Cómo hacer barbaridades con Conan

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Algunos guionistas se tomaron el título de la serie “Conan el bárbaro” por donde no era. Es hora del escarnio público, de poner en la picota sus malas artes para que nadie quiera emularles y seguir su oscuro camino...

Conan, personaje creado por Robert E. Howard -destacado miembro del círculo literario de H. P. Lovecraft, por raro que les parezca a algunos- y bautizado así en honor a Arthur Conan Doyle, creador a su vez de Sherlock Holmes, es el paradigma del personaje interpretado bellacamente, deformado hasta lo grotesco. Es también el ejemplo de cómo un concepto sobrexplotado termina por perder sus raíces sin que nadie, o casi nadie, se dé cuenta.

 

Protagonista de dos películas (dentro de poco de tres), de series televisivas, de novelas no escritas por su creador, de juegos de rol y de una infinidad de productos paralelos más, mucha gente tiene una idea de quién -o más bien de qué- es Conan, pero pocos han visto las fuentes originales que les permitirían juzgar con mayor propiedad. En el ámbito del cómic esto es particularmente escandaloso y problemático, y para hacerse una idea aproximada basta con ver las actuales series en curso del personaje: Espada salvaje de Conan (con sus cuatro subcolecciones), Conan antología, Conan el aventurero, Conan el Bárbaro, Conan el pirata, Conan la leyenda, Conan y Belit, la saga de Conan... a las que sumar las defenestradas, como Conan rey, que sin nombrarlas todas ya hacen un buen paquete.

 

Obviamente, ni la mitad de todos estos productos son siquiera adaptaciones remotas de lo que Howard escribió sobre el bárbaro en su día, y es por ello natural que el personaje se haya deformado como una sombra en la casa de los espejos. Incluso insultantes reinterpretaciones del mismo, como la aparecida en Conan el destructor, son “normales”, hay que reconocerlo, sobre todo teniendo en cuenta que el escritor no fue sistemático -como lo fuera Tolkien- con su creación; de hecho, Howard comentó en cierta ocasión que al escribir las aventuras de Conan tenía la impresión de que un viejo amigo se las iba refiriendo, con el desorden propio de las anécdotas que, caprichosamente, nos asaltan en el momento más inesperado.

 

Sin embargo, esta especie de explicación del por qué existe este “todo vale” no justifica que el personaje se haya reducido en cientos de ocasiones a un burdo cachas que desprecia lo civilizado, pues sin duda es la interpretación de Conan más torpe y menos interesante: un bárbaro que codicia un reino civilizado (o su trono, o sus riquezas), que recorre medio mundo en sus correrías y que es capaz de aprender varios idiomas y varias culturas, y oficios como la piratería cuando su origen está en las montañas, no encaja con un tipo que no sabe contar, demonios. Al menos desde mi punto de vista.

 

Es por ello que nunca he entendido a esa legión de guionistas que resumían las aventuras de Conan en los siguientes puntos que voy a enumerar con la esperanza de que nadie vuelva a tener la desvergüenza de utilizar, por lucrativos que hayan resultado:

1. Conan llega: generalmente para robar un tesoro (90% de las ocasiones en estas historias), aunque se puede sustituir por dirigir un ejército o similar.

 

2. Conan se ve atrapado: acorralado o prisionero en una mazmorra, o cualquier variante “inesperada”. Es el momento en el que se descubre que hay un brujo involucrado -que abundan como setas en los guiones malos- o una criatura o demonio o cualquier otra cosa grande y sobrenatural -u horda de las mismas-. Las traiciones por parte de féminas pérfidas o “amigos” también se desvelan en este punto.

 

3. Conan se infla: es el momento de la proeza física. Durante tres o cuatro viñetas el dibujante de turno intenta dar intensidad a una trama totalmente manida mientras Conan arranca unas cadenas, rompe el cuello a un demonio, las mandíbulas a un cocodrilo o lanza una espada sorprendentemente equilibrada hacia el mezquino mago estigio. Es un buen momento para plantearse qué falla en la magia de este mundo, algo que se resume en: si puede tocarnos, puede ser tocado. Exigencias del guión, por grande y poderoso que sea el malo, Conan siempre podrá darle una leche. Después de todo, a estos guionistas no se les ocurre otro modo de cerrar la “trama”.

 

4. Conan se impone: la fémina pérfida se arrepiente y es insultada -porque Conan no pega más que a las mujeres diabólicas inhumanas, perdonando la vida a las demás-, el hombre civilizado se avergüenza de su falta de utilidad en el mundo, y el brujo ultrapoderoso entiende demasiado tarde que por muchos siglos que pase leyendo obscuros pergaminos estigios, no hay protección alguna contra los lanzamientos espadachines del bárbaro. Luego Conan se va, porque hay alguna otra ciudad con algún otro brujo al que matar. Su estado financiero nunca cambia.

