Novedades Marvel noviembre - enero I

La parábola del Brubaker pródigo, perretes infernales y un cierre apresurado

Soldado de Invierno: El invierno más largo

Tanto tiempo hablando del preocupante descenso de calidad en los guiones del Capitán América de Brubaker y resulta que, más allá de sus problemas familiares, el guionista en realidad estaba con los ojos puestos en las colecciones secundarias relacionadas con el personaje. Empezar a leer el primer tomo de Soldado de Invierno significa reencontrarte de sopetón con la trepidante intriga de aquellos primeros números de Brubaker a cargo de Capitán América, los de Aleksander Lukin conspirando aquí y allá.

En este caso el guionista nos cuenta cómo Bucky y la Viuda Negra rastrean las incógnitas que aún rodean los años que el primero vivió como Soldado de Invierno. De ese modo, la pareja de enamorados se toparán con otros asesinos que, como Bucky, fueron utilizados por los servicios secretos soviéticos. Butch Guice primero y Michael Lark después realizan una labor sobresaliente a la hora de plasmar las persecuciones ideadas por Brubaker.

Capitán América y Bucky

Aquí nos encontramos con un Brubaker diferente pero igualmente recomendable. No hay oscuras tramas de espionaje, sino flashbacks sueltos de Bucky en la Segunda Guerra Mundial y una aventura ambientada en el presente y protagonizada por Steve Rogers y Fred Davis, el segundo Bucky. Salvo esta última historia, que mantiene la ya clásica estructura de Brubaker “personaje olvidado del pasado que traigo al presente y lo aprovecharé más adelante”, las historias ambientadas en los años cuarenta cumplen a la perfección la -necesaria- tarea de conocer un poco más al Bucky adolescente. Justo lo que debería ser una colección comparsa como esta. El encanto de este tomo tiene mucho que ver, además, con el fantástico dibujo de Chris Samnee y Francesco Francavilla, que encaja a la perfección con las historias y el tono que Brubaker quiere dar.

Es una lástima que ni Brubaker (en este título sólo como argumentista) ni la temática de la serie continuaran más allá de este tomo, ya que, a partir de aquí la colección deriva en una suerte de “Capitán América & Friends” guionizada, eso sí, por un siempre solvente Cullen Bunn. Estaremos atentos.

El Poderoso Thor: Viaje al misterio 2

Qué bien mantiene Kieron Gillen el tono en esta serie, qué listo es. Ha cogido la idea feliz de Fraction de devolver a Loki a la niñez y está haciendo una colección insólita en Marvel (ya con el primer tomo todo el mundo lo vinculó a Sandman). En esta segunda entrega, el pequeño dios de la mentira tendrá que hacer frente a problemas leves (colocar la camada infernal de Garm, guardiana de las puertas de Hel) y a otros más graves (los reyes del miedo quieren aprovecharse de los estragos causados por La Serpiente en Miedo Encarnado).

Gillen hace una labor exquisita en ambos terrenos: se maneja con desparpajo en la comedia y también en la epopeya mística. Hay que destacar especialmente cómo cierra esa segunda aventura: hereda los modos y los dejes de los mitos clásicos y les da un giro ingeniosísimo y sorprendente en su ejecución. Una joyita.

Héroes de Alquiler: Objetivo Spiderman

Abnett y Lanning cierran deprisa y corriendo la trama central que habían preparado para su Global Frequency particular. Tras un choque de titanes (not) entre Paladín y Batroc con Spiderman y Satana de comparsas, el tándem de guionistas se ve obligado a apretar el paso y concluir la trama abierta desde el número 1 (quién estaba detrás del Amo de las Marionetas) en mitad del cruce con Miedo Encarnado.

Elektra, Mortaja y Gárgola aparecen en esta trama que tiene como villano adicional a un subalterno de Mister Miedo pasado de copas (por decirlo de algún modo) mientras Nueva York sufre el ataque de los Dignos. El último número, que hace las veces de prólogo a una inexistente segunda temporada, y el especial de Spider-Island son las últimas notas de una serie que debería haber gozado de mejor suerte y que sufre en su recta final por los imperativos editoriales.