Si quieres probar con Cortázar, yo lo haría con Final del juego. Tengo pensado escribir una reseña sobre ese libro. De momento lee los cuentos de los que voy a hablar. Si te gustan, puedes probar con otros. Si no es así, déjalo: no merece la pena leer a disgusto.
Bestiario
Reseña de la obra de Julio Cortázar publicada por Editorial Sudamericana
Publicado en 1951 por la Editorial Sudamericana, Bestiario es el primer libro de cuentos de Julio Cortázar. Tenía entonces treinta y siete años. Si no publicó antes otros cuentos fue porque no consideraba que su literatura estuviese lo suficientemente madura como para permitir que alguien la leyera.
Tengo que advertirlo: Cortázar no gusta a todo el mundo. De hecho, seguro que por aquí hay mucha gente que lo detesta. Yo mismo también he pasado por una etapa en la que lo he detestado. Si bien, no porque no me gustara, sino por la insoportable influencia que ha ejercido sobre mí. Creo que una de las razones por la que no gusta es la decepción. Se ha proclamado hasta la extenuación que es un maestro del relato fantástico y, cuando muchos lectores acuden por ese motivo a su obra, descubren que no es el fantástico que buscaban.
No quiero extenderme demasiado sobre su concepción de la literatura. Pero sí, creo que debo dar unos pocos datos sobre su forma de entender tanto el cuento como la literatura fantástica. Si alguien quiere profundizar en el tema, le aconsejo que lea un breve ensayo llamado El cuento breve y sus alrededores, en el que desgrana ambos temas. De momento, creo que basta con afirmar que, para Cortázar, el cuento es un mecanismo perfecto, un instrumento de relojería que tiende a la esfericidad y en el que no le sobra absolutamente nada. En este sentido, también es aconsejable la lectura de otro artículo titulado Algunos aspectos del cuento en el que trata, por ejemplo, de aspectos como la diferencia entre el cuento y la novela.
Aunque podría decirse que su forma de entender la literatura fantástica proviene de Poe (no en vano fue su traductor), Cortázar lo sobrepasa, instalando lo fantástico en el mundo de lo presente y de lo cotidiano. En sus cuentos no encontraremos nunca vampiros, ni brujas, ni castillos con puertas que necesitan ser engrasadas. En este sentido, podríamos hacer un paralelismo entre la obra de Poe y Casa tomada, el primero de los cuentos de Bestiario. Aunque se ha intentado ver este relato como una alegoría antiperonista, Cortázar siempre ha defendido que proviene de un sueño. Si lo comparamos con La caída de la Casa Usher podemos ver que los protagonistas, de nuevo, forman un matrimonio de hermanos, entre los que, aunque no se menciona, subyace la idea del incesto. La diferencia esencial es que, mientras, en Poe la ambientación es gótica, Cortázar prefiere instalarse en lo cotidiano (la vida pacífica de dos hermanos en una casa cualquiera) en la que introduce un elemento fantástico, una presencia indefinida que los obliga, finalmente, a abandonar la casa.
El siguiente cuento de Bestiario es Carta a una señorita en París. Para mí, la otra joya del libro. De nuevo, vemos al autor instalado en lo cotidiano. Al protagonista no le queda más remedio que mudarse al departamento de una señorita que ahora vive en París y le cuenta, a través de una carta, cómo ha sido su mudanza. Todo va bien hasta que un día, subiendo en el ascensor, entre el primero y el segundo piso, sintió que iba a vomitar un conejito. Pero un conejito normal y perfecto, muy pequeño que le cabe en la palma de la mano. No fue el único. Poco a poco, fue vomitando hasta llegar a diez conejitos, número con el que creía que iba a parar todo y, sin embargo, no es así. Vomita