Un día, sin venir a cuento dijo:
- ¿Mi sueño? Olvidar la soledad de mis días. Olvidar que no he amado. Olvidar que no me han amado. Olvidar que la finalidad de mi existencia es hacer huir a los demás. Olvidar que soy dos trozos de madera. Olvidar que no soy más que lo que otros han hecho de mí. Mi sueño es poder ser capaz de construirme una vida lejos de lo que esperan los demás. Estoy predefinida, tengo un destino, pero mi sueño es acabar con él. Ser libre aunque sea cinco minutos. Me encantaría poder volar, poder correr, poder sonreír. No puedo sonreír, no puedo llorar, no puedo alzar mis cejas. Soy madera. Mi sueño es conseguir que esa madera horrorosa y fea que asusta se convierta en algo maravilloso a ojos de alguien.
Esta vez fue el espantapájaros quien se quedó mudo. No tenía palabras para contestarla. Ahora entendía su soledad, entendía su tristeza. Quería encontrar algo imposible. Quería conseguir lo inalcanzable. Quería ser más de lo que es… y eso es imposible.
El espantapájaros se sumió en un largo momento de reflexión. ¿Y si la idea no era tan descabellada? ¿Y si realmente era lo que él mismo quería hacer? Siempre se había estado quejando de su vida, de que constantemente veía lo mismo, siempre rodeado de lo mismo, siempre la misma rutina. Quizá lo que decía ella estaba bien y debía luchar por cambiar e ir a contracorriente. No lo sabía. No sabía que hacer.
Pasaron más días. El espanta pajos no había vuelto a hacer ningún comentario. De vez en cuando la miraba y solo alcanzaba a ver esos ojos cada vez más melancólicos que le suplicaban ayuda.
Un día se armó de valor y le dijo:
- Yo te apoyo. Yo voy a estar aquí contigo siempre, ¿no soy un espantapájaros? Pues siempre me voy a mantener aquí contigo. Iré donde tu vayas y te apoyaré en aquello que desees. Si te caes en tu intento de conseguir tu sueño, de ser feliz, te estaré apoyando, lucharé contigo para que puedas olvidar. Te haré olvidar lo que eres y tu función. Olvidaremos juntos para lo que hemos venido al mundo y reescribiremos entre los dos nuestra vida. Ya no estás sola. Ya puedes olvidar tu soledad porque no la necesitas. Te voy a enseñar poco a poco lo que he ido descubriendo de mi alrededor. Las cosas que a mi me parecen normales y corrientes, te las voy a explicar para que las veas y entre los dos seamos capaces de imaginarnos mundos inigualables.
Ella le miró. Él vio como se llevaba la mano al pecho y sacaba una cosa. No sabía que era, pero lo recogió igualmente.
-Guárdalo. Es tuyo. Ahora mismo te lo has ganado. Ayúdame a conservarlo y que no se rompa y jamás me voy a separar de ti. Nunca. Gracias por hacer lo que vas a hacer, gracias por esperar aquí una respuesta mía. Gracias por escuchar mi reflexión cuando lo necesitaba, cuando necesitaba decírsela a alguien. Gracias por todo. Sé que con tu apoyo voy a ser capaz de conseguir lo que quiera. Lo noto en tus ojos, en tu mirada, lo siento. Sé que voy a ser feliz, que voy a conseguir ser algo más de lo que esperan y que gran parte de lo que consiga va a ser gracias a ti y que siempre estarás ahí como un buen espantapájaros. Quiero que seas mi espantapájaros. Siempre.