Declaración
Oma Thalia regentaba la cantina y estaba enamorada del chico que hacía la limpieza, pero no se atrevía a decírselo.
Esa noche, tras salir el último cliente, se deslizó subrepticiamente en el aseo y escribió su nombre en la pared, frente al espejo del lavabo: OMA T.
Acrónimo metaliterario
Toda su experiencia como capo de la mafia resultaba inútil cuando se enfrentaba a sus majestuosos ojos vacíos. Era tremendamente hermosa en su macabro estilo, consideraba él. Ahora el destino le ofrecía una oportunidad, quizás la única. Mañana podría ser tarde.
Optó por responder a su desafío.