Los Mitos de Cthulhu de Lovecraft
Reseña de la adaptación de Esteban Maroto publicada por Planeta Cómic
Tal y como indica José Villarrubia en su interesante prólogo sobre la génesis de esta obra, bajo el título Los Mitos de Cthulhu de Lovecraft se incluyen las adaptaciones de tres relatos fundacionales de esta cosmogonía del horror escritos por el autor de Providence: La ciudad sin nombre, El ceremonial y La llamada de Cthulhu. Se trata de historias bien conocidas por los aficionados al horror cósmico y que ya han sido adaptadas en otras ocasiones, incluso a formato cómic (como Los Mitos de Cthulhu de Breccia). La cuestión es entonces ¿qué nos propone Esteban Maroto en su obra?
La respuesta la tenemos en su propio y muy interesante prólogo (la edición de Planeta Cómics está muy cuidada en este y otros sentidos) y la disfrutamos a lo largo de sus páginas: una adaptación con un sabor que recuerda a los clásicos de Creepy pero que tiene un estilo muy particular que se amolda, al mismo tiempo, a la naturaleza del horror cósmico y consigue acercarnos sus sensaciones con mucha fuerza.
En cierto modo, quizás el elemento cósmico sea menos marcado que en otras adaptaciones, pero la sensación de extrañeza y congoja de este se transmite a la perfección gracias a la habilidad de Maroto en el diseño de los escenarios. Los descensos a las entrañas de la tierra o la confrontación con criaturas colosales realzan la fragilidad del ser humano y su insignificancia en el orden de las cosas. Esta perspectiva se combina con acierto con la cercanía de los personajes, a los que en ocasiones vemos en ambientes casi intimistas, y el toque de misterio y aventuras que incide en facetas igualmente interesantes de la obra de Lovecraft que, a veces, se ven eclipsadas por el protagonismo de la locura.
En este sentido hay que señalar que Esteban Maroto se toma algunas licencias para dar más espacio, precisamente, al ser humano en este cuadro aterrador en vez de apresurarse hacia el vértigo de lo incomprensible. Quizás menos purista que otras aproximaciones, sin duda permite paladear los ambientes y la trama en sí antes de los inevitables y terribles finales, al tiempo que establece una narrativa más sobria que, a mi entender, repercute positivamente en la lectura.
El cambio de título, por ejemplo, del último relato (rebautizado Los Mitos de Cthulhu) no es accesorio. Se adivina un deseo de abordar esta mitología desde una panorámica distinta, algo que se percibe también en los añadidos y cambios de las historias o el propio diseño gráfico de las criaturas, más concreto (aunque no menos perturbador o plástico) que en otras adaptaciones. Da la impresión de que el autor no ha temido enfrentarse a la obra del maestro para destilar su propia versión, lo cual es, sin duda, un acierto: una adaptación no puede permitirse un perfil bajo si quiere tener una auténtica alma.
De esta manera, Los Mitos de Cthulhu de Lovecraft de Esteban Maroto se revelan como una obra muy respetuosa con el original y muy hábiles a la hora de beber de este y, al mismo tiempo, una creación con carácter propio que hará las delicias de los amantes del terror con sabor de época pero originalidad en sus planteamientos y composiciones. La ejecución, huelga decirlo, es sobresaliente.
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