Homenaje a Tolkien 1
Reseña del primer volumen de esta antología de varios autores publicada por Timun Mas
Homenaje a Tolkien es el título con el que se publicó en España la antología seleccionada por Martin H. Greenberg en la que rendía homenaje a J.R.R. Tolkien a través de diecinueve autores que presentaban sendos relatos de corte fantástico. El objetivo era mostrar una concepción de este género que iba más allá del cliché que denominamos con cierto cariño “dragonada” pero sin alejarse tampoco de las fuentes tolkenianas. Como fue publicada como un coleccionable, me temo que de momento he leído solo el primer volumen (aunque por fin he encontrado el segundo), el cual de por sí merece una reseña.
La antología se abre con un pequeño prólogo de Jane Yolen en el que se insiste en el peso específico que ha tenido Tolkien dentro del género de fantasía, algo que me parece innegable. También nos alerta sobre la gran cantidad de autores que han intentado seguir su alargada sombra sin demasiada originalidad y acierto, una suerte de declaración de intenciones: si lo que buscas como lector es la enésima historia estándar con elfos, orcos y dragones, mejor busca en otro lado.
De ahí pasamos a Reave el Justo, obra de Stephen R. Donaldson, que es una historia francamente peculiar y en algún momento bastante cruda. Explora la idea de que la magia está imbricada en lo real, desde las propias palabras, que tienen un gran poder, a la voluntad de las personas. Nos habla también de la fuerza de las creencias colectivas y de las leyendas. Es un relato iconoclasta y singular, que en algunos momentos revuelve las tripas del lector, pero que sin duda hace reflexionar y trae ideas interesantes sobre lo que es un héroe. Muy original y de los que dejan poso.
Toma el relevo un grande del género fantástico, alguien que ha conseguido hacerse una voz propia, inconfundible e indiscutible: Terry Pratchett. Confieso que cuando leí por primera vez El puente del troll no conecté con él. No es, en realidad, un relato para adolescentes, sino para amantes de la fantasía que han crecido con ella o que conectan con su lenguaje cuando ya han vivido lo suyo. Una historia nostálgica, irreverente y al mismo tiempo de una gran ternura, con las dosis justas de humor y reflexión. Sin duda, un homenaje muy acertado.
Una larga vigilia en el templo, de Robert Silverberg, nos presenta un trasfondo más cercano a la ciencia ficción, pero su análisis de los mitos, las leyendas y su sustrato de la realidad histórica justifican su lugar en la antología. Es un relato de desarrollo pausado, atmosférico, en algunos momentos claustrofóbico, donde el hecho más importante de todo un mundo se decide con una discreción sorprendente. Plantea muchas cuestiones con acierto y, al mismo tiempo, no pierde de vista el lado humano.
A continuación, Elizabeth Ann Scarborough nos presenta una historia que tiene estructura de fábula: El dragón de Tollin. El escenario disfruta de sus toques de originalidad gracias a que bebe directamente del sustrato de los cuentos de hadas, tal y como lo hace también en su tema subyacente. Un gran poder, la tentación de una riqueza sin límites, la ambición y la codicia... elementos omnipresentes en el género que son tratados de un modo sencillo pero con mucho acierto.
El siguiente relato, Fe, de Poul y Karen Anderson, fue el que más me marcó en su día y creo que sigue siendo mi favorito. Es una aproximación que no busca revolucionar el género (de hecho, se queda en un marco muy clásico de lo que es una dragonada) sino explorarlo con curiosidad e ideas muy interesantes. Nos plantea el impacto de la llegada de unos goblins a una comarca perdida, donde se convierten en una presencia insidiosa de la que no consiguen desembarazarse los campesinos, abandonados a su suerte por las autoridades. Los entresijos de la fortaleza de estas siniestras criaturas, el modo en el que se reinterpreta el clásico de los cuentos de hadas del robo de niños, la tensión que se desarrolla durante la historia, el viaje iniciático, la relación entre los personajes, cómo están construidos... Magnífico.
El registro de En la estación de engalanar los pozos es por completo diferente. En él, John Brunner hace un peculiar homenaje en el que une los horrores y las secuelas de la guerra (en particular, de la I Guerra Mundial, donde sirvió el propio Tolkien) y la magia subyacente e implícita en el folclore, que ha sido una fuente primordial de inspiración en la obra del homenajeado. Se trata de una historia costumbrista, en cierto modo, donde los elementos mencionados son motores de la trama pero de un modo discreto. Es también uno de los relatos más largos de la antología y, sin duda, uno de gran calidad, que le da un toque distintivo al libro.
Toma el relevo Patricia A. McKillip con La comunidad del dragón, una historia que nos remite a los clásicos de grupos de aventureros a los que se asigna una misión que los llevará a reinos lejanos y misteriosos. La ejecución, sin embargo, es muy original, desde el propio grupo de aventureras, cuyas relaciones y carácteres están muy bien desarrollados, a las propias pruebas que van encontrando, que si bien responden a los cánones marcados por la tradición feérica, son tratadas con mucho ingenio y humor. El final es magnífico y se presta a múltiples interpretaciones. Tan solo la estructura, que responde al viaje iniciático de manual, desmerece un poco el conjunto, aunque se entiende como elección.
A continuación, El pato de reclamo, relato de Harry Turtledove, aborda de nuevo el tema de la fe y la religión con una historia que, si bien ambientada en un mundo fantástico, presenta evidentes paralelismos con la cristianización de Escandinavia. Es un relato que se apoya en el duelo de personalidades del misionero y el líder de un poblado, los cuales están perfilados con mucho acierto, y que es una excusa para hablar de la magia transformadora, de nuevo, que encierran las grandes voluntades.
Como cierre (del tomo), Nueve hebras de oro, de Andre Norton, una historia de corte más arquetípico pero manejada con un gran acierto: profecías, poderes olvidados, siniestras criaturas, un mundo en el que el orden pugna por reestablecerse tras una gran perturbación... Particularmente interesante la idea de tejer un futuro con las hebras de diferentes personalidades. Una historia algo melancólica que, al mismo tiempo, resulta esperanzadora.
En conjunto, este primer volumen de Homenaje a Tolkien constituye una muy interesante antología, con voces de gran ingenio y calidad que, con motivo de honrar al maestro, indagan en la propia arquitectura del género fantástico con miradas tan agudas que dan frutos muy interesantes. Muy recomendable.
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