veo yo, lo notable de la historia son esos significados de justicia y reparación, por lo que si las frases se dejasen más indefinidas, se perdería potencia, emoción.

Muy buena elección la del poema y el título, y una prosa magnífica. 3 estrellas.

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jane eyre
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Sra. Vicenta dijo:
También he tenido esa sensación de ir y venir entre realidad y ficción, pero pensando en cómo podría reducirse, me he dado cuenta de que la fuerza del relato está precisamente en las citas. Al menos según lo veo yo, lo notable de la historia son esos significados de justicia y reparación, por lo que si las frases se dejasen más indefinidas, se perdería potencia, emoción. Muy buena elección la del poema y el título, y una prosa magnífica. 3 estrellas.

 

Gracias por leer y comentar.

 

 

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Angelito
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Una historia que comienza elegante y que hace del dolor el motor de su argumento, donde he visto búsqueda de justicia como motivo, no de venganza, (lo que le hace aún más elegante) y donde se incluye poema (cuándo no, jeje) y citas de políticos como parte de la estructura del propio relato. Excelente ritmo (precisión milimétrica) y una adecuada explicación acerca del mito entremetida con un claro sentido práctico en una historia muy simple que se desarrolla y acaba sin proponer ningún esfuerzo por parte del lector. Su mayor apuesta, tal vez la única, es la de sensibilizarle desde su claro postulado reivindicativo.

Ya poniéndose uno tiquismiquis, alguna redundancia: “Elodia no salió del coche hasta que la política y la prensa se alejaron del acontecimiento. A ella no le interesaban ni las medallas ni los titulares”. Otra: “Apenas un par de kilos que ella sostenía con esfuerzo de regreso al coche”.

Por otra parte, todas las citas están mal planteadas porque los nombres se muestran dentro de las comillas cuando deberían estar fuera. La de Aznar no es siquiera una cita textual, aunque tratándose de ficción esto probablemente no tendría que suponer un problema, se entiende que se ha buscado economizar palabras para lograr un acabado más estilizado del propio enunciado.

Respecto a la mención de los nombres, no creo que se rompa ningún “pacto”, ya que tal cosa no existe. Igual entiendo que es un golpe de realidad más fuerte que otro, más abrupto, pero el único “pacto” que existe verdaderamente es que se está leyendo ficción, nada más. Después de todo, la ficción es una mentira con el consentimiento de ambas partes, todo está permitido dentro de ella, incluso tomarle el pelo a los lectores. Otra cosa es que se sepa mentir con mayor o menor destreza, o se esté dispuesto a aceptar la mentira con mayor o menor inercia. Algunos quedarán descolocados con la sola mención de Las Rosas de Guzmán, algunos con los recortes periodísticos y algunos otros capaz que con la mención de Nerva. La inclusión de los nombres propios de políticos podría dotarle de características más o menos panfletarias, no hacerle más o menos rupturista con ese supuesto “pacto”. 

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jane eyre
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Angelito dijo:

 

Respecto a la mención de los nombres, no creo que se rompa ningún “pacto”, ya que tal cosa no existe. Igual entiendo que es un golpe de realidad más fuerte que otro, más abrupto, pero el único “pacto” que existe verdaderamente es que se está leyendo ficción, nada más. Después de todo, la ficción es una mentira con el consentimiento de ambas partes, todo está permitido dentro de ella, incluso tomarle el pelo a los lectores. Otra cosa es que se sepa mentir con mayor o menor destreza, o se esté dispuesto a aceptar la mentira con mayor o menor inercia. Algunos quedarán descolocados con la sola mención de Las Rosas de Guzmán, algunos con los recortes periodísticos y algunos otros capaz que con la mención de Nerva. La inclusión de los nombres propios de políticos podría dotarle de características más o menos panfletarias, no hacerle más o menos rupturista con ese supuesto “pacto”. 

El pacto ficcional o narrativo no es algo que me haya sacado yo de la manga, existe, es un elemento específico cuando hablamos de literatura de ficción y que hay que tener en cuenta siempre: como lector para conectar con lo que te cuentan y como autor para no romper la verosimilitud de lo que cuentas.

https://www.inteligencianarrativa.com/pacto-ficcional/

https://bibliotecas.unileon.es/tULEctura/2017/04/02/el-pacto-narrativo/

 

Gracias por leer y comentar

 

 

 

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Angelito
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jane eyre dijo:

Angelito dijo:

