PLASTINATOR INC.
“Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”
– ¿Así que nuestro eslogan ya no le gusta tanto como cuando vino la primera vez?
– No se trata de su publicidad, de la frase… Lo que quiero decir… Entonces era joven, sólo pensaba en mí mismo y nunca creí que llegaría a los treinta. Y mucho menos que iba a tener familia, ¿comprende?
– Claro, claro, en esta empresa somos comprensivos. Entendemos que algunas personas se arrepientan de sus decisiones y quieran echarse atrás en el último momento, cuando llega la hora de la plastinación, por eso tenemos siempre preparado un plan b por si acaso.
– ¿Un plan b? ¿Qué quiere decir, que podré seguir viviendo sin convertirme en una de sus esculturas? ¿Y el dinero? Ahora mismo no puedo devolverles todo el capital que me transfirieron, podría adelantarles algo si hipoteco…
– Tranquilo, tranquilo, no se preocupe por eso. Como le digo, además de comprensivos somos previsores. En cuanto una persona firma la fecha de su plastinación y cobra la compensación económica correspondiente, empezamos ya a proteger nuestra inversión. Cada caso es distinto, por supuesto. El suyo, por ejemplo, tiene preparada una doble garantía: un plan b y un plan c, por llamarlos de alguna manera.
– ¿Cómo? ¿Y por qué? Quiero decir… ¿por qué dos planes? ¡Explíquese, hombre! ¿No ve que me tiene en ascuas, joder? ¡Hoy es mi último día!
– Tranquilícese.
– Lo siento, siento haber alzado la voz. Por favor, póngase en mi lugar.
– Una expresión adecuada, sí señor. Mucho mejor que levantar la voz y utilizar palabrotas.
– ¿Expresión? ¿Qué expresión? ¿Por qué me mira así sin decir nada? Creo que disfruta usted con todo esto.
– Me gusta mi trabajo, si se refiere a eso. Adoro preservar para toda la eternidad a las personas hermosas en el culmen de su atractivo físico, convertirlas en iconos de la humanidad, en ejemplo de belleza para las futuras generaciones de seres humanos.
– No, no me refiero a eso, me refiero a esta conversación. Lo que quiero decir es que disfruta usted torturándome. ¿Por qué no me dice de una vez qué opciones tengo? No alargue más esta agonía.
– Discúlpeme, creía que precisamente lo que quería usted era más tiempo.
– Pfff…
– Está bien, está bien. Perdone la broma, es que no me gusta que me levanten la voz; pero ya se ha disculpado usted, tiene razón. Seré breve entonces, como me pide. Le decía que me había parecido adecuado eso de “ponerse en mi lugar”, lo que ha dicho antes.
– Explíquese.
– Como le comentaba, ese suele ser uno de los planes b genéricos que tenemos previstos: la plastinación por sustitución. Ponerse en el lugar de otro.
– No comprendo…
– Me parece que sí, que sí entiende. Usted firmó, cobró… y todo se lo gastó, si me permite la rima. Por su cara veo que no me lo permite, sigamos pues, aunque no parecía usted tan serio cuando se pegaba la vida padre gastando nuestro dinero a manos llenas.
– Vaya al grano, por favor. Ya le he dicho que ahora no soy así. Tengo responsabilidades. Tengo familia.
– Una mujer y dos hijas preciosas, lo sabemos. Muy bonitas las tres. Auténticas bellezas. De una hermosura… icónica, si me permite la expresión.
– ¿Icónica? ¿Qué pretende…
– ¿De verdad hace falta que se lo explique?
– No querrá insinuar… ¡No os atreveréis! ¡Sois unos hijos de…
– ¡Silencio! Haga usted el favor de no levantar la voz. Es la segunda vez que lo hace y no habrá una tercera, ¿me comprende? Por su silencio veo que sí. Tenga, beba un poco de agua a ver si se tranquiliza. Así, muy bien. Sigamos. Por donde iba… En fin, creo que he perdido un poco el hilo; pero no importa, recapitulemos: en su día le explicamos con diáfana claridad el compromiso que adquiría si firmaba con nosotros y qué obtenía a cambio. Sin embargo, ha gastado mucho más de lo que tenía y, encima, ahora trata de esquivar la plastinación.
