Las fuerzas comienzan a flaquear. El cansancio hace mella. Las caras de los guerreros apenas se distinguen entre la sangre y el polvo. Pero en la arena de las Justas no hay lugar para el descanso. Coged aire. Tragad saliva. Esconded vuestro miedo. Arranca la Cuarta Ronda.
¿Cuántas veces habéis observado una escultura, una estatua, que os ha llamado la atención? “Qué bonita”, pensáis. “Qué espectacular”, decís sorprendidos. ¿Pero habéis pensado alguna vez en la historia que hay detrás de ellas? ¿Habéis pensando en el futuro que han dejado de vivir? ¿No? Pues ha llegado la hora.
- Vamos a colgar en cada duelo de esta ronda la foto de una escultura. Vuestra misión será darle una historia que vivir. Y como toda vida, deberá tener un pasado y un futuro.
- Imaginad que esa estatua es un ser vivo que, por el motivo que sea, ha quedado parado en el tiempo. Uno de los micros deberá contarnos la historia que llevó a ese ser o seres a estancar su existencia; su pasado. El otro micro deberá contarnos cómo continua su/sus vida una vez su tiempo ha vuelto a ponerse en marcha gracias a la intervención divina de los Jueces de las Microjustas; su futuro.
- El justero que escriba primero elegirá la parte de la historia de la estatua (pasado o futuro) que desee. Su rival deberá elegir la parte que quede libre. No es necesario que el relato explique el momento exacto de la conversión o liberación de la estatua, pero las historias deberán estar suficientemente relacionadas con la foto que os adjuntamos.
- No es necesario que la parte de la historia escogida (pasado o futuro) se vea reflejada en el tiempo verbal, que podrá ser pasado, presente, futuro, pretérito pluscuamperfecto, o lo que queráis.
- Las historias no tienen por qué estar relacionadas. Pueden ser completamente independientes la una de la otra.
-ATENCIÓN: Ya va siendo hora de que saciéis vuestra sed de pureza de raza. En esta ronda deberéis enfrentaros a justeros de vuestro grupo rival. Demostrad quién es el mejor.
-Los microrrelatos tendrán un máximo de 50 palabras, incluyendo el título.
-No se podrán editar los micros una vez colgados. Si surge algún problema, se avisará a los jueces y estos lo solucionarán en cuanto les sea posible.
-Solo dos micros por tema.
-No podréis enfrentaros (a no ser que sea inevitable) a los justeros con los que os hayáis visto las caras en la anteriores rondas.
-El plazo para subir vuestras creaciones termina el lunes 6 a las 22:00 horas.
- Y esta es vuestra estatua:
RONDA 4: Lucha en el tiempo. Batalla de grupos. ESTATUA 16 - COMPLETO - 101 1 - Leo Pardo 2
La casta
Se desembarazó, uno a uno, de los tristes recuerdos de la niñez: hambre, golpes, insultos, desprecios y muchas lágrimas. Se juró a sí mismo no volver a sentir nada parecido. Consiguió llenar sus bolsillos de billetes. Sobre todo, cuando lo nombraron Secretario General del partido.
Me ha gustado mucho la idea en la que se basa El último escritor. Convertir a esos niños en personajes nonatos que acosan a ese último artista me parece un concepto muy original, y la estatua está muy bien aprovechada. Casi puedo ver a esos niños atacando al pobre hombre antes de quedarse “congelado”. También creo que el ritmo que marca la presentación elegida, con párrafos escalonados, es idóneo para su fluidez. No sé si acabo de entender lo que el autor nos quiere llegar a decir con ese “Lo estaba” final, pero en cualquier caso es un micro que en su conjunto me ha dejado muy satisfecho.
La casta le da una vuelta de tuerca más a la presencia metafórica de los niños, que pasan de ser personajes a recuerdos. La verdad, chapeau a ambos por esas interpretaciones; geniales. En este caso, la narración nos resulta mucho más cercana que esa visión fantástica de su rival, contándonos la historia de ese político que rompe con sus lastres en una historia de resarcimiento (caiga quién caiga) Como decía, me gusta mucho el concepto con el que arranca, pero veo algo menos pulido su desarrollo. Creo que el corte que se da antes y después de “parecido” es muy brusco en la historia, y en la lectura parece faltar un paso intermedio que una esos momentos de la vida. Creo que ese es mayor peso de este relato; la sensación que dejar de “eslabón perdido” que afecta mucho en su fluir. Como historia, también la veo algo menos ambiciosa que la de su rival.
Mi voto para El último escritor.
Los dos autores enfrascados en este duelo apuestan por alegoría. 101 se acerca desde el pasado hasta el momento que representa esta imagen, y Leo Pardo, parte de ella para mostrarnos su futuro.
101 nos ofrece una apuesta metaliteraria bastante original. Convertir a tan pegajosos niños en personajes de ficción reclamando su derecho a la gloria, configura una imagen que no nos es ajena a ninguno de los que pululamos por este antro. La idea cobra fuerza si tenemos en cuenta que se trata de El último escritor, es fácil imaginarse a esa multitud de entes ficticios pugnando por un papel protagonista o una simple aparición. La estructura es correcta, tal vez con una frase central demasiado larga a la que le hubiera sentando bien alguna pausa. El título, como ya he dicho antes, refuerza la idea para hacerla más consistente.
