R1. Literatura y supersticiones: Contar palabras y Mark Twain - COMPLETO - Victoria para Gotas

50 palabras

Se curtió, con mejor o peor suerte, en cada microjusta que se le puso por delante. Tras incontables rondas, dardos y sortijas, su cerebro calculaba solo y hasta pedía el café con las palabras justas. Su discurso al recoger el Nobel fue el más breve que se recuerda. 

50 palabras juega con las palabras propuestas para el desafío, es un micro correcto pero se queda en demasiado expositivo, me falta historia.

Hacker nos presenta una historia más compleja, presentando primero la manía y luego la reacción del protagonista ante lo que considera un ataque. También me parece acertado presentar la manía no como algo malo, sino como algo que hace que el protagonista se sienta especial.

Mi voto va para Hacker.

50 palabras, es un microrrelato hasta el Nobel, claro está, en el que muchos nos podemos sentir identificados. Una edición intensa de Sortija, Dardos y buena suerte en las Justas  desquician, para bien o para mal, a cualquiera y, cuando se sienta a escribir uno puede que su cerebro solo sea capaz de moverse en ese recorrido corto. Me ha gustado y aprecio la originalidad del premio Nobel, aunque también hay que decir que si a un microrrelatista (no creo que lo vean mis ojos) le conceden un premio como este, su discurso debe ser acorde con el tamaño de sus obras. Un pero pequeño y maniático, hubiese colocado Cincuenta en el título.

Hacker, es un microrrelato original que muestra a un personaje desquiciado por un don que le hace sentirse especial, y claro cuando lo pierde…  Su fuerza radica en la psicología de ese personaje que de rey pasa a mendigo y a toda la proyección que el lector pueda realizar sobre ello. Si a esto le sumas la nueva actividad en la que anda enfrascado el protagonista, pues el coctel puede que lo devuelva a su singularidad, pero esta vez por la sombra del mal. Me gustó.

Analizados ambos micros y midiendo las palabras, me voy a decantar, sintiéndolo mucho por su rival, por 50 palabras, porque me he sentido más identificado al leerlo, porque dentro de la ficción de ambos micros me ha resultado más creíble y por la sonrisa que me ha arrancado su final.

Valdano ha muerto... ¡¡¡viva yo!!!

Ánimo Gotas, sigue así. Cuentas con todo mi apoyo y rencor para conseguir el Nobel. Mucha suerte.