Respecto a la mención de los nombres, no creo que se rompa ningún “pacto”, ya que tal cosa no existe. Igual entiendo que es un golpe de realidad más fuerte que otro, más abrupto, pero el único “pacto” que existe verdaderamente es que se está leyendo ficción, nada más. Después de todo, la ficción es una mentira con el consentimiento de ambas partes, todo está permitido dentro de ella, incluso tomarle el pelo a los lectores. Otra cosa es que se sepa mentir con mayor o menor destreza, o se esté dispuesto a aceptar la mentira con mayor o menor inercia. Algunos quedarán descolocados con la sola mención de Las Rosas de Guzmán, algunos con los recortes periodísticos y algunos otros capaz que con la mención de Nerva. La inclusión de los nombres propios de políticos podría dotarle de características más o menos panfletarias, no hacerle más o menos rupturista con ese supuesto “pacto”. 

El pacto ficcional o narrativo no es algo que me haya sacado yo de la manga, existe, es un elemento específico cuando hablamos de literatura de ficción y que hay que tener en cuenta siempre: como lector para conectar con lo que te cuentan y como autor para no romper la verosimilitud de lo que cuentas.

https://www.inteligencianarrativa.com/pacto-ficcional/

https://bibliotecas.unileon.es/tULEctura/2017/04/02/el-pacto-narrativo/

Gracias por leer y comentar

No he asumido que te hayas sacado nada de la manga.

Tras haber revisado los dos link aportados (que no son artículos académicos, sino dos posts en blogs, aunque uno de ellos provenga de un “espacio dedicado a la lectura dentro de la  Universidad de León”), no veo que lo que se expone en ellos se contradiga en esencia con lo que he señalado (sí en alguna cuestión muy específica). Tal y como he mencionado, el único “pacto” que existe verdaderamente es que se está leyendo ficción, nada más. Dentro de ella se puede jugar de la forma que se crea conveniente. La jugada puede salir mal o bien, puede calar o no, puede objetivar ideas de forma exitosa o no.

Ahora bien, lo que sí me preocupa es traicionar el pacto con el lector, que creo que es a lo que se refiere Hedri. Si como autores le pedimos que se deje llevar y sucumba a la parte fantástica sin cuestionamientos, no veo justo que después de ese voto de confianza la sensación que le quede sea que les he tomado el pelo porque la historia al final les lanza a la cara una realidad concreta.

No dejará de ser ficción por usar nombres verdaderos. Al igual que la gente hace el amor no por voto de confianza, sino porque está excitada. El lector no sucumbe por voto de confianza, sino por predisposición y porque se lo excita a sucumbir.

Lo que ha dicho Hedrigall:

La otra cuestión es una visión muy personal, vaya por delante, y tiene que ver con el subrayado que suponen los nombres de los autores de las mentiras. Creo que no quita un ápice de reivindicación al texto el no mencionar nombres reales, y lo digo sabiendo que es un relato escrito con esa intención no por este detalle, sino por otros más relevantes. Sí creo que con nombres reales en juego el relato elige agarrar al lector de la mano y señalarle donde mirar. Y donde nos obliga a mirar escapa a la ficción de Elodia y Levi, a ese mundo donde la tierra de las fosas, las lágrimas de familiares y amigos, y las mentiras vertidas permiten que se haga justicia en forma de gólem con una misión sagrada. Pero eso en el mundo real no sucede, y yo personalmente he tenido esa disonancia (ficción-realidad) que me ha hecho salir del pequeño universo creado. Creo que sin esa mención a la realidad el relato hubiera quedado anclado en su propio mundo (uno muy similar al nuestro, pero nunca el nuestro) y, desde luego, habría resonado en el lector de forma inconfundible; sabría exactamente de qué se está hablando, conservando así la reivindicación pretendida. Repito que es una observación muy personal.

Mi interpretación (tal vez equivocada) de lo que ha dicho Hedrigall: El hecho que aparezcan los nombres reales de los políticos le ha supuesto a él y solo a él (de ahí que haya dicho al principio y al final que es una apreciación “muy personal”) un golpe de realidad tan fuerte que le ha desanclado de la atmósfera narrativa. Lo que no significa que esto haya restado su cualidad ficcional. Sigue siendo una ficción pero con elementos que refieren muy estrechamente con personas que sí existen en la realidad. Para LG Morgan, en cambio, no supuso ningún problema, sino todo lo contrario:

Yo ahí tengo que disentir. Es cierto que los nombres reales no son imprescindibles, pero para mí le dan un calado al relato, precisamente por anclarlo tan claramente en nuestro mundo, que no tendría en otro caso. Es incómodo, eso es verdad, porque nos obliga a ponernos delante de esas mentiras y esas injusticias tan reales como ciertas, tan de hoy en día, que marcan y probablemente marcarán el final del asunto (en vez de lo que ocurre en el mundo de Elodia, donde hay reparación). En ese sentido es mejor leer sobre un mundo que no es del todo real. Pero para mí pierde golpe (aunque asumo que estoy en total minoría en esto).

