En nombre de su majestad
Análisis del juego de escaramuzas con miniaturas steampunk de Craig Cartmell & Charles Murton
En nombre de su majestad es un wargame de escaramuzas (es decir, que se juega con un puñado de miniaturas y no con grandes ejércitos) ambientado en el subgénero de ciencia ficción steampunk o, lo que es lo mismo, en un siglo XIX retrofuturista, donde existen máquinas avanzadas para su tiempo pero que remiten estética y conceptualmente a la época.
El juego en sí es de una gran sencillez. Cada miniatura tiene cuatro atributos (Coraje, Valor de disparo, Valor de combate y Velocidad) que permiten desplazarlos por la mesa de juego y determinar cómo les va la cosa cuando se enzarcen con otras miniaturas en combate. Hay algunas características secundarias y equipo que salpimentan esta base sencilla con posibilidades adicionales que están reservadas, por lo general, a los líderes de cada bando y a un par de sus lugartenientes.
El sistema de juego contempla la utilización únicamente de dados de diez caras (D10) y los desplazamientos se realizan midiendo centímetros en la mesa (originalmente, pulgadas, es decir, unos 2,5 cm). Cualquier jugador con algo de experiencia se dará cuenta, rápidamente, de que es un sistema de sota, caballo y rey: hay niveles de dificultad para conseguir los impactos con los modificadores de turno, tiradas de iniciativa para determinar el orden de movimiento, reglas muy sencillas para calcular las distancias y, por lo tanto, las dificultades, si el personaje sobrevive o no, etc.
Este es un punto positivo y negativo al mismo tiempo. Por un lado, facilita meterse en harina rápidamente. Es un wargame de la vieja escuela, básico, y por lo tanto versátil y robusto. No hace falta pasar días empollándose el reglamento para conseguir montar una partida consistente. Esto le da agilidad y permite que los jugadores se vuelquen en lo que de verdad les ha llamado: la utilización de miniaturas retrofuturistas.
También es un punto negativo: muchos verán más de lo mismo, un sistema de juego poco imaginativo cuyas mayores virtudes son las características especiales de determinados personajes y el modo en el que reflejan ese escenario steampunk tan sugerente.
En ese sentido, el trabajo de ambientación y presentación realizado por Osprey Wargames es encomiable. Las diversas facciones que se presentan son muy sugerentes, desde miembros de una unidad especial del Imperio británico a terribles prusianos con su científico loco en las sombras, capaz de levantar un ejército de muertos vivientes, pasando por sectas orientales versadas en las artes marciales, momias egipcias redivivas o sindicalistas anarquistas dispuestos a sembrar el caos en la Vieja Europa. Además, se incluye un sistema para crear nuevos personajes, lo que abre la puerta a crear facciones nuevas por completo o desarrollar las ya existentes.
¿Y todo esto se puede reflejar luego en la mesa de juego? Sí, con un poco de imaginación a la hora de crear las campañas y las misiones concretas, para lo cual se nos incluye un capítulo dedicado que da las pistas suficientes si se tiene algo de experiencia, y, sobre todo, si consigues la escenografía adecuada para complementar a las magníficas miniaturas, a las que además puedes dedicar más tiempo para pintarlas porque son menos numerosas que de costumbre.
Con estos elementos, En nombre de su majestad es un wargame interesante, que busca un público muy particular y que se presenta con los suficientes elementos para que sea divertido y disfrutable, así como para ampliarlo y alcanzar nuevos horizontes. Quizás le ha faltado un punto de ambición a la hora de presentar un sistema de juego novedoso y original, pero la baza de la seguridad es comprensible cuando lo que se quiere es dar espacio a las propias miniaturas y el escenario.
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