Leo Pardo aborda la crítica social para continuar la historia de este hombre acosado por, en este caso, los fantasmas de su pasado. Unos fantasmas que nos descubren un pasado que no ha sido, desde luego, un camino de rosas. Tal vez sea ello lo que lleva a nuestro protagonista a su posterior falta de escrúpulos que, desde su posición política, ejerce para adueñarse del dinero de los sufridos contribuyentes. El título, igual que en el micro de su rival, viene a reforzar la idea que se desea transmitir, por medio de un sustantivo que todos interpretamos como el representante de la clase política actual. Creo, y para esto apelo a quienes tengan más conocimientos lingüísticos que yo para que confirmen o desmientan, que precisamente por ese tratamiento que se le da, La Casta, debería ir en mayúscula. A pesar de crear una imagen potente, me parece algo ingenuo enlazar ese pasado lleno de penalidades con el desahogo del que hacen gala nuestros dirigentes, pero esto no es más que una opinión muy personal.
Me parece que ambos relatos están muy igualados, tanto en la originalidad de sus propuestas, como en la factura de sus narraciones. Y ambos sacan un gran provecho de la escultura. Le voy a dar mi voto a La casta, por encontrarle con un mejor ritmo narrativo.
Me ha costado ubicar los micros en los tiempos que pedían las premisas.
El de Leo Pardo creo que es el más claro: lo veo en el futuro. La interpretación de la estatua creo que es original, muy metafórica. Quitarse los recuerdos de la infancia -encarnados en esos infantes- es una buena imagen. Sin embargo el resto del micro me dice poco. Un político sin moral que escala puestos hasta hacerse con el poder. Me gustaría haber leído algo más, una vuelta de tuerca.
Como relato, el micro de 101 me gusta más. Me parece muy ingenioso, con un toque oscuro que me pirra. El ritmo también me parece acertadísimo. Es muy buena la idea del escritor quitándose a bofetadas los personajes que le acosan, que ansían existir. Sin embargo, no acierto a ver ni pasado ni futuro en el texto. No sé si el escritor mutó en estatua, si la estatua en escritor... Me parece, más bien, un micro que se centra en narrar lo que la imagen le inspira. Desgraciadamente, además de eso, pedíamos un expresamente un futuro y un pasado, con la petrificación como punto de referencia.
Mi voto es para La casta, más ajustado (o más claro) a la hora de interpretar las premisas.
Un punto doble plus bueno pa la saca. Felicidades Leo.
¿No quedaba claro que estaba contado en pasado? Pues anda que no hay que hilar fino ni nada.
Un punto doble plus bueno pa la saca. Felicidades Leo.
¿No quedaba claro que estaba contado en pasado? Pues anda que no hay que hilar fino ni nada.
Muchas gracias, Habitación sin vistas. Lo tenía muy mal empezando con un punto en contra, y con un micro tuyo muy bueno. Haciendo una excepción, abandoné el lirismo por lo prosaico, y casi me chamusco. Para mí estaba muy claro que el tuyo era de pasado, pero...
Y muchas gracias a los jueces por sus valoraciones y los votos, en su caso.
Bueno, te invito a algo en la taberna para desearte suerte en la próxima ronda, que se me antoja diabólica por las primeras pistas.
Un punto doble plus bueno pa la saca. Felicidades Leo.
¿No quedaba claro que estaba contado en pasado? Pues anda que no hay que hilar fino ni nada.
Muchas gracias, Habitación sin vistas. Lo tenía muy mal empezando con un punto en contra, y con un micro tuyo muy bueno. Haciendo una excepción, abandoné el lirismo por lo prosaico, y casi me chamusco. Para mí estaba muy claro que el tuyo era de pasado, pero...
Y muchas gracias a los jueces por sus valoraciones y los votos, en su caso.
Bueno, te invito a algo en la taberna para desearte suerte en la próxima ronda, que se me antoja diabólica por las primeras pistas.
Gracias a ti Gatito La verdad es que la imagen de la estatua es una pasada de violenta, por Dios, un tío en pelotas pateando bebes Por eso quise ser tajante y contar la historia en tres partes diferenciadas entre los personajes enloquecidos queriendo ser los elegidos por el último hombre con imaginación, el mismo hombre tomando la determinación de cribar por las malas y la visión que los demás tenían de él, un loco pateando el aire. Más tarde decidí darles la razón a los demás y consentí que mi personaje estuviera loco. Todo en pasado, pero dejando claro que ahí se quedaba la cosa, en ese momento de máxima locura que justificase a la estatua.
Pero bueno, yo también agradezco las palabras de los jueces a los que después de todo les ha gustado el micro.
Y ese puntito de Rapso...
El último escritor
En aquellos tiempos de desidia creativa mundial, los personajes que nunca verían la luz lo acosaban. Querían existir. Todos.
Ser meticuloso ya no servía y tenía que cribar por las malas a tanto protagonista nonato.
Los que lo veían actuar así pensaban que estaba loco.
Lo estaba.
¿Qué hay en la habitación 101?