Por ahí os dejo un correillo que me llegó en el que se habla del libro de Virginia (nuestra Nini). Parece que a la gente le está dando bastante fuerte
El autor del mensaje no lo fima. ¿Será un megafan, un loco enamorado?
Niña, ¿tú sabes algo de esto?
En cualquier caso, yo seguí la cadena
Últimamente me llegan al correo tantos mensajes de esos que se denominan “hoax” que he pensado seriamente en ponerme un filtro anti-spam con guardias de seguridad, perros, zanjas, vallas electrificadas y torretas de seguridad cada cien metros. Qué hartazgo con los mensajes de la niña que sufre una enfermedad incurable y necesita que reenvíes el mail para curarse milagrosamente, el niño cuyos padres amenazan con venderle al Circo Ruso a menos que consiga que el mail dé cien mil vueltas al Globo en menos de dos meses, y la dichosa cadenita de “o lo reenvías a más de treinta contactos o no volverás a tener relaciones sexuales en tu vida, se te caerán las orejas y la nariz, la bruja Lola te perseguirá en sueños con un tanga de leopardo e intenciones aviesas, y te tocará la Lotería pero te atracarán de camino al banco y te meterán el resguardo como se meten los supositorios de glicerina. Y encima te gustará”.
Pero luego pensé: qué leches, si este tipo de correos de “el angelito de la suerte de Bujumbura te dará todo lo que desees si lo reenvías a quinientas personas, y si no te perseguirá tocando la campanita hasta que mueras de un ataque fulminante de Cóclea Agónica” se siguen extendiendo por la red como piojos en una escuela de Primaria, ¿por qué no hacer uno que realmente diga algo interesante? Uno que sirva para algo, y no sólo para que su creador se parta la caja torácica de la risa al ver a millones de personas reenviando su mail de “los duendecillos del bosque perdido de Sherwood te protegerán siempre y te harán mimos y lo que no son mimos por las noches si no rompes la cadena, pero si la rompes te sodomizarán todas las tardes de cinco a siete” como si no hubiera un mañana.
Así que aquí la tenéis, para todos vosotros: La Cadena de la Muerte (Öiga).
¿Que por qué ese nombre, y por qué este tema para mi primer hoax (chispas)? Bueno, pues porque llevo años devanándome los sesos para intentar descubrir en los foros de Internet por qué demonios hay libros que son francamente patéticos y que sin embargo venden como si fueran donuts rellenos a la puerta de un colegio de hipoglucémicos, mientras que otros son simplemente magníficos y no es que no se coman un rosco, es que mueren vírgenes y mártires en las librerías. Y por mucho que insistas en decir y repetir hasta la saciedad “no leáis esa mierda, leed esto que es cojonudo”, pues no hay manera de que el rebaño de lectores haga otra cosa que no sea leer lo que lee el resto del rebaño. Y como me parece injusto que haya autores muchimillonarios que no escriben una zorra mierda y se limiten a imitar la idea que otro ya ha imitado antes con notable éxito de público (a la crítica que le den), y otros que caen en el más absoluto olvido pese a darles cien mil vueltas y media en un mal día, con resaca y con una mano atada a la espalda, pues he escogido el último libro que he leído y me ha parecido más que bueno y lo he elevado al estrellato hoaxiano, a ver si con este pequeño experimento conseguimos darle en las narices a aquellos que dicen que no hay autores españoles buenos, que en España no se escribe calidad salvo (inserte nombre de escritor Planeteado y editorialmente mimado aquí) y que en las librerías los únicos libros que merecen la pena son los que están escritos por autores extranjeros de nombre impronunciable.
El librillo en cuestión se titula “La Elegida de la Muerte (Öiyya)”, es de una autora española que responde al curioso nombre de Virginia Pérez de la Puente, está publicado por Ediciones B y no es que sea bueno, es que es lo siguiente. Y eso que a mí la fantasía épica me la refanfinfla bastante, pero tengo que reconocer que esta novela me ha gustado tanto que me he puesto a pensar si sería justo que, como ha ocurrido con otros autores de marca nacional, la chavala ésta acabase enterrada en el olvido y tapadita con la manta de los miles de autores cuyo mérito es únicamente tener un nombre menos castizo. Porque escribe bien, la jodía, y si ha conseguido que yo me lea una novela de fantasía tiene que tener algún poder mágico o esotérico, que a mí el Tolkien, el Martin y sus compinches me hacen la misma gracia que los susodichos duendecillos del bosque y, sin embargo, esta novela me la he tragado sin empujar con pan (y amenazo con repetir). Así que he cogido la portada y he dicho: “Hala, chaval, a extender la Palabra, a ver si salvamos el panorama literario español y nos dejamos de soplapolleces americanas, suecas, indias o húngaras que no nos van a levantar el PIB ni el ánimo ni nada de nada. Salvo que nos gusten los duendecillos, claro.”
De modo que ya sabéis: libro, bueno, lectura, entretenido, la leche en bote, a leerlo, ya. Basta de biografías no autorizadas de personajes anfibios, del cómo escribí la historia de mi vida sin saber escribir una caca, de libros clónicos cuyo ADN se va deteriorando con cada nueva versión y del último capítulo de la azarosa existencia de Belén Estéban. Basta de vampiros vapuleables, licántropos depilados, manuscritos de Leonardo DaVinci, teorías conspiranoicas eclesiásticas, muertos con problemas cutáneos, hermandades secretas, niños magos y héroes de músculos abultados que vencen al Mal Tenebroso con la sola ayuda del Palillo Único. Literatura española de calidad YA.
Y recordad que si no reenviáis este mensaje a TODA vuestra agenda de contactos (he dicho TODA) no volveréis a tener relaciones sexuales, se os caerán las orejas y la nariz, la bruja Lola os perseguirá en sueños con un tanga de leopardo e intenciones aviesas, os tocará la Lotería pero os atracarán de camino al banco y os meterán el resguardo como se meten los supositorios de glicerina y encima os gustará, el angelito de la suerte de Bujumbura os perseguirá tocando la campanita hasta que muráis de un ataque fulminante de Cóclea Agónica, y los duendecillos del bosque perdido de Sherwood os sodomizarán todas las tardes de cinco a siete.
Neh, me llegó y la reenvié porque me hizo gracia y porque me viene bien, sajodío
Si es un enamorao, que dé la cara, que no ando sobrada de ellos precisamente
www.virginiaperezdelapuente.com
elsegundoocaso.blogspot.com.es