El circo de la familia Pilo

Imagen de Patapalo

Reseña de la multipremiada novela de Will Elliott publicada por La Factoría de Ideas

 

El circo de la familia Pilo es una novela peculiar y muy robusta dentro de su peregrina naturaleza. Payasos psicópatas, circos sobrenaturales y la tiranía de lo grotesco campan a sus anchas por las páginas de esta obra, que ha sido distinguida con una impresionante ristra de galardones (ABC Fiction, Aurealis, Golden Aurealis, Ditmar, Australian Shadows y Sydney Morning Herald). Pero ¿qué es lo que esconde la opera prima de Will Elliott para haber suscitado tanto reconocimiento? A mi parecer, primordialmente dos cosas: una estética propia y marcada y un enfoque distinto. Ambas van unidas de un modo inextricable.

La narración nos plantea la existencia de un particular circo maligno, una visión oscura de los divertimentos circenses más clásicos, que existiría en paralelo a nuestra propia realidad, quizás enseñoreándose de los hilos mediante los cuales los que nuestro mundo es movido cual marioneta. Dicho circo, protagonista indiscutible de la segunda parte de la novela, basa su fuerza en el esperpento, en lo grotesco, en lo vívido que resulta para el lector, y es que recurre a imágenes que nos son bien conocidas: exposiciones de monstruos y deformidades como las que triunfaban en el siglo XIX, payasos inquietantes (o directamente psicopáticos), sugerentes feriantes que, sin problemas, se pueden transformar en siniestros cíngaros...

El autor ni siquiera se ve obligado a ahondar en estos elementos para enganchar al lector. En cierto modo, forman parte de nuestro imaginario limítrofe, y no es complicado sacarles el lado siniestro (sobre todo si eres un lector interesado en libros con inquietantes payasos en su portada). En este sentido, se da una comunión entre autor y lector casi natural, y el escenario de fantasía oscura que es El circo de la familia Pilo brilla por sí solo.

El desarrollo de la novela se muestra igualmente solvente: entretenido por la grotesca cadena de sucesos que se le plantea, el lector avanza por la trama a buen ritmo. Quizás no llegue a sentir auténtico terror a lo largo de la historia, pues el reparto es tan histriónico y es tratado con tal ligereza (el humor negro prima sobre lo macabro, aunque sea un humor muy negro) que es difícil establecer una auténtica empatía con los personajes. Por el contrario, la maravilla y la curiosidad son las sensaciones que priman, sobre todo ligadas a algunos personajes memorables y a algunos detalles del escenario. La prosa, entre ágil y gamberra, se muestra la idónea para conducir la historia.

La obra se cierra en la misma línea, con mucha pirotecnia y apelando siempre a la imaginación del lector. Así, El circo de la familia Pilo se revela como un viaje fascinante al meollo de la fantasía oscura, como una novela más estética que profunda, pero fascinante en su propio esquema de las cosas. Y, sin lugar a dudas, en una propuesta muy interesante y original.

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