Autora: Paola Andreyna Herrera H.
El amor que sentía Angélica, era un sentimiento absurdo, pero en realidad, era una “obsesión”, todos los días pensaba en Daniel, el chico más simpático que conoció en el grupo de música, donde el solía tocar la guitarra. Daniel la trataba como una amiga y nada más, pero el corazón de Angélica era un dolor punzante, que lo confundía con un flechazo de Cupido, en su cuaderno había las más grandes cursilerías monstruosas, dibujos de corazoncitos con su nombre de él y ella y una foto de Daniel, que era besado hasta gastar el color del papel fotográfico, con las canciones más románticas pensaba solo en él, le llamaba a su celular con numero anónimo, para escuchar su gallarda voz. Angélica estaba en el delirio febril de las alucinaciones, pensaba en robarle un beso en cuanto lo viera, pero lastimosamente en cuanto lo vio a Daniel estaba tomado de la mano de una joven, Angélica solo la mirada despectivamente, pensaba que era una arpía que quería robárselo al hombre que ella amaba tan celosamente.
Angélica se compró un libro de brujerías de amor, estaba decidida a que Daniel este a su lado. Tomo un hoja rosada y escribió su nombre de Daniel y de ella, lo unto con miel, pidiendo que sueñe Daniel con ella, y lo coloco bajo de su almohada, también hizo otras brujerías para que le resulte efectivo. Daniel empezó a sentir que quería mucho a Angélica, lo lamentable es que quería como a una buena amiga, a la que quería decirle las cosas que él hacía para su enamorada, como escribir canciones, entre otras cosas…
Angélica, no contenta con la brujería del amor que no le resulto, busco entre las antigüedades en el mercado algo interesante y encontró lo que no debía, un libro antiguo y viejo, este libro tenía las brujerías más sombrías como la oscuridad anunciando tragedias, en cuanto abrió este libro antiguo de hechicería, el sopor del amiente se hacía sentir, empezó a leer este libro, trataba en resumen del primer capítulo de lo siguiente:
Existía en el siglo XIX, una de las tantas brujas que existían en esos tiempos, muchas de ellas fueron exterminadas, quemándolas vivas, porque era un sacrilegio que utilicen magia que atentaba incluso a la religión. Esta particular bruja se llamaba Jezabel que practicaba brujería blanca, muchos hombres morían por ella y de verdad morían… la gente se alarmo por tales sucesos que muchos jóvenes y adultos e incluso ancianos se suicidaban en el nombre del amor que sentían por Jezabel, empezaron a especular que era una bruja y la debían quemar viva, pero Jezabel, había escapado, llena de odio se involucró en las arte más oscuras que se introducía a las profundidades del averno terrenal, hacia brujerías más inimaginables, pudo escribir las brujerías, antes de que fuera asesinada, todo porque una de sus seguidoras la traicionó, la quemaron, ahí se acabó la vida de Jezabel, algunas ocultaron las hojas manuscritas con algunas brujerías, lo transcribieron para conservarlos en el tiempo.
Angélica, estaba feliz porque lograría que Daniel se interese por ella solamente por ella. Había leído la invocación del viejo libro:
– Poderes subterráneos suban a mi encuentro, llenen mi corazón con su manto de sombras, sean huéspedes de la brujería infinita que traspase mi vida para absorber su esencia subliminal, y se llenen de energía para reproducirse y convertir el pasto verde en conservas de huesos y gusanos, y cubran el sol para que yo tenga el poder que se me otorga, para derrotar al más débil humano, perdiéndose en el mundo donde moran las almas. Por los poderes de *** dejarme ser la que te da poder si tú me das es poder, ¡oh poderoso ***! tocar este corazón es tuyo, tocar mi alma es tuya, pero dejarme ser tu instrumento de poder…
Un humo oscuro brotaba de piso de la casa de Angélica, ascendió es humo y se envolvían en las manos de Angélica penetrándose por los poros, ella estaba asombrada, pero no sentía miedo y mucho menos remordimiento. Empezó a hojear ese libro para buscar un embrujo de amor, encontró algo similar que trataba de “Amor en una frase” debía hacer esta brujería en la luna llena, así que decidió esperar unos días hasta que sea luna llena.
