El cuerno de Azoth
Reseña del cómic que debiera haber sido el argumento de Conan el Destructor
Sobre la película Conan el Destructor han corrido ríos de tinta (emponzoñada) y, prometido, hablaremos un día de ella (cuando tengamos el valor de confrontarnos a tal desafío: su visionado). Hoy, por el contrario, vamos a hablar de un cómic particular, porque hubiera debido ser la guía de película en cuestión, pero por lo visto la cosa derivó tanto que, a día de hoy, podemos decir aquello de que se parecen tanto como un huevo a una castaña.
El cuerno de Azoth es la historia que escribieron Roy Thomas y Gerry Conway para la que debía ser la segunda película del cimero tras Conan el bárbaro y, como la cosa se desvió tanto, ahora ha quedado como una rareza que merece mucho la pena leer.
La historia es más bien canónica dentro del género de espada y brujería y del subgénero de historias de la Era Hiboria: Conan es contratado como guerrero y saqueador para conseguir cierto objeto mágico que anhelan los sacerdotes / brujos de turno, los cuales lo meterán, cómo no, en una intriga de traiciones y dobleces de las que tendrá que salir gracias a su fuerza de voluntad habitual. A lo largo del camino, habrá combates, criaturas monstruosas, laberínticos templos en los que infiltrarse, traiciones y, como cierre, un combate épico contra el demonio mayor.
La gran diferencia frente a otras historias / adaptaciones de Roy Thomas realizadas a partir de las obras de Robert E. Howard o de otros autores de espada y brujería más o menos afines es que el enfoque es más adulto en varios aspectos. Por un lado, la trama está mejor resuelta, con más cuidado, y es menos simplista: las conspiraciones se concatenan para dar una lógica al desarrollo y al desenlace. Al mismo tiempo, la violencia y la sensualidad latente en todas las historias del bárbaro aquí es más explícita de lo que solía ser en los cómics de la franquicia Conan el bárbaro, más en la línea de La espada salvaje de Conan. Así, los desnudos se entrevén y las espadas atraviesan.
Hay que decir que el apartado gráfico, que corre a cargo de Michael Docherty (lápices), Tony DeZúñiga (entintado) y Tom Vicent (color) es dinámico y sugerente, profesional aunque no llegue al nivel sobresaliente de otros cómics del cimerio. Como número especial funciona muy bien, aunque quizás le lector espere más por el carácter mítico de este eslabón perdido.
En conjunto, El cuerno de Azoth es una historia muy bien ejecutada de espada y brujería que gustará mucho a los aficionados al género, la cual tiene el añadido de la intrahistoria cinematográfica fallida. Desde luego, podría haber dado para una gran película. Al menos, podemos disfrutarla en cómic.
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