Puercos

Violentos, taimados y con una gran capacidad de adaptación... jugadores de Brutal Ball idóneos, en resumidas cuentas.

Los puercos son omnívoros. Le dan a todo. Y, por lo general, le dan bien. Desde su llegada a la Ciudadela han sabido integrarse en todos los estratos sociales y ahora se refocilan en el cieno de los altos cargos y en las más modestas cochiqueras. La flor y nata de los puercos ejercen de jueces, visires, dignatarios y magistrados, apoyándose en traficantes, contrabandistas, comerciantes, esclavistas y capos gremiales de todo tipo que, a su vez, tienen en nómina a individuos más modestos pero también indispensables en la cadena trófica, desde sicarios a escarbadores pasando, cómo no, por jugadores de Brutal Ball.

Aunque esta ocupación no se considera de buen tono entre los puercos ¡muchos de ellos son grandes aficionados! Hay algo en el caos de las gradas —aunque sea en un palco—, en el rebozarse en sudor, barro y sangre, en la pasión primaria de este deporte... que los seduce sin remedio. Y, desde luego, no les faltan aptitudes tampoco para practicarlo.

Los puercos, sean del tamaño que sean, desde los lechones a los verracos, son de constitución robusta. Sus cuerpos de barrilete son resistentes y esconden poderosos músculos que los hacen peligrosos en el cuerpo a cuerpo, sobre todo si pueden coger impulso para utilizar sus prominentes colmillos. Es cierto que sus piernas, relativamente cortas, dificultan el juego de velocidad, y que tampoco ayudan en el juego aéreo, pero compensan estas taras y su poco resuello con una considerable mala leche y mucha combatividad. Y también, de vez en cuando, con un supercrecido verraco, una bestia parda resultado de generaciones de cruces privilegiados capaz de descuartizar a un buen puñado de rivales.

Tamaño: Tocho o medio para defensas y bloqueadores; pequeño para líneas, corredores e interceptores; y grande para los verracos.

Punto débil: Carroñeros.

Juego sucio:

Avituallamiento extraordinario: A los puercos no les gusta privarse de nada cuando se trata de saciar la sed y el hambre. Con las viandas adecuadas, puedes conseguir que aun teniendo las piernas rotas se arrastren hasta el abrevadero y, de ahí, a donde necesites.

Favores: Las redes de contactos de los puercos bien situados llegan hasta hogares muy recónditos, y tirar de esos hilos para que un jugador se equivoque cuando debe o deje pasar al rival adecuado no es algo que les quite el sueño.

Inmunidad arbitral: Con estos precedentes, no es de extrañar que en ocasiones los árbitros hagan la vista gorda frente a algunos, digamos, pequeños desmanes en el terreno de juego. Lo que se llama jugar guarro, vaya, como quien no quiere la cosa.

Marrullerías: Los puercos son sin duda expertos en la materia. Pisotones, “besos” con colmillos, rodillazos, las típicas maniobras que hacen subir la temperatura de las gradas en todo encuentro de Brutal Ball que se precie.

Red de espionaje: Por supuesto, tener mano con los distribuidores de bebidas, las animadoras que no salen al terreno de juego e incluso con el equipo técnico de tus rivales puede resultar clave en cualquier encuentro.

¿Sabías que...

...el insigne Trofeo Cráneo Abierto, la mayor competición conocida de Brutal Ball, es el sueño hecho realidad de un puerco?

En efecto, Marranio D'Ajoy, quien hubiera podido ser investido sátrapa de la Ciudadela, sacrificó este futuro brillante por su pasión secreta por el Brutal Ball. Este futuro, y otras muchas cosas de las que no conviene hablar en público pero que todavía suscitan anécdotas picantes en todos los antros del Dédalo.

A continuación tenéis algunas miniaturas de puercos para Brutal Ball:

Equipo de puercos y algunos defensas de Gaspez Arts

Líneas, verracos, interceptores y bloqueadores de Impact Miniatures