Coediciones

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Patapalo
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Al final, como había amenazado, me he cascado una entrada en el blog:

http://www.ociozero.com/blog/2690/edit-ando/19071/autoediciones-coediciones-y-ediciones

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Nachob
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Mi experiencia con la autoedición fue, como casi todo en la vida, agridulce.

Yo en aquellos tiempos me veía muy alejado de los circulos editoriales y de la calidad que presuponía en ellos. No he recibido nunca ninguna oferta de coedición en el sentido del que hablaís, pero quería hacer algo despues de ese primer año de feliz encuentro con este mundo y los compañeros que lo pueblan. Necesitaba darle un colofón, un broche.

Me informé, vi que existía ese mundillo de la seudoedición, y, por la experiencia que contó un compañero y la que me han dado los años de talego, supe que no me podía fiar, pues todo es negocio (o como dice House, everybody lies).

Aún así quise dar el paso y trate con ellos  como lo que son, empresas que ofrecen servicios de edición. Tu pagas, y ellos hacen lo que contratas. A pesar de ello, me resultaron un poquito farrulleros. Claro, juegan con un producto que conlleva mucha implicación emocional y lo saben.

Aún así, con sus más y con sus menos, fui luchando por alcanzar mi objetivo: publicar los relatos que escribí ese año, controlando y cuidando el resultado lo mejor que supe. Acerté en algunas cosas, como los ilustradores, estupendos, los maravillosos prologuistas y la calidad material del libro. Fallé en otras, como no haber contratado a un corrector que puliese esos 'problemillas' que tengo con los acentos, y que maquetase correctamente los relatos.

Cuando lo recibí me sentí orgulloso, y decidí que quería compartirlo, así que mi forma de buscar lectores y comentarios fue regalar el libro a quien se comprometiera a hacerlo. De ese modo conocí a nuevos y estupendos compañeros. También lo mandé a cuanta página se me ocurrió, con mayor o menor fortuna. Hubo quién se apiado de mí y mi descaro, y hubo quién simplemente ignoró mis correos. Allá ellos, les espero en la siguiente reencarnación. Me hice un blog dónde plasmé todos estos comentarios y reseñas, de un modo bastante artesanal, y he de reconocer que durante los primeros tiempos disfruté mucho con ello. Las críticas eran buenas y yo me ilusionaba y animaba con ellas. De hecho, se lo he seguido dando a algunos compañeros nuevos que me lo han pedido, y sigue haciéndome ilusión recibir sus comentarios, reseñas y opiniones (es lo que queremos, ¿no?, ser leidos)

Teneis la página en mi firma, por si teneis curiosidad.

Más tarde, no sé si por circunstancias de la vida, agotamiento mental o simple período de bajada, mi producción ha decaido bastante en calidad y cantidad. Probablemente una simple etapa. En todo caso, tras esos momentos comprendí que tenía que buscar una nueva senda. Buscar lectores de otro modo. En definitiva, salir al mercado.

Hoy en día gran parte de esos relatos y algún otro posterior están comprometidos con una editorial para ser publicados. Hasta cierto punto, y es mi noñeria de siempre, me parece como una pequeña traición al espiritu de ese primer libro. Pero imagino que para crecer hay que progresar, buscarse un sitio donde poder conseguir nuevos lectores, nuevos intereses que llenen el motor y las ganas de seguir escribiendo.

Tengo algunas antologías más en cartera, pendientes de ser mandadas al frio mundo de las editoriales esas de verdad, de las que te juzgan y te rechazan. No estoy con mucho animo, lo confieso, y ahora me meto de nuevo en la cocina de las emociones del protoescritor que soy (¿recórdais los post de OJ, como"Odio la fantasía..."?). Sé, y mi cerebro lo tiene claro, que Pedro tiene razón cuando dice que se trata de perseverar. Pero por otro lado también es cierto que de nada sirve saber que al final del camino hay un gran banquete si no eres capaz de conseguir el sustento imprescindible durante el camino. Es fácil morir de inanición, porque la promesa de comer no alimenta. Y los protorcillos necesitamos nutrirnos. Ya sabéis de qué. Llamadlo, orgullo de padre/creador.  

Pero también llevar tiempo en esto te hace más sufridor, te da más aguante, hay que reconocerlo. Y, en el fondo, acabas dandote cuenta que realmente dónde estás bien es en el camino, con sus derrotas y dificultades, pero también con sus pequeñas alegrías y la hermosa compañía. Por eso, llega un momento donde lo único que quieres es seguir caminando, escribiendo, soñando...

¿Sacaré más antologías? Sólo el casquivano dios del azar y el mercado lo sabe. Buscaré nuevas formas de llegar a los lectores, seguiré participando en certamenes tentando a la suerte, y compartiré con vosotros dichas y pesares. Y, si lo intangible lo quiere, volveré a escribir, a buscar ese relato perfecto, a sentirme vivo y pletórico embriagado de creación, sin saber si me esperan laureles o un simple palo que chupar en un charco. Y puede que entonces  llegue a acariciar 'lo sublime'. Aunque sólo sea un poquito. 

 

 

 

PD: Y pasaros por la sección de relatos de la página, protorzuelos, que ya os vale, que no apestamos... ¿O sí?  

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jane eyre
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Tienes razón en todo... y en lo de que tenemos la sección abandonadilla, también.

 

 

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