Los ochenta nunca morirán del todo… y menos si beben sangre

Panini lanza Lost Boys: Reign of Frogs, secuela y precuela, respectivamente, de las dos partes de la saga cinematográfica Jóvenes Ocultos.

Las películas

Corría 1987 cuando llegó a los cines americanos una cinta titulada The Lost Boys (Jóvenes Ocultos, en nuestro país), firmada por Joel Shumacher y protagonizada por Keifer Sutherland, Jason Patrick y dos estrellas adolescentes emergentes del momento que, además, compartían nombre: Corey Feldman y Corey Haim, quienes tras conocerse en este rodaje se convertirían en grandes amigos, se engancharían juntos a la heroína y se cargarían sus respectivas carreras casi al mismo tiempo.

El argumento era sencillo: una madre y sus dos hijos se mudan a una ciudad costera de California, una ciudad dominada por las bandas y en la que se suceden misteriosas desapariciones. Como no podía ser de otro modo, las dos cosas estaban relacionadas, pero del más impensable de los modos, ya que resulta que las bandas de Santa Carla están formadas por vampiros.

Uno de los hermanos, el mayor, Michael, acaba viéndose enredado con el vampiro líder de las bandas, David, que quiere convertirlo en uno de ellos. El hermano menor, Sam, por su parte, se acerca a la tienda de cómics local dónde conoce a otra pareja de hermanos: Edgar y Allan Frog.

Aunque el argumento se basa en los hermanos Emmerson, a partir de la aparición de los Frog ya no queda ninguna duda de quienes son los protagonistas. Estos dos hermanos adolescentes con nombre de escritor de terror no tardarán en revelarse como auténticos cazadores de vampiros, y ayudarán al joven Sam a recuperar a su hermano de manos de los vampiros y, de paso, a cargarse a todos los chupasangres que puedan.

La película, en general, no pasa de regular, pero es interesante de ver porque representa todos los tópicos ochenteros que tanto nos gustan: motos, bandas, bandanas, rock n’ roll, cómics y, por supuesto, terror juvenil descerebrado a consumir preferiblemente con un gran bol de palomitas y llevando puesta una camiseta de los Motley Crue. Además, si eres de los que les gustan los trapos sucios detrás de las cámaras, hay que considerar esta película como el punto de inflexión que llevó a Corey Feldman de buscar tesoros con los Gonnies a sorprender, años después, a su mujer actriz porno en la cama con nada más y nada menos que Charlie Sheen.

Tras varios intentos de secuela, como la escrita pero no rodada Lost Girls, el año 2007 vio la luz directamente en DVD Lost Boys 2: The Tribe (bautizada en España, con el acierto en las traducciones que nos caracteriza, como Jóvenes Ocultos 2: Vampiros del surf). El protagonista de esta segunda parte es Edgar Frog (Feldman), y en ella nos encontramos un montón de cabos sueltos respecto a la primera. Cabos que se atan, en parte, en Reign of Frogs.

Lost Boys: Reig of Frogs

Hans Rodionoff, guionista de Vampiros del surf, firma también este cómic que sirve de secuela a la primera película y de precuela a la segunda. En él, Edgar Frog narra la historia del retorno de David, supuestamente muerto en la primera película, y de cómo los hermanos Frog, Sam Emmerson y su abuelo, asaltan un burdel lleno de vampiros con terribles resultados.

El cómic es importante dentro de la saga porque descubre qué pasó, y cómo, con Allan Frog y el abuelo Emmerson, y cómo Sam terminó en una clínica mental. Además, y aunque el cómic en sí no es especialmente bueno, tiene un primer capítulo delirante sobre vampiros en Washington en que Edgar asegura que los Estados Unidos fueron fundados por cazadores de vampiros que pretendían expulsar a los chupasangres ingleses que viajaban a las colonias a alimentarse. Sólo por eso merece la pena darle una oportunidad.

Las últimas páginas, además, nos dejan directamente en las puertas de Vampiros del surf y apuntan la influencia de David (que no aparece en la película) en todo ello.