«Algunos críticos hablaron, en su momento, de exceso de imaginación, de lirismo y adjetivación, en una época en que la originalidad creativa, que a ella le sobraba, era más bien escasa. Y aún se siguen repitiendo algunos de estos juicios, lo cual, en mi opinión, no es sino olvidar sus múltiples aciertos. Ana María Matute ha sido capaz, a lo largo de cuarenta años, de crear un mundo narrativo propio y esta originalidad, que le reconocen también sus críticos, es lo que conforma el mundo de los grandes escritores.
Pero, además de escribir bien y ser original, el escritor debe ser auténtico. Esto, que la autora vio con claridad meridiana como cualidad imprescindible del verdadero arte, es también, en nuestra opinión, la piedra angular sobre la que se alza la obra de los verdaderos artistas. Aquellos que son capaces de decir lo que de verdad quieren decir y no lo que las censuras, el mercado o las modas les exigen que digan.»
Redondo Goicoechea, Alicia: Ana María Matute.
Aunque volvió a tener cierto renombre entre el gran público a partir de la publicación de Olvidado Rey Gudú, creo que es una de las escritoras más injustamente olvidadas. Hay un libro, Los niños tontos, que es una auténtica obra maestra.
Bastante inútil