Normal

El relato me ha parecido malrollero y me ha gustado bastante en lineas generales. Pero, yo que soy un poco corto, no lo acabo de asociar a la temática del concurso, salvo por la creación de un monstruo por parte de su «padre», y, si el vínculo con el tema a tratar es sólo ese, me parece un tanto frágil. Me abstengo de puntuar hasta que se resuelva mi duda, no me vaya a precipitar, que repito, uno no es un lince y menos a estas horas.

Me ha ocurrido al contrario y es esa última frase la que, para mí, dota de sentido a un relato que sin ese detalle me estaba pasando como una lectura amarga. Porque a mí, que empatizo tanto con los monstruitos, no te quiero ni contar cuando hablamos de niños y trastornos...

La historia comienza y se desarrolla hablando de un niño, o un niño monstruo, o eso parece... y excepto los sentimientos que personalmente un niño autista me despierta, el texto no me aportaba mucho más. Entonces llega el final y entiendo, o creo, porque no sé aún si eres un genio y has querido demostrarlo con ello, o se te «escapó» esa genialidad, que no es la aparición de la (a) normalidad del hijo la que me estás contando (o también), sino la del padre.

¡Chapó! 4'5 estrellas para tu relato (tan poco) normal.

Un relato sin duda monstruoso que me ha generado una sensación de incomodidad al preguntarme a mí mismo: joder, ¿qué debería hacer el padre?, ¿entregar a su hijo? ¿Es o no normal el padre ―el hijo no lo es, está claro―. Quizás como no soy padre, la respuesta se me escapa, pero es bastante dura de todos modos.

Un gran estilo, más pulido para mí que el que empleas en el otro relato. Una vez más, diré que me gusta mucho cómo escribes. La historia avanza con fluidez sin demasiada floritura pero se empuja al lector a completar con detalles en su mente las escenas que se narran. Qué pinta tiene en realidad el gato flotando en el barreño ―no soy padre pero sí tengo gatos :’(― o cómo se las ingenia el padre para sacar el cuerpo del delito y enterrarlo, seguramente bajo la luz de la luna y trabajando a marchas forzadas con el corazón en un puño.

Un pega gorda es que encuentro es la temática del concurso ―y me sucede con otros―. ¿Qué relación tiene? Le he dado vueltas y creo que puede verse como una metáfora de Don Quijote: del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio y terminó creyéndose Víctor Frankestein. ¿Podría ser así? Ojo, no soy demasiado bueno pillando metáforas literarias demasiado profundas y quizás algo se me escape.

Y bueno, por la grima que da, lo cuidada que encuentro la narración, las dudas morales que genera y el espantoso ―en el sentido de terrorífico (en el sentido de que da mucho cague)― final, merece cuatro estrellas.

Un puñetazo en forma de relato. Muy bien construido, con un estilo sobrio y punzante, que me tenía ganado ya desde el inicio. Trata con acierto varios temas de fondo en la novela de Mary Shelley: la paternidad, el miedo a lo diferente, la responsabilidad… Además, inquieta y estremece. Para mí, tiene que estar sí o sí en la selección final.

★  ★  ★  ★  ★

Muy buenas. 

Un buen relato que insinúa mucho más de lo que cuenta. El problema creo que está en que, quizá esconde demasiado. Todos sabemos que estamos ante un certamen de Frankenstein y encontramos sin demasiado problema lo que queremos ver cuando lo leemos. Pero, me pregunto si leyera este relato en otro contexto, si tendría tanto sentido como el que, dentro de este certamen, tiene. 

Me ha encantado, sobre todo, cuando baja al sótano. Esa escena es la que le da sentido. Sin embargo, para mi gusto, le falta algún indicio más al principio del texto que explicara quién es, más allá de definir al hijo como autista. 

Por otro lado, el título. No me gusta. No es la primera vez lo digo. ¿Qué os pasa a todos con los títulos?  Demasiado simple y explícito. Lo único bueno que tiene es que conecta las frases del principio y del final y las da sentido. 

Ya me quedan pocos relatos por leer. Volveré entonces y te puntuaré. 

Mucha suerte. 

Que yo sepa, no hay nada canónico. En principio, a mi me vale con que no suele a título de telefilme. Aunque prefiero los títulos evocadores que, en apariencia, no tengan nada que ver con la obra como El nombre de la rosa, Los pilares de la Tierra, Desayuno con diamantes, etc. 

Sé que he sido un poco pesadito con los títulos pero, muchas veces, nos olvidamos de ellos y son la tarjeta de presentación de nuestros relatos. 

Yo opino que un título es una parte importante de todo libro, relato o película y no se debe tomar a la ligera. Creo que dar con la palabra o palabras adecuadas, aunque a veces cueste, puede hacer que ese relato o lo que sea  aparezca más apetitoso a ojos del lector o espectador.

Creo que se refería al mítico «Henry Gray's Anatomy of the Human Body», o «The Gray's Anatomy», de donde toma título la serie.

—Perdona la intromisión, Germinal, soy así de «bacín»—

Uno de los temas interesantes de la novela de Shelley (tratado como quien no quiere la cosa porque la autora evitó incidir en ello por más claro que lo dejara en la trama), es la fina línea entre un genio pionero y un loco. En este relato se intentan crear ciertos paralelismos entre Víctor Frankenstein y el protagonista, con la enorme salvedad de que el personaje principal es aquí la víctima de un trastorno en desarrollo (aunque, volviendo a la obra original, el doctor Frankenstein demostró con varios comportamientos que sano, lo que se dice mentalmente sano, no lo estaba del todo). Además, el relato juega con la discusión profesional entre psicopatía y sociopatía (aunque no sé si de forma voluntaria o casual) porque deja la duda de si nació así o las circunstancias moldearon su carácter. Por si fuera poco, el toque de paternidad a cualquier precio, contra toda adversidad y todo sentido común, flota en el final con bastante buen gusto.

Sin embargo, queda muy en el aire porqué el protagonista decide llevar a cabo esos actos concretos (¿leyó algo parecido en la biblioteca, sin que haya pistas al respecto, o es cuestión de encaje en la temática a toda costa?), la estética merece un cuidado más atento y la trama repite esquemas conocidos.