 

 

Este lamentable esquema, que ha convertido al carismático personaje creado por Howard en una parodia de sí mismo -y de todo el género de espada y brujería-, me resulta totalmente incomprensible. ¿Cuál es su interés? Hay mil historias fascinantes que se podrían contar dentro del marco brindado por el personaje sin faltar a su concepto inicial, y cualquier aficionado puede hilar más o menos bien unas cuantas.

 

Seguramente es paradójico que alguien que conociera al personaje a través de la colección Conan el Bárbaro (que sospecho es una de las que más padeció esta epidemia en cuatro pasos previamente descrita) se aficionase tanto al personaje como para criticar el tratamiento que se le ha dado. Pero, al mismo tiempo, por muchas vueltas que le doy, lo único que veo que han aportado al escenario es una inacabable ristra de seres fantásticos más o menos interesantes que, eso sí, han permitido a unos cuantos dibujantes de fantasía lucirse en función de sus capacidades y estado de ánimo.

 

Por suerte, dentro de una colección tan larga se han vivido también momentos brillantes, tanto en sagas largas como la del Devorador de Almas, como en episodios puntuales, como aquella trepidante huida de la isla Kro, una historia más simple que un pito pero que te hacía devorar las páginas como si fueras el propio Conan corriendo por la isla.

 

Supongo que todo pasa por mantenerse al tanto para no perderse las buenas mientras elevamos nuestro particular grito de guerra: no al Conan en taparrabos lúdico en mitad de la nieve, no al Conan con problemas para dar el cambio en el zoco de Zamora, no a los guiones en cuatro pasos. ¡Por Crom! Que no se pare de imitar al auténtico Conan mientras en su propia serie se le reduce a un palurdo con ínfulas de culturista...

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ErikAdams
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es curioso, pero a mi me recuarda al primer relato escrito por Howard ("El fenix en la espada"), sin embargo, estoy completamente de acuerdo en el hecho de que todas las historias basadas en Conan han desvirtuado completamente al personaje.

por cierto, ya que se habla de Howard como miembro del circulo de Lovecraft, me gustaria recordar el que en mi opinion es uno de sus mejores relatos: "La piedra negra"... Es estremecedor el "jodio".

¡Nos vemos!

"Que no esta muerto lo que puede yacer eternamente, pues en los extraños eónes aun la muerte puede morir" http://blogs.gamefilia.com/erikadams

 

 

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Thorgrimr
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Bueno antes de poner a parir el trabajo de otros , trabajos que han entretenido y emocionado a generación tras generación, deberías de leer el contenido de aquello que criticas, o bien al menos documentarte un poco mejor sobre sus series para parecer que las has leido algo, porque para empezar la saga de conan es una recopilación en orden cronológico de los mejores cómics de conan de las distintas series, haciendo especial hincapié en la serie de la espada salvaje y los cómics escritos por Roy Thomas, y no otra serie más simplemente como dices.

Por cierto ya que no te gusta las adaptaciones al cómic, podrias comentar donde radica tanta diferencia, el porque de la inverosimilitud del personaje del libro al cómic, y no simplemente ceñirte en vomitar críticas del cómic.

Estoy impaciente que describas al Conan de la obra de Howard y que lo compares punto por punto con los de los cómics

we am spase peepole

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Anne Bonny
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Bueno, antes de poner a parir tú mismo el trabajo de los demás, por lo menos podrías leerte detenidamente los artículos. Lo digo porque, para empezar, aquí se habla de la serie "Conan el bárbaro" principalmente, que no tiene nada de cronológica a pesar de los esfuerzos iniciales de Roy Thomas. Creo que tú te refieres a una de las reediciones que ha sacado Planeta deAgostini, quien también ha reeditado -sin portadas, lamentablemente, Conan el bárbaro bajo el título "Las Crónicas de Conan".

 

En cuanto a la fidelidad de la adaptación al cómic, el mismo Roy Thomas comenta en varios artículos que se veía de manos atadas: obligación de poner mujeres semidesnudas y monstruos, infantilización del personaje, censura, la sombra del superhéroe marveliano planeando constantemente sobre Conan, problemas con los derechos de autor, etc. etc. Y esto en la época dorada, cuando el propio creador de la serie era el guionista y tenían toda la ilusión del mundo. Te puedes imaginar barbaridades posteriores.

 

Francamente, la sobreexplotación de la franquicia de Conan ha sido uno de los elementos que ha contribuido a convertir al personaje en una caricatura de sí mismo, aunque no haya sido el único. Si preguntas a cualquiera que no haya profundizado en el personaje, te dirá que Conan es un palurdo con exceso de músculo, y el personaje original no era así. Esta degeneración del personaje sí que me parece vomitar sobre el trabajo de los que nos han emocionado durante años (Howard incluido), no el escribir un artículo para decir que está ahí. Pero claro, igual me equivoco.

 

En lo que seguro que no me equivoco es en la cantidad de tebeos de Conan que he leído (sólo tengo que echar un vistazo a mis estanterías), o en el cariño que le tengo al personaje. A tu parecer, me he equivocado con el artículo hasta extremos indignantes. Estoy impaciente de leer alguno de los tuyos, a poder ser relacionado con el tema, para ver en qué he errado.

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