Repaso a las novedades Marvel mayo - julio III
Decimos adiós a Miedo Encarnado y hola a la nueva línea Ultimate
Capitán América 16-18
Hace poco hemos conocido que, durante la escritura de estos números, el padre de Ed Brubaker agonizaba, quitando al guionista cualquier gana de escribir sobre personajes vestidos con calzoncillos por encima de las mallas. Leer estos números sabiendo algo así es confirmar la certeza que veníamos intuyendo en los últimos meses: Brubaker escribía sus últimas páginas del Capitán América con el piloto automático puesto, reciclando ideas a usadas por él mismo meses atrás. Solo el dibujo mayúsculo de Steve McNiven disimulaba este hecho. Dicho lo cual, la aventura de Steve Rogers contra Bravo, leída de forma aislada, resulta trepidante e imaginativa, pero es que hay ocho años de historias anteriores muy semejantes... Finalmente, en el último número, vinculado con Miedo Encarnado, Brubaker aprovecha para centrarse en lo sucesivo en aquello que más le atrae de toda la colección. Y no diremos más.
Iron Man 16-18
El cataclísmico suceso del último número de la colección centrada en Tony Stark encuentra aquí un inesperado y, quizás, polémico colofón tras una dura pelea entre la Gárgola Gris, Acero de Detroit y Pepper. Sin adentrarnos en detalles, sí diremos que la resolución nos resulta satisfactoria, aunque nos hemos quedado a un paso de acercar el Universo Marvel al arrojo demostrado, por ejemplo, en The Authority de Ellis o Millar. Los episodios de Iron Man relacionados con Miedo Encarnado han resultado ser, por cierto, de los más importantes y entretenidos de todo el evento. Fraction no deja descansar a Stark y ya en el último número aquí reseñado se presenta el que será el próximo gran tema de la colección. Algo de un hombre oriental con muchos anillos, parece ser.
Miedo Encarnado: El día después 1-2
Últimamente está extendiéndose la moda de alargar los eventos con miniseries posteriores que se dedican a cerrar los cabos sueltos de aquellos. Su publicación siempre despierta las suspicacias habituales: un nuevo movimiento sacacuartos. Este El día después resulta necesario sobre todo por lo escueta de la serie madre, que dejaba demasiados conceptos y personajes jugosos en el aire. Centrada en dos personajes tan poco fundamentales en el panorama de la editorial de hace sólo unos años como son Pecado y Valquiria, la miniserie, escrita por Cullen Bunn a partir de argumentos suyos y de Chris Yost y Matt Fraction y dibujada por dos dibujantes de-los-de-toda-la-vida como son Bagley y Pelletier, es entretenida e ideal para los enciclopedistas de este tipo de cosas, que haberlos haylos (nos incluimos), aunque sabemos que no pasará a la historia.
Miedo Encarnado: Heridas de Guerra
Del mismo modo que en el caso anterior, los aficionados enciclopedistas de Marvel tienen en este tomo una compra obligada a pesar de lo, en apariencia, intrascendente de su propuesta. En realidad nos encontramos ante la pirueta más desvergonzada que se recuerde en los últimos años de la editorial. Necesaria dadas las circunstancias, pero no por ello menos rocambolesca. Ya que revelar aquí el argumento de la trama sería quitar la gracia al asunto, digamos simplemente que su vinculación con Miedo Encarnado es, por decirlo con suavidad, de una tangencialidad literal, mientras que el desarrollo es liviano y, bueno, sí, olvidable más allá de su sorpresa final.
El Poderoso Thor 13-15
Bueno, es un hecho, tras unos inicios bien pobres al frente de este título, Fraction ha dado con la tecla y está ofreciendo, quizás, uno de sus mejores trabajos en Marvel. Estos tres números son un buen ejemplo de ello. Primero, el cierre del estupendo choque de Asgard contra Galactus, que, de paso ha redefinido el papel de Estela Plateada. Segundo, el indispensable origen de La Serpiente y su enemistad con Odín, una historia que se necesitaba como agua de mayo y que, a pesar de lo tópico de lo narrado (la mil veces contada historia de desencuentro fraternal), Fraction lo resuelve con un buen estilo que no siempre demuestra. Y tercero, el epílogo de Miedo Encarnado, también indispensable y que aprovecha para abrir un nuevo arco que se adivina como algo sorprendente, loados sean los cielos. Cada número, además está dibujado por Coipiel, Ferry y Adam Kubert, casi nada. También hay que poner en la lista de aciertos de Fraction que últimamente está sabiendo aprovechar muy bien la riqueza de secundarios de este título, mejor que el tan cacareado Straczynski. Ahí lo dejo.
