Bicicletas encadenadas

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Néstor Quadri
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Poblador desde: 14/11/2015
Puntos: 10

Estaba sentado esa tarde en un banco de un parque del hospital, abordando las circunstancias que habían provocado su actual situación. Su vida estaba sumida en dos mundos distintos. Uno de ellos era la realidad de ese momento y el otro, el indescifrable ayer perdido en su conciencia. Hacía unos días que lo encontraron deambulando perdido por las calles de la ciudad y lo habían internado allí.

La policía había averiguado todos sus antecedentes. Trabajaba como gestor en transacciones inmobiliarias y vivía en un departamento en completa soledad, sin familiar que lo reclamara. Los médicos consideraron que ese estado de shock amnésico era producto de su intensa actividad laboral. Pensaron que dejándolo descansar libremente unos días y aprovechando la tranquilidad que le brindaría su estancia en el inmenso parque que rodeaba al hospital, volvería a recobrar la memoria rápidamente. 

Luego de unos instantes, se levantó del banco para dirigirse hacia la playa de estacionamiento del hospital, que estaba ubicada junto al parque. De pronto se detuvo ante la vista de dos hermosas bicicletas amarradas en un rincón apartado, que le llamaron poderosamente la atención. Ambas eran de color negro y de similares características constructivas, pero una era de mujer y la otra de hombre. Se quedó pensativo frente a ellas durante un buen rato, porque al mirarlas le surgían algunas señales en su memoria.

Esa inquietud le duró toda la tarde y al llegar la noche, luego de la cena, al ir a su cama y conciliar el sueño en su habitación, se encontró flotando lentamente en el aire. Soñó que deslizaba por la vereda de una calle angosta del centro de la ciudad, con muchos negocios y amplias vidrieras. Al llegar a un edificio destinado a consultorios médicos, vio un cartel que indicaba que uno de ellos estaba en alquiler. Todo el entorno se encontraba rodeado por un extraño silencio. De pronto, divisó en un aparcamiento para bicicletas emplazado frente al lugar en que se encontraba parado, dos bicicletas encadenadas, iguales a las que había visto en el estacionamiento. Después, la imagen se alejó de él y desapareció. Pero al despertarse a la madrugada del día siguiente, ese sueño quedó flotando permanentemente en su memoria, porque tenía la rara sensación de que realmente él había estado en aquel lugar.

Al levantarse de la cama la inquietud lo sacudió, como deseando sacarlo de ese letargo en que se encontraba, Luego de desayunar, mientras el sol emergía radiante en el horizonte, se dirigió nuevamente hacia el estacionamiento. Allí quedó sorprendido al ver que las dos bicicletas estaban todavía en el mismo lugar. Evidentemente habían permanecido encadenadas durante la noche, sin que los dueños las retiraran. Durante todo el día estuvo tratando de recordar, presintiendo que esas bicicletas eran una pieza de un rompecabezas de algún suceso de su vida, que no podía lograr precisar.

Al llegar la noche, luego de cenar y como no tenía sueño, fue nuevamente al estacionamiento para ver si aún estaban las bicicletas. Comprobó en esa oscuridad tenuemente iluminada por la luna, que permanecían allí como siempre. Entonces, decidió sentarse en un banco del parque, para poder recapacitar mientras esperaba que le vinieran las ganas de dormir. Luego de pasar algún tiempo, de pronto surgió como de la nada una esbelta muchacha y pensó que seguramente habría venido caminando de alguna parte del parque sin que él se diera cuenta.

La mujer se dirigió hacia donde se encontraban estacionadas las bicicletas y se quedó allí parada observándolas. El permaneció inmóvil en el banco, completamente sorprendido, pensando que posiblemente sería la dueña de la bicicleta de mujer y que pasaba a retirarla. Sin embargo, luego de un instante, observó que venía caminando hacia donde él se encontraba sentado. Cuando se acercó lo suficiente y se detuvo muy cerca, pudo distinguir que era una muchacha de una belleza indescriptible y repentinamente el corazón comenzó a latirle con mucha fuerza.