– Pero…
– Por favor, no vuelva a interrumpirme, está acabando con mi paciencia. Utilizando como garantía nuestro contrato, aprovechándose de nuestra buena fe, ha conseguido usted de forma irregular préstamos de cuantía creciente, una fortuna en total. Otra más, porque la cantidad que le adelantamos el día que firmó su futura plastinación también fue una fortuna; aunque por lo visto no le bastó, ¿no? Tuvo que dilapidarla y buscar más a costa nuestra… ¿Qué pensaba, que no nos íbamos a enterar? ¿En pleno siglo 23? Pero bueno, eso es agua pasada. Como le decía, Plastinator Incorporated es una compañía comprensiva y previsora. Por eso en su caso teníamos preparado, tenemos, no sólo un plan b, sino también un plan c. El plan b ya ha sido ejecutado, la plastinación por sustitución, como le explicaba antes. Y se ha ejecutado por triplicado en esta ocasión. Por triplicado, nada menos, dada la magnitud de su desfalco.
– ¡No puede ser! No hablará en serio. Yo… Usted…
– Nosotros siempre hablamos en serio. Además de comprensivos y previsores somos cumplidores también. Déjeme que le muestre el resultado, mire la imagen del holomonitor, qué bonita familia… Se convertirá en todo un icono de belleza: una bellísima madre joven con sus dos preciosas niñitas, plastinadas las tres juntitas para toda la eternidad.
– No… n…
– Deje de gimotear. En otras circunstancias ya habríamos terminado y podría irse, como ha sucedido en otras ocasiones con clientes que decidieron rescindir su contrato en el último momento; pero en su caso, dado el nivel de descaro con el que se ha conducido usted, vamos a vernos obligados a ejecutar también el plan c.
– Y qué me impot-tamí nada ahora... Mossstruos. Voy a denonciarrss, a mataggte vo… Perrr q…
– No va a hacer nada más, ni siquiera hace falta que se termine el resto de la bebida, ya habrá adivinado que no era agua, ¿verdad? Tranquilo, no trate de moverse, nosotros nos ocuparemos de todo. Y será un placer, no es habitual poder plastinar a una familia completa y menos aún a una familia como la suya, con semejante nivel de apostura. ¡Van a quedar magníficos los cuatro! Y además va a tener el privilegio de comprobarlo largamente porque, para que sirva de escarmiento, vamos a ejecutar el plan c con usted. Será la primera vez que utilicemos la plastinación superviviente. Y lo incluiremos en nuestra publicidad, descuide. Servirá de advertencia para clientes que pretendan pasarse de listos. Quizá lo añadamos también como continuación del eslógan, aunque todavía no está decidido: “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver…superviviente”. ¿Qué le parece? ¿No dice nada? Ya no puede hablar, ¿verdad? Ni moverse. No hace falta que conteste, no se preocupe. Tendrá tiempo para pensar sobre mis preguntas y cualquier otra cosa que quiera cuando le coloquemos con su familia en el Museo de la Belleza. Plastinado sólo hasta el 98 por ciento, eso sí, lo que llamamos plastinación superviviente: todo menos cerebro y ojos, para entendernos, órganos que seguirán funcionando mientras los alimentemos y oxigenemos adecuadamente. Como ve, al final va a tener usted lo que quería: una larga vida junto a su familia.
Nota del autor: la frase utilizada como subtítulo y eslógan de Plastinator Inc. la pronuncia un personaje interpretado por Humprey Bogart en la película “Llamad a cualquier puerta”, aunque se suele atribuir al también actor James Dean.
Relato admitido a concurso.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.