Juegos de rehabilitación
Él recoge sus cuadernos y guarda los lápices, uno a uno, ordenados por los colores del arco iris. Después se levanta y camina despacio hasta la puerta donde ella, como cada tarde, espera impaciente recibir la sonrisa de sus ojos azules cuando le devuelva las muletas arrebatadas.
Desquite
No tienen prisa, es cuestión de tiempo, y este les sobra. Ni siquiera ahora que el enemigo, trabado el pie, ha caído, se apresuran. Veinticuatro horas emplean en cortar un brazo, dos días en seccionar una pierna. La sangre empapa la tierra rastrillada. Pesadamente, los pinos esgrimen las tijeras.