Por la mañana fui a los Lagos de Covadonga con un compañero de clase. Subimos en coche con un matrimonio que nos recogió casi al principio tras hacer autostop... casi hasta arriba, porque resultó que al final la carretera estaba helada y ellos y los dos que venía detrás tuvieron que marcharse.
Empezamos a caminar, pero los 20 cm de espesor nos ralentizaban, y a la hora y media solo habíamos hecho como unos 5 km... así que decidimos volver por la montaña...
Y a mi compañero le dio por subir a un pico a tomar por el culo (el de la foto) hecho ya cuando estábamos casi al lado. Aquí la capa de nieve rondaba los 50 cm, llegándonos a la rodilla en varios puntos; por los que caminábamos sobre las piedras enterradas en donde veíamos los arbustos.
Por fin llegamos y pudimos comer a eso de las 15 00 (habíamos empezado a subir esa zona a la 13 00). La verdad que el paisaje genial.
Al fondo podéis ver el camino y un refugio que había de 3 plantas,para que os hagáis una idea. Y comenzamos la bajada. Al principio genial, porque yo iba de culo en plan trineo, y no era cansado... pero... empezó a soplar el viento, de modo que nos metimos por una cara que tapaba, porque el viento nos empujaba y movía.
Ahí fue cuando nos ponemos a bajar, yo delante, y en una de estas me entra la pierna hasta más de la rodilla y caigo de frente, quedando mirando a un desfiladero de unos 8 metros... y yo acojonao... ya no podía subir, mirá hacia arriba y vi que me era imposible porque era una verticalidad de casi 90 grados, cubierta de nieve, sin salientes y todo plantas... ahí fue la primera vez que pensé que me moría hoy.
Bajé dos metros más y llegué al tope del desfiladero.. miro hacia abajo... y unas piedras... miro para arriba y pienso... ¿cómo salgo de aquí? Creí morirme... miré a la izda y vi un árbol grande..., me doy la vuelta mirando a la nieve, quito la que hay y me cojo a unas hierbas largas para poder hacer fuerza y camino lentamente hasta el árbol. Me giro como puedo, cojo la rama gorda con las dos manos y empiezo a deslizarme hasta pillar otra y llegar al cruce de dos, donde ya consigo estabilizarme mejor y me deslizo por el tronco como puedo hasta una raiz que sobresalía. Luego bajó mi compañero, aunque le dije que buscara otra salida.
A todo esto... al caminar me iban dando calambres, desde que me deslicé en plan trineo... por lo que tenía a veces unos dolores horribles en los dos muslos... falta... ahí fue cuando empecé a pensar que no podía salir sino venían a buscarme...
Seguimos bajando ya sin problemas, salvo los hondos agujeros escondidos entre la nieve, donde temíamos caer por uno amplio. Yo ya no podía más, estaba agotado agotado y pensaba que no volvía a ver a mi churri y que me moría... porque realmente ya es que estaba al límite.
Por fin vimos un cartel de ruta... pero estaba tan nevado todo que el camino se perdía, así que tuvimos improvisar y seguir bajando... y ya cuando vi las casas refugio... ahí ya dije... ¡¡DIOS, POR FIN!!
Me senté en una y me cambié de calcetines y pantalones... las botas estaban caladas hasta dentro... y a mitad de camino, me dio por mirarme y resulta que tenía sabañones en los tobillos por la nieve que se me había metido dentro, pero como los tenía anestesiados por el frío, ni me enteraba.
Llegamos al lago Enol y empezamos a bajar y entonces aparece un coche que baja y le hago autostop, le pongo las manos en posición suplica... y nos baja hasta Cangas de Onís...
Arriba a la derecha un punto rojo, donde comimos y empezamos a bajar... nos montamos en el coche como a las 17 00
No sé, tío. Resúmelo.
Nature abhors a gradient