Sobre el reciclaje (artículo)

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Anónimo

Si quién contamina paga ...
¡Quíen recicla ha de cobrar!

Jon MCGorron


Manresa, febrer de 2010
¿Hasta cuando los actuales movimientos ecologista/vecinales dejaran de jugar el santurrón y estúpido papel de departamento gratuito de marketing de la última mutación capitalista: el eco-softfascismo?
Tesis:
1ª- Tenemos un marco económico, legal y fiscal que global, estructural y racionalmente estimula el despilfarro asociado a la lógica comercial- publicitaria y, por ello, es un gran incentivador de la producción de residuos. Proceso en el cual las empresas muy, pero que muy privadas, obtienen incuestionables beneficios económicos a partir del contravalor “degradación ambiental”.
2ª- Por imperativo físico se impone una evidencia: usar y tirar tanta materia y energía tiene unos impactos ambientales crecientes y, a largo plazo, insostenibles.
3ª- La oscura intuición entre la ciudadanía de la existencia de peligros y amenazas asociadas a la contaminación y la destrucción irreversible del medio ambiente genera una difusa ansiedad. Uno de los objetivos clave del CC-P será canalizar esta ansiedad hacia actividades compulsivas y psíquicamente gratificantes que reconstruyan virtualmente una percepción de seguridad. Estamos hablando de una vasta operación de intoxicación que tiene por objeto el permitir una descarga de ansiedad sin que ésta produzca efectos potencialmente peligrosos para La Corporación. El objetivo último será difuminar todo potencial de conciencia y acción cívica ecológicamente coherente, políticamente crítica y económicamente subversiva. El CC-P ha encontrado en el reciclaje uno de esos rituales mágicos y exorcistas de todo mal ecológico mediante el cual la ansiedad ante la degradación ambiental se transmuta en unos rituales masoquistas y estereotipados, tales como:
a) Penitencia necesaria y en pro de la salud planetaria*: el CC-P culpabiliza
y apela a la sensibilidad ecológica de la población para que ésta realice un
trabajo gratuito y desinteresado separando y acarreando a los distintos contenedores los diferentes materiales. Así como se pide a los ciudadanos *responsables y solidarios *que incrementen significativamente el espacio
de sus viviendas -caro y escasodestinado a la selección y almacenaje
de residuos. En suma, en un contexto en el que todos y todo se rige por la
lógica mercantil del beneficio, se pide que los ciudadanos sean los únicos
que actúen con la lógica opuesta del sacrificio.
b) *Socialización de costos*: los ayuntamientos ofrecen gratuitamente
espacio urbano (económica y funcionalmente muy valioso) para el emplazamiento de más y más contenedores de todos los colores y han de asumir en la práctica muchos más costes directos e indirectos generados en el tratamiento de residuos. Estos costes son sufragados en gran parte vía impuestos. Además de los económicos, existen otros costes funcionales que también han de ser estoicamente soportados por todos en bien de los
equilibrios cósmicos e interplanetarios: pérdida de espacio urbano, ruidos, malos olores, contaminación visual, etc.
Síntesis:
Como consumidores pagamos y alimentamos la expansión de la publicidad
y el incremento de envases y embalajes y como ciudadanos hemos de continuar pagando y trabajando gratuitamente en bien de la galaxia.
El efecto final es devastador: al mismo tiempo que se extiende el reciclaje
hay un constante aumento en la producción de residuos por cápita y
se incrementan las tasas e impuestos para su tratamiento. Esta imagen es
digna de Marx (Carlos no, Groucho): ¡Estamos subiendo unas escaleras
mecánicas que bajan a mucha más velocidad!¿Otras opciones?
1) Cobrar como ciudadanos el trabajo y los servicios que como ciudadanos
prestamos para disminuir los impactos negativos generados por actividades
económicas privadas. Esto, por supuesto, si no queremos seguir desempeñando nuestro tradicionalmente estúpido papel. Se puede y debe fijar un precio por kilo de las diferentes materias recuperadas. Precio arbitrario, ecológica y políticamente acordado por la ciudadanía, que deben
recibir organizaciones y entidades ciudadanas representativas (AAVV,
distritos, ayuntamientos, etc.) y poder así incrementar sus recursos netos
para la mejora ambiental y social de sus entornos directos, concretos y
palpables.
2) Si esta medida se acompaña de una congelación en las tasas de recogida de basuras, cobrar como ciudadanos el reciclaje implica que como consumidores encarecemos sensiblemente los envases y embalajes: esta vía implica técnica y económicamente estimular estrategias y lógicas comerciales realmente más ecológicas.
3) Como es fácil suponer, los puntos anteriores serán quimeras en tanto en
cuanto la ciudadanía organizada sea incapaz de organizar con razonable
éxito auténticas huelgas contra el actual sistema de recogida selectiva.
Para refuerzo y ampliación de argumentario en total sintonía con artículo:
“Basuras: si pago, no separo” (http://www.
rebelion.org/noticia.php?id=98137) me
remito al apartado “PAUSA PUBLICITARIA
(I): EL TIMO DEL RECICLAJE” pág. 35-37,
del libro “CONSUMO, LUEGO EXISTO. Poder,
mercado y publicidad” (http://www.
letra.org/spip/IMG/pdf/Consumo_Luego_
Existo._Poder_mercado_y_publicidad.
pdfo http://www.somnisdesperts.org/pdf/
consumoluegoexistopodermercadoypublicidad.
pdf)
Algunos de los párrafos han sido extraídos
de estos documentos

http://www.berguedallibertari.org/pesolnou/wp-content/uploads/pdf/46.pdf

lo lei hoy en el periódico anarquista "el pèsol negre". me pareció interesante la reflexión.

saludos

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Patapalo
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Pues la verdad es que es muy interesante, sí. Yo siempre he pensado que deberían meter mano a las empresas de publicidad (me parece un atentado contra mi espacio privado el encontrarme catálogos y catálogos a color en mi buzón todas las semanas, y octavillas todos los días), pero supongo que el libre mercado no lo deja hacer sin que alguien se rasgue las vestiduras.

Luego, es cierto, parece que la gestión de residuos es una lucha contra marea: te rompes los cuernos para separar todo bien y luego ves reportajes donde tiran todo en cualquier lado. Haría falta un sistema más racional, pero, de momento, nos tenemos que limitar a aprovechar lo que hay: evitar el consumo excesivo de embalajes, dar usos alternativos a las cosas, etc. Desde luego, confiar ciegamente en que otro resuelva las cosas no sirve de gran cosa.

Por cierto, ¿qué proponen concretamente en este periódico? ¿Absentismo? ¿Manifestaciones? Porque no veo que vaya a solucionar nada.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Angus1976 (no verificado)

pues hacen la critica esta de que tu trabajas, gastas tiempo, espacio, etc. para que después se beneficie la empresa de reciclaje de turno, o que no sirva para nada, o que es una hipocresia que se haga pagar al que contamina, y que el que recicla no reciba nada a cambio, ya que el medio cada dia esta peor.

yo interpreto que lo que proponen es hacer "boicot" al reciclaje este que montan los ayuntamientos, y nada la tipica filosofia de consumir menos, reciclar al máximo en el sentido de hacer cosas útiles de cosas inútiles, etc. pero más que nada lo veo como una denuncia.

saludos

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