Fort Navajo
Hablamos del primer cómic del teniente Blueberry, el personaje creado en 1963 por Jean-Michel Charlier y Jean Giraud, que cuenta con colores de Claudine Blanc-Dumont en la edición de Dargaud
Uno de los cómics más emblemáticos del salvaje Oeste es, por méritos propios, el creado por Charlier y Giraud en 1963 (unos cien años después de la Guerra de Secesión): Blueberry. Habiéndolo devorado desde niño, tenía muchas ganas de abordar la serie completa en orden cronológico. Así, me hice con el primer tomo, Fort Navajo, y he aquí mis impresiones.
Aunque lo primero que me ha llamado la atención ha sido el estilo, que no se ve todavía asentado (suele resultar extraño abordar un primer número cuando se conoce a lo que ha llegado la serie), hay que señalar que la colección empezó ya con mucha fuerza, sobre todo en el plano narrativo. Llama la atención, de entrada, cómo el guión de Charlier va hilando los grandes tópicos del género con mucho acierto.
Así, arrancamos con un oficial atildado, todo un caballero que sale de West Point (la célebre academia militar) destinado a Fort Navajo y empieza su andadura con un encuentro en un saloon: partida de cartas, pelea a puñetazos y la presentación de su inesperado compañero de andanzas, otro oficial (nadie lo habría dicho por su aspecto desaseado) que no es otro que, evidentemente, Mike Blueberry.
La rivalidad entre estos dos jóvenes oficiales va a servir de hilo conductor, un poco como en Zulú (la película de Cy Endfield, 1964), y va a articular una trama en torno a un alzamiento de indios apaches contra los colonos blancos, con aparición estelar de Cochise. El conjunto es muy interesante, con tiroteos, persecuciones, escolta a una diligencia en la que irá, como no, una bella joven, cargas de caballería, etc. Falta ese punto redondo de cómics posteriores y en ocasiones da la impresión de que se concatenan demasiados elementos, como si hubiera demasiados homenajes a poner en marcha en tan pocas páginas, pero globalmente funciona muy bien. Es posible que también el haber sido concebido como formato serial pesara en el empaque del guión.
Lo más interesante es ya, sin duda, el poso de crítica a las injusticias sufridas por los pueblos originarios americanos, no solo puestas de manifiesto en la actitud del propio Blueberry, sino también a través de interesantes personajes secundarios. Sobre el protagonista hay que añadir que su perfil está ya muy bien definido, tanto desde un punto de vista psicológico (ese héroe con su punto de ironía, lejos de los excesos del caballero de blanca armadura propio de la época, que le valdría ser tildado incluso de antihéroe) como en cuanto a la apariencia física: el dibujo de Giraud nos muestra ya un aspecto carismático y único, inspirado, al parecer, en los actores Jean-Paul Belmondo y Charles Bronson.
Así, Fort Navajo es un cómic muy dinámico y entretenido, con un fondo mucho más rico, tanto por el contexto histórico como por la crítica social, que el de los clásicos cómics de aventuras de la época y que sienta las bases, con acierto, de lo que será posteriormente la serie. Un muy buen arranque.
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