Miedo Encarnado 6-7 y Miedo Encarnado Especial Los Dignos
Miedo Encarnado, esa estupenda saga de Thor que se quedó en un evento a medio gas muestra su mejor cara en la etapa final, en la que el arreón desesperado de los héroes de la Tierra será la única esperanza frente a las ansias destructivas de La Serpiente. Lo mejor de todo, ese Capitán América digno de Millar, solo ante el peligro junto con sus fusiles, al final del penúltimo número (“Muy bien, hijo de perra. A ver de qué tienes miedo tú”. Ovación y vuelta al ruedo).
El especial Los Dignos, un conjunto de historias de relleno centradas en cada uno de los escogidos por La Serpiente para llevar sus martillos. Más allá de algún artista interesante (barremos para casa y nos quedamos con Javier Pulido), el cómic no es que merezca demasiado la pena.
Defensores 1
Matt Fraction clausuró Miedo Encarnado dejando un cabo suelto que le permitiría iniciar una nueva serie: uno de los Dignos, el que poseyó a Hulk, había quedado libre. Para solucionarlo, el monstruo verde, ya separado de Banner, pide ayuda al Doctor Extraño. Se recupera así una de las cabeceras históricas de Marvel, que últimamente no había corrido una gran suerte. Esta nueva encarnación, dibujada por el matrimonio Dodson, parece ser un trabajo más desenfadado de lo que es habitual en Fraction, con un espíritu más cercano a los cómics de los ochenta, pero que todavía tiene que demostrar si es capaz de enganchar al aficionado.
Ultimate Marvel 1-3 y Ultimate Marvel Especial 1
Aunque la decisión de Panini de juntar en un solo volumen todos los títulos del universo Ultimate pudiera parecer en principio algo errónea, lo cierto es que, una vez leídos los cómics que lo integran, se confirma que ha sido todo un acierto. Tras el desastre que lió el funesto Jeph Loeb (que ahora anda a vueltas otra vez con el pobre Lobezno, ay) con Ultimatum, parece ser que los mandamases de Marvel han decidido cohesionar al máximo todos estos títulos y otorgarles la mayor coherencia posible. Los guionistas implicados, bien diferentes unos de otros, se las apañan con los retales que Loeb dejó y logran, cada uno en lo suyo, unos cómics muy interesantes.
El primero, The Ultimates, lo firman Jonathan Hickman y Esaad Ribic, y supone una ruptura en la estructura tradicional impuesta por Millar en el título, generalmente esquemática y resultona como un puñetazo en la cara. Aquí Hickman opta por una trama mucho más compleja en lo argumental pero igual de espectacular y a una escala si cabe mayor que la de los Ultimates tradicionales (hablamos de genocidios divinos y cosas así). Además, en Ultimate Marvel Especial, Hickman narra una historia de Ojo de Halcón que podría haberse incluido perfectamente en la serie madre y en la que mezcla con acierto conceptos tan dispares como el de los Eternos y Desviantes de Kirby con el Xorn de Morrison. Parece que aquí va a haber mucha tela que cortar.
Ultimate Spiderman, el más mediático de todos estos relanzamientos, resulta también esperanzador. Bendis conoce al dedillo lo que tiene que hacer en la colección y la ruptura con todas las obligaciones que acarreaba el personaje de Peter Parker, más allá de lo intrascendente de que el nuevo héroe sea un niño de color, puede traer grandes alegrías a este título. ¡Ah! Y Sara Pichelli es una elección fabulosa para dibujarlo. Finalmente, en Ultimate X-Men, Nick Spencer se dedica a trasladar muchas de las ideas desarrolladas en su Morning Glories al trasfondo mutante. Quizás sea la menos interesante de las tres por ello mismo, pero hay que reconocer la maestría del guionista para mantener al aficionado enganchado a la colección por medio de esos cierres tan sorprendentes a los que nos tiene acostumbrados.
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