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Hedrigall
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Creo que lo que experimenté al leerlo no está relacionado con la rotura de ningún pacto narrativo, que se basa sobre todo en suspender la incredulidad y mantener la verosimilitud, en especial con parámetros difíciles de asumir propios del género fantástico. Si acaso me ha sucedido algo opuesto: asumo todos los elementos fantásticos pero con la aparición expresa de nombres reales me parece ¿demasiado verosímil? ¿Demasiado real?

Pero para mí sí perdió algo de esa cualidad ficcional de la que hablas, Angelito. Cada vez estoy más convencido de que tuve una reacción basada exclusivamente en gusto personal, que viene a resumirse en: o todo o nada. Es por eso que, en mi caso, los nombres reales me causaron esa reacción. Curiosamente, sin ellos, sabría exactamente de qué está hablando y a qué se refiere de igual forma que con ellos en el texto.

De lo que estoy convencido, más ahora que cuando escribí el comentario, es de que mi opinión es muy subjetiva.

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Ozymandias
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Vale, pensaba que no me sorprendería después de haber leído de todo en este certamen pero me encuentro de pronto con el relato más arriesgado de todos, arriesgado en forma y, sobre todo, en contenido. 

Una de las polémicas habituales alrededor de la Historia reciente de España es la comparación entre los régimenes de Franco y Hitler y en particular entre la represión franquista y la persecución de los judíos durante la SGM. Pienso que la autora debería haber insistido más en ese punto que en el origen del gólem. Pero a lo mejor me estoy haciendo una paja mental, que también puede ser. 

Las citas de frases de políticos españoles me parecen un acierto y tienen todo el sentido argumental, sirviendo al propósito del relato. Igual que la idea de hacer un gólem con la tierra de distintas fosas Entiendo que puedan no gustar y entiendo que los seleccionadores pudieran decidir que es demasiado político para una antología de este tipo pero pienso que valorar si un relato es político u ofensivo o demasiado subido de tono no me corresponde como jurado.

Como jurado sólo me interesa si el relato es bueno y lo es. Arriesga mucho, no deja a nadie indiferente y cumple con su propósito. 

Mi nota es 4'5.

And on the pedestal these words appear:

My name is Ozymandias, king of kings:

Look on my works, ye Mighty, and despair!

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jane eyre
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Ozymandias dijo:

Una de las polémicas habituales alrededor de la Historia reciente de España es la comparación entre los régimenes de Franco y Hitler y en particular entre la represión franquista y la persecución de los judíos durante la SGM. Pienso que la autora debería haber insistido más en ese punto que en el origen del gólem. Pero a lo mejor me estoy haciendo una paja mental, que también puede ser. 

La verdad es que la polémica no la tuve en mente a la hora de buscar la historia, ni siquiera las semejanzas. Simplemente, el hilo creativo me llevó a buscar una materia prima que pudiera resultar original (que siempre ha sido lo que me marco en los polidoris como meta) y encontré una tierra con simbolismo propio. A partir de ahí fue fácil encontrar los elementos con los que contarla. Sin embargo, pensándolo ahora, no puedo evitar llegar a la conclusión de que si ambas cosas han quedado hiladas sin pretenderlo, igual sí es verdad que esas similitudes están y hubieran salido independientemente del tratamiento que yo le hubiera dado al relato.

Ozymandias dijo:

Vale, pensaba que no me sorprendería después de haber leído de todo en este certamen pero me encuentro de pronto con el relato más arriesgado de todos, arriesgado en forma y, sobre todo, en contenido. 

Y esto es todo lo que pretendía a nivel literario, osea que es un gustazo leerlo. Gracias no

 

Gracias por leer y comentar.

 

 

 

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Hedrigall dijo:

 Si acaso me ha sucedido algo opuesto: asumo todos los elementos fantásticos pero con la aparición expresa de nombres reales me parece ¿demasiado verosímil? ¿Demasiado real?

 

 

 

Yo sí te entendí y sigo pensando que no te falta razón, lo que pasa es que no me lo planteé hasta que te leí. Tú lo explicaste el primero, pero eso no quita que a posteriori lo hayamos visto más lectores. Yo misma, por eso me surgió la duda y Patapalo, que también ha dicho que él ahora no sabría qué hacer.

 

 

 

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