Estaba ayer pasándome por un taller de teatro donde un colega trabaja (o más bien hace el gilipollas), cuando este me pide que me encargue de uno de los críos a los que tienen entretenidos durante el verano, que ha de hacer no sé que mierda. Me quedo con la niña en cuestión, veo que tiene un juguete de un león, y le pregunto (por entablar conversación y tal) si le gustan los animales, ella me dice que tiene una perrita, le pregunto si se porta bien y me suelta la niña que sí, porque la perra es su novia. A esto me quedo con la típica cara de subnormal mientras indago si me está tomando el pelo y me dice que la perra le da besitos en el chumino (con estas palabras la muy petarda). Le digo que la voy a llevar a la hoguera por bruja, y para excusarse me tranquiliza diciendo que ella no le da besitos al chumino de la perra. Le pregunto yo, "¿y en la boca?", se lo piensa (del plan "me he lavado los dientes") y me dice que no. Le digo que vale, que entonces todo está bien, y la mando con el otro para salir de allí cagando leches.
Y es que putos jovenzuelos, a mí nunca se me ocurrió enseñar a mi tortuga a hacer algo del mismo palo.
Está comprobado que aproximadamente el 78'3% de las mujeres solteras y el 14'9% de las casadas que se compran un perro es para tener algo de carne y hueso con lo que follar a gusto.
Xoso vive en un mundo post apocaliptico (...) y recorre en su motocicleta steampunk la desolada tierra acompañado por Pérez Reverte... [1]