La noche tan esperada llego, Angélica se escabullo de casa, para ir al cementerio con todos los implementos indispensables de brujería… puso su manto negro en el suelo, coloco una vasija introdujo el mechón de Daniel, que le costó cortar sin que él se diera cuenta, encendió una vela negra y otra vela roja dentro de la vasija, se pinchó el dedo e hiso que caigan algunas gotas de sangre, haciendo una invocación que estaba en el libro, esta invocación estaba escrita en latín aun así lo leyó Angélica, después cogió el contenido de la vasija y lo guardo en una cajita, pero Angélica debía conseguir que Daniel le diga las palabras mágicas para concluir con la brujería, “Yo te amo” y el amaría con devoción interminable a Angélica.
Cuando lo encontró a Daniel en un lugar tranquilo de una plazuelita con la mirada perdida por algún pensamiento, Angélica irrumpió aquello, pidiéndole un gran favor, Daniel acepto, dependiendo de que se trate para ayudarla a medida de sus posibilidades. Angélica le pidió algo tan simple que le diga; “Yo te amo”, Daniel quedo sorprendido tan solo respondió lo siguiente: yo no puedo decirle tal cosa, tú sabes que yo estoy enamorado de María… Angélica contenía su enojo: sé que tú quieres a María, pero son solo palabras que puedes decirlo, como se lo dirías a ella o como si estuvieras leyendo un poema la frase “Yo te amo” no lo crees. Daniel se despidió sin decir nada más.
Entonces Angélica fue en busca de María y le invito un jugo, María al beberlo cayó al piso, Angélica huyo del lugar antes de que alguien la notara, el jugo contenía el elixir de la muerte, Angélica quito a su rival, había entregado el alma de María al todo poderoso del averno para darle más poder.
Angélica con esa muerte, se había dotado de más poder, lo utilizo para ser más bella y cautivar a Daniel, mientras lo consolaba de la muerte de María, lo embriago al desdichado, Angélica le pedía que le diga: “Yo te amo”, pero el movía la cabeza de un lado al otro para decir que “no”, Angélica causo un efecto visual, para que Daniel pensara que se trataba de María, por un momento creyó, pero su corazón sabía que ella estaba muerta y que solo estaba alucinando, así que se durmió, Angélica estaba ardiendo de ira, porque no conseguía su propósito, ni por las buenas ni por las malas, entonces pensó en torturándolo.
El amor que ella sentía la volvía tan impecable, Daniel encadenado en un bóveda tico casa donde se encontraban varias urnas de muertos, ahí estaba Angélica pidiéndole que le diga: “Yo te amo”, pero él se reusaba así que lo golpeaba con fieros, era vano, prefería morir antes que decirle lo que ella quería, porque no sentía absolutamente nada tal vez era amistad que yo no existía al saber sus deseos obsesivas y compulsivas. Angélica lo beso a los labios, y Daniel sintió repulsión, ahí lo dejo varios días, el podre Daniel, adolorido de los golpes, con un frío intenso y un hambre tan implacable, pero Daniel no sabía mentir mucho menos sobre sus sentimientos.
Angélica ya no era ella, era alguien cuyo corazón ya no lo tenía en el pecho debido a que se había aliado con las fuerzas malignas que no se apiadaba, Daniel no he doblego y aunque ya estaba moribundo nunca dijo lo que Angélica anhelaba tanto para cumplir su brujería. Hay algo que no se dio cuenta Angélica, que sus poderes iban mermando poco a poco, debido a que no lograba que Daniel la amara, cuando este ya no podía resistir más murió.
Angélica al verlo muero ni siquiera lloro, pero aun creía que lo amaba, infinitamente, de un instante a otro ya no sentía ese amor, solo miraba que sus pies se encendían en llamas, ella gritaba, corría ardiendo se hecho agua que estaba en una jarra, pero esto no apago el fuego por el contrario ella se estaba quemando nadie acudió a su auxilio. El alma de Angélica sucumbió a las profundidades del infierno…
Relato admitido a concurso.