Tu muerte, mi vida.
Todo está lleno de luz y alegría a pesar de ser nuestro aniversario, que por primera vez no vamos a celebrar.
O quizás sí. Tú lo celebrarás allí donde estés, muriendo tu muerte. Yo, felizmente sola en nuestra casa, donde por fin podré vivir mi vida.
Ambrosía
Adán cogió la seta y la llevó suavemente a la boca de Eva. Ella la sostuvo con sus labios, acercándola a los de Adán. Ambos comieron aquellos hongos; uno, dos, diez. Sumiéndose en un suave sopor. Tras un año de sufrimiento, el paraíso volvería a ser suyo aquella noche.
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