Luego y sin que pudiera explicarlo, comenzó a excitarse sobremanera, mientras ella lo miraba en forma tan apasionada, que parecía que estuviera atravesando todo su ser. En ese momento, percibió dentro de su pecho una inmensa sensación de amor que lo envolvía completamente. Entonces, ella le pidió que dejara de aferrarse a este mundo y que la acompañara, porque estaba muy sola y sentía que lo necesitaba. Luego se fue alejando en silencio, retornando hacia el lugar donde se encontraban las bicicletas, mientras él se iba reponiendo lentamente de ese estado emocional que se encontraba, sin entender y atinar absolutamente a nada.  

Finalmente, la muchacha tal como había aparecido, desapareció mágicamente de su vista como una exhalación, sin dejar el menor rastro. Entonces, sentado en ese banco bajo la luz de la luna, comenzó a sentir esa particular y ominosa sensación paralizante que produce el miedo a lo desconocido. Después de un buen rato, algo recompuesto de ese episodio tan extraño, en un completo estado de abatimiento, se levantó y se dirigió lentamente hacia su habitación en el hospital para tratar de dormir. En su mente rondaban muchas incógnitas. ¿Por qué al ver a la muchacha tuvo esa inmensa sensación de amor? ¿Qué quiso decirle ella con eso de permanecer en este mundo?

Con su mente completamente confundida, recién en las altas horas de la noche  pudo conciliar el sueño. Y fue en una pesadilla sobresaltada que luego de sentir unas inmensas convulsiones en su cuerpo, pudo finalmente comprenderlo todo. Él estaba caminando hacia la cita concertada para el alquiler de un consultorio desocupado en un edificio destinado a tratamientos médicos, que estaba ubicado en una calle céntrica de la ciudad. Entonces, al llegar, pudo reconocer en la vereda de enfrente a aquella hermosa muchacha, que estaba acompañada por su novio. El muchacho era parapsicólogo e iban a alquilar el local para instalar allí su consultorio. Ambos habían venido en bicicleta y las estaban atando con una cadena en el lugar de la vereda que estaba destinado a ello.

Se disponían a cruzar la calle para encontrarse con él, cuando de pronto, surgió un automóvil a gran velocidad que los atropelló y prácticamente los levantó por el aire, dándose a la fuga. El quedó paralizado por la sorpresa, pero se repuso y rápidamente corrió hacia el sitio para auxiliarlos. Quiso agacharse para ver si respiraban esos cuerpos destrozados, cuando quedó misteriosamente clavado en el sitio al producirse el estertor final del parasicólogo. Entonces sintió como que su alma trataba de aferrarse desesperadamente a este mundo y para ello se estaba  introduciéndose lentamente en su cuerpo.

Debido a esas circunstancias, observó completamente obnubilado como la gente se arremolinaba junto a él en la escena del accidente y llamaban a la ambulancia. Mientras tanto, cada vez más fue sintiendo que todo se le hacía confuso y poco a poco, fue perdiendo la conciencia de si mismo. Luego, comenzó a deambular por las calles de la ciudad y después de unos días en  un total estado de indigencia lo encontró la policía, hasta que finalmente decidieron internarlo en ese hospital para su recuperación.

Fue en esa noche que mientras dormía en ese sueño sobresaltado, comenzó a sentir unas inmensas convulsiones en todo su cuerpo. Era como si en ese preciso instante, el espíritu del muchacho estuviera tratando de fugar de su interior, para ir a reunirse con su amada en el más allá. Al despertarse al otro día, se encontró nuevamente en este mundo, porque había recuperado por completo su conciencia.

Le contaron que cuando trasladaron los cuerpos a la morgue judicial de ese hospital, todos su efectos personales y las bicicletas habían sido llevados allí. Posiblemente también ellas habrán encontrado su destino, porque desde ese día, como nadie las reclamó y la justicia es muy lenta, todavía continúan después de bastante tiempo encadenadas una a la otra. Tal vez, ellas sean tan felices como sus dueños en el más allá, oxidándose juntas a la intemperie, en ese lugar apartado del  estacionamiento del parque del hospital.

Néstor Quadri

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salino
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Poblador desde: 22/05/2012
Puntos: 347

Néstor, gracias por compartir esta historia.

Se me hace extraño el uso del idioma en algunos tramos del relato. Aun así se entiende.

Bueno, la temática no creo que la aborde en su totalidad. No sé. Todo se desarrolla en los sueños de un amnésico. Cierto es que el espíritu del parapsicólogo comparte emociones con el personaje central, pero no lo posee. Me refiero a que el espíritu no lo manipula, no dobla su voluntad, no anhela un objetivo o por lo menos no se muestra de manera clara. El protagonista y el lector es un simple observador de los hechos pasados, y todo se muestra mediante los sueños; sin posibilidad de interacción por parte del protagonista.

 ¿Qué ocurre dentro o fuera de la realidad? ¿Si el protagonista está poseído por qué no recuerda nada?¿Por qué el parapsicólogo se aferra a la vida si luego se va sin resistencia?

En fin, lo que menos me gusta del relato es el nudo. Todo sucede en un estado onírico e inexplicable:

“Entonces sintió como que su alma trataba de aferrarse desesperadamente a este mundo y para ello se estaba  introduciéndose lentamente en su cuerpo.”

Por cierto, en esta frase se interpreta como que su alma se introduce en el mismo cuerpo del que salía. Lo que venimos a llamar un viaje astral. Supongo que es un cuerpo diferente, o no tiene ningún sentido la historia.

También todo se resuelve sin más y en un sueño. Igual que viene se va la posesión. Comprendo que son las palabras del fantasma de la novia lo que logran hacer cambiar de opinión al espíritu del parapsicólogo. Bueno, muy bien. Poco interesante, pero tiene sentido. Digo poco interesante porque que haya poseído o no al protagonista no cambia en nada su situación ni añade nueva información que lo haga cambiar de opinión.

Respecto al estilo de la narración puliría las repeticiones, creo que hay frases casi completas que se repiten. Es un relato que entra dentro de la temática, pero carece de tensión. Tal vez se intentó tocar la fibra del lector con la parte final del relato sin llegar a lograrlo por falta de clímax, pero el resto es monótono y carece de fuerza. Los personajes son muy planos, no llegan ni a estereotipos. Se busca la excusa de que el espíritu que posee al protagonista se dedicaba a la parapsicología en vida para explicar que él sí podría hacer esta pirueta sin ser invitado. No obstante falta mucha información para que llegue a ser creíble.

Cosas que me han gustado: pues la imagen de las bicicletas es una buena semilla para un relato. Me gustó mucho como se usó de sinapsis.

Mi puntuación es de 1,5 estrellas 

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Olethros
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Poblador desde: 20/06/2015
Puntos: 352

En cuanto a lo formal, tsunami de adverbios terminados en "-mente" y gerundios que impiden al escritor narrar con más acierto y denotan pobreza en el estilo de este relato, tendencia a la repetición práctica (palabras como "noche", "cena", "dormir" y bastantes más) o teórica (ideas o conceptos que, por mucho que algo cambien en cuanto a la forma en que se narran, son los mismos una y otra vez), manejo discutible de signos de puntuación (en especial de las comas) y sensación de rigidez narrativa general.

En cuanto al fondo, la posesión queda al borde de si está o no en la trama, al menos para este lector, porque aunque se habla de ella parece algo forzada y, en cambio, las sensaciones del relato sobre fantasmas son más fuertes, pero in dubio pro reo. Hay cosas en la trama que no fluyen con naturalidad, como el consultorio parapsicológico que hay en un edificio destinado a consultorios médicos, pero el autor sabrá si para él funcionan o no.

Mi calificación es 2,25 estrellas.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 209184

Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Molu
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Poblador desde: 16/11/2015
Puntos: 243

El relato empieza muy bien escrito. Encuentro algunos detalles finos, otros no tanto.
"características constructivas", me resulta demasiado complicado pare decir que son parecidas.
No queda claro si sueña que flota, o en realidad flota.
" divisó en un aparcamiento para bicicletas emplazado frente al lugar en que se encontraba parado, dos bicicletas encadenadas", se alarga demasiado. Tal vez quedaría mejor "divisó en un aparcamiento para bicicletas en frente"
Se maneja con una inusitada libertad para ser que está internado en un hospital. Sale de día, de noche, cena y se va a la cama. No intervienen enfermeras, médicos, psicólogos.
"pensó que seguramente habría venido caminando de alguna parte del parque sin que él se diera cuenta.", me parece muy rebuscado para tan sólo decir que se acercó sin que él lo notara. La idea ya había quedado clara con el "surgió como de la nada".
No tengo mucho problema con los adverbios. Al fin y al cabo son palabras y para algo sirven. Pero abusas de ellos (por lo menos uno por párrafo). Y eso rechina. Te aconsejo busques aquellos prescindibles y los modifiques.
La forma "ella lo miraba en forma tan apasionada, que...", no parece suficiente para transmitir lo que intentas. ¿Qué es mirar en forma apasionada? ¿Le guiñaba los ojos? ¿Se comprende? Mirar en forma apasionada, se entiende que es una serie de gestos que no se hacen con la mirada. Para transmitir mejor lo que ella hace, deberías haberle dedicado más trabajo. Las sensaciones que a él lo atrapan son muy repentinas. Están presentadas casi que como involuntarias. Latido del corazón, sensación de que atraviesan su ser (?), y ahora amor. Cabe el debate. Está excitado y al instante siente... amor. ¿De forma tan repentina? Hay parejas que luego de treinta años juntos se siguen debatiendo qué es el amor, y él ya está seguro de que lo siente por una muchacha que lo calienta un poco. Parece que el autor hubiera sido un poco avaro con este pasaje. Creo que hubiera funcionado mejor por el lado de la excitación que del amor. 
Se repite la idea de que él queda en un estado emocional complicado.
¿Sueña que tiene convulsiones, o las tiene mientras duerme?
Una vez más. La escena del accidente carece de descripciones. No se nos cuenta muy bien qué ocurre. ¿Un auto surgió?, tal vez pasara porque es en el medio de un sueño. Pero ·"sintió como que su alma intentaba de aferrarse", me suena muy pobre. ¿Sintió el alma? ¿Y sintió como 'ella' intentaba aferrarse?
Las bicicletas debieron haber quedado encadenadas enfrente a la tienda. ¿Quién se tomó el trabajo de buscar entre las posesiones de los muertos las llaves del candado, abrirlos, trasladas al estacionamiento del hospital, trancar de nuevo los candados y devolver la llave a los muertos? ¿Y por qué?
Me parece que la prosa es correcta hasta la mitad del relato, hasta que el protagonista se encuentra con la muchacha. Entonces la calidad de la prosa decae. La historia no sorprende y no entiendo que se trate de una posesión en el sentido de las bases del certamen. Es como que durante un tiempo el protagonista cargó con el 'alma' del novio de la muchacha (que no entiendo por qué lo seducía, ni por qué él sentía un amor tan consistente por ella), pero esto no afectó su comportamiento en nada.
Le doy 2 estrellas.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Los fallos ortotipográficos entorpecen un poco la lectura... playa de aparcamiento será plaza, supongo... la historia ganaría si hubiese sido contada de un modo más ágil. Que en un consultorio médico se instale un parapsicólogo es bien raro, habría sido mejor dejarlo en psicólogo, pues lo que le pasa creo que podría suceder con cualquier alma y es el origen del fantasma. Entiendo que al suceder el accidente, cuando iban a reunirse con el gestor inmobiliario, las almas de la enamorada pareja se resisten a marchar, ella queda vagando como un fantasma y él se mete en el que tiene más cerca, el gestor.

Esa alma confundida ronda cerca de las bicletas buscando a su compañero, lo mismo le pasa a él una vez el gestor que ha poseído sale de su amnesia. Al encontrarse, el alma decide marchar con ella y abandonará el recipiente. La imagen final es hermosa. Dos estrellas:

**

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Es una historia bonita, la de esas bicicletas encadenadas. El texto tiene un ritmo pausado que induce a la melancolía, pero por desgracia abusa muchísimo del uso del gerundio para describir las acciones, y de los adverbios terminados en -mente, que aparecen prácticamente cada dos o tres líneas de texto. Ambas repeticiones, junto al uso de los “luego”, afean mucho la narración. 

Es una historia bonita, inusual en un certamen de este tipo, más oscuro, pero queda lastradísima por los defectos ya comentados.

 

2 estrellas

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

La forma de escritura, plagada, creo, de americanismos -lo que no es nada malo, por cierto- no brilla y todo queda en un tono y ritmo lánguidos, pero eso podría ser un efecto buscado por el para acompasarse con el tema. Respecto del argumento y su resolución, todo es un tanto lineal, breve y sin mayores sorpresas.  Y por lo que hace al tema de concurso, la posesión, ésta es también un tanto leve y poco justificada. No se sabé por qué especial razón el parapsicólogo ocupa al protagonista ni por qué lo desocupa. Es agradable de leer, no obstante, y el tema resulta amable.

A mi juicio, le corresponderían dos estrellas.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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LCS
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Poblador desde: 11/08/2009
Puntos: 6785

Un buen relato que, quizá, no esté en el certamen adecuado. No acabo de ver de forma muy definida la posesión.  El texto puede que necesite alguna que otra corrección formal como cacofonías involuntarias (su vida estaba sumida; hacía unos días) o algunas comas discutibles. Como dato positivo me gusta el uso de las bicicletas como recurso.

Lo siento, compañero, pero no puedo darte más de dos estrellas ya que no creo que aborde del todo la temática del certamen.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 209184

La idea de la posesión accidental es ingeniosa. Además, rompe con la dinámica de que las posesiones sean deliberadamente nocivas. En ese sentido, me parece un relato muy meritorio. La imagen de las dos bicicletas es muy sugerente también y creo que es un buen eslabón para articular la historia.

Sin embargo, no me convence la ejecución. Me ha parecido muy reiterativa, me ha dado la sensación de no avanzar. Tampoco me convence que se nos den las explicaciones: hubiera sido mejor llegar a ellas. Poco a poco podría haber llegado la revelación al amnésico a medida que el espíritu del joven se fuera preparando para marchar. De ese modo, el lector podría participar de la evolución de la historia.

También me ha dado la impresión de que había bastantes repeticiones en la prosa, que por lo demás he visto muy limpia y solo con algunos dedazos.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Lis
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Poblador desde: 07/12/2015
Puntos: 209

Este es un concurso y, desgraciadamente, ni todos los relatos pueden ganar ni todos pueden formar parte de la antología porque compiten entre sí.

Si tuviera que elegir trece relatos entre los presentados al certamen para publicar una antología sobre posesiones, éste no entraría en mi lista de preseleccionados tras la lectura de todos ellos.

Es dudoso que se ajuste al tema de la convocatoria y además, por comparación con el resto, le costaría mucho más que a otros contribuir al éxito de la antología mediante una historia llamativa, calidad literaria o tirón comercial.

★★☆☆☆

Sin embargo, el autor o autora consigue ofrecer varias imágenes con sensibilidad, además de una pátina de optimismo y esperanza bien mezclada en su relato. Ojalá me permita leer otras de sus obras en próximas ediciones del concurso.

¿En qué puedo ayudarte?

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Repetición de la construcción luego + algo: luego de unos instantes, luego de desayunar, luego de cenar, luego de un instante, luego y sin que pudiera explicarlo, luego de sentir unas inmensas convulsiones… Uso extraño y poco apropiado de las comas.

Desde luego, hay posesión. Un espíritu que se resiste a morir e invade el cuerpo de otro, «minimizando» a su legítimo dueño. La historia va dosificando bien las pistas hasta que podemos reconstruirla a la vez que el protagonista. Un enfoque distinto, sobre todo en cuanto a lo positivo del desenlace. Que los chicos fueran parapsicólogos no parece ser muy relevante, si se hubiera hecho algo más de hincapié en ello habría servido para explicar cómo el alma de la chica lo encuentra, tal vez siguiendo a las bicicletas, que actúan en el relato como un buen hilo conductor.

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

La visión de las bicicletas es bonita, incluso diría que tiene algo de poética. Sin embargo, se incide tanto en ellas que luego desilusiona un poco el ver que no tienen más trascendencia en la historia, no son elementos motores ni impulsores de demasiado. El relato en sí tiene falta de ritmo (muy pausado), al que no acompaña mucho la prosa, que tiene ciertas repeticiones. No creo que la historia sea mala, pero al relato le falta saber llegar más al lector al contarse a sí mismo. Quizás algún giro más, que no sea que el protagonista "simplemente" se da cuenta de todo una noche de sueño.

1,5 estrellas

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Coincido con todos en la idea de que la imagen de las bicicletas encadenadas es sugerente y muy acertada, pero creo que la historia está contada de manera que le falta tensión, se ve como plana.

Yo también pienso que, por el tono del relato, parece más apropiado para otro tipo de convocatoria. En cuanto a la posesión, yo la encuentro algo “ligera”, como han dicho por ahí. Por lo tanto, le doy dos estrellas.

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