Los cadáveres de Callander Square
Reseña de la novela de Anne Perry publicada por Plaza & Janés
Después de inaugurar la serie del inspector Pitt con Los crímenes de Cater Street, Anne Perry ahonda en el mundo del crimen victoriano con Los cadáveres de Callander Square. La receta es muy similar a la de la primera novela, pero se nota ya una mayor soltura tanto en la escritura como en el tratamiento de los personajes y la estructura narrativa.
Si en la primera entrega de la serie se percibía un deseo claro de homenajear las novelas que mostraban las hipocresías y los mecanismos de la aristocracia decimonónica en Gran Bretaña, tales como las de Jane Austen, en Los cadáveres de Callander Square el guiño es mucho más evidente: el caso que se nos presenta se pone en marcha por el descubrimiento fortuito de unos jardineros, quienes se topan con los cadáveres de varios bebés, de distinta antigüedad, enterrados en un parquecillo de una zona de alto copete de Londres.
La autora busca meter el dedo directamente en la llaga. Si en las novelas clásicas de la época se hace referencia a las indiscreciones, las infidelidades y otros comportamientos impropios de un matrimonio (o una soltería) acorde a los principios de la moral y la ley de la época, en Los cadáveres de Callander Square se pone nombre a esas prácticas: acoso sexual a las sirvientas, abuso de autoridad, abortos en condiciones inadecuadas, hipocresía, doble moral, insatisfacción en las parejas, incomunicación, ley del silencio, tiranía de las apariencias... El cuadro es completo y descarnado.
Al mismo tiempo, Anne Perry consigue mantener el tono decimonónico. Los personajes no están actualizados para responder a nuestros cánones actuales, sino que buscan mimetizarse con los retratados por las grandes plumas de la época (desde las Brönte a Dickens). Resulta particularmente interesante el modo en el que plasma las relaciones entre Charlotte, la mujer de Pitt, el detective, y uno de los aristócratas, un militar que vive en Callander Square. Son detalles que muestran que ha tomado bien el pulso a la época.
La trama en torno a la investigación es más bien sencilla. Las pesquisas realizadas por el inspector Pitt, cuyo papel dista de ser protagonista, sirven de excusa para realizar el retrato de las distintas familias que viven en tan privilegiado entorno y un poco, mucho menos, de las vidas de los criados: el foco, acusador, está puesto en la alta sociedad. Por descontado, todas estas familias tienen sus trapos sucios que no desean que salgan a la luz, lo que las llevará a maniobras cuestionables para acallar el asunto de los bebés.
El desarrollo de la historia es ágil y entretenido, sobre todo por ese retrato de la sociedad. Desde el punto de vista policiaco, la resolución, aunque algo apresurada, es coherente, aunque quizás falten algunas pistas para estar seguro de quién es el culpable. Por ello, tal vez Los cadáveres de Callander Square se disfruta más como novela de época y crítica de su modo de vida que como historia policíaca. En mi opinión, es una obra muy entretenida que mejora el prometedor inicio de Los crímenes de Cater Street, aunque pierda la oportunidad de trabajar más a los personajes centrales (por ejemplo, nos encontramos a Pitt ya casado con Charlotte, sin mayores explicaciones). Recomendable para los amantes de los escenarios victorianos con un toque de misterio.
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