Reconciliación
Al principio de nuestra relación nuestras broncas merecían la pena por la reconciliación posterior, piel con piel, mezcla de deseo, rabia y lujuria. Pero últimamente no discutimos nunca. Ahora solo discute con el vecino. Y con el del gas. Y con la pareja de mormones. Con cualquiera menos conmigo.
A tu manera.
Lo sé, me quieres a tu manera.
Soy lo más importante, lo mejor que te ha dado la vida. Pero cada abrazo tuyo aprieta más. Hoy me he despertado en el suelo, la garganta me quema, ya no quiero respirar.
Lo sé, me quieres a tu manera.
Tachuna