Fragmentos de terror
Reseña del suplemento para el juego de rol La llamada de Cthulhu de Joc
Fragmentos de terror fue el primer suplemento publicado en España para La llamada de Cthulhu. A día de hoy, aunque su lectura es entretenida, es una rareza que puede aportar poco a los jugadores y a los guardianes.
El motivo principal es que la mayor parte de los artículos de ayuda que presenta han sido integrados en el manual básico en las ediciones posteriores. Por ejemplo, la recopilación de hechizos aparecidos en módulos que en su día ni siquiera habían sido editados ahora no tiene mucha razón de ser. Lo mismo puede pasar con los animales salvajes u otros materiales de apoyo.
Descartado este material, nos quedan dos añadidos: las aventuras y las curiosidades recogidas en Fragmentos de terror: un poema de Lovecraft (Némesis), un curioso artículo sobre la ubicuidad de los Mitos de Cthulhu que los relaciona con religiones reales, un artículo sobre la fisionomía de los grimorios... aportan detalles que siempre resultan agradables como lectura e interesantes para conseguir la atmósfera que toda partida de La llamada de Cthulhu debería tener, pero tampoco son trascendentales o únicos.
En cuanto a los módulos, el primero, La amenaza subterránea, es de una sencillez absoluta. Bebe muy fielmente de las historias de Lovecraft y es canónico hasta en su ambientación de Nueva Inglaterra. Como aventura de fogueo, tanto para el guardián como para unos jugadores inexpertos, sirve sobradamente, pero ahí terminan sus aportaciones. La complejidad argumental brilla por su ausencia y tampoco se da mucho pie para interactuar con los apenas esbozados personajes secundarios.
La segunda aventura sí que aporta el exotismo del escenario. Ambientada en el Congo, El Valle de las Cuatro Capillas es una excusa perfecta para llevar a los aventureros al Continente Negro. Tiene, no obstante, dos pegas: en primer lugar, el gancho argumental es tan simplón que le resta encanto a la aventura, algo que se puede solventar con relativa facilidad si el guardián se muestra imaginativo; en segundo lugar, el módulo está planteado como un dungeon cthulhu, algo que tiene peor solución. Aunque el escenario resulta sugerente y se perfilan algunos secundarios carismáticos, el aprovechamiento del módulo resulta más complicado, ya que se presenta como una sucesión de encuentros, monstruos, trampas y mapas que, francamente, más que entroncar con el horror cósmico parece hacerlo con el D&D.
Estos elementos hacen, como decía al comienzo de la reseña, que Fragmentos de terror se haya quedado como una curiosidad algo obsoleta, un complemento que llamará la atención de jugadores con afán de completitud y coleccionistas, pero que por sí mismo aportará poco de real valor. En cualquier caso, sigue siendo una lectura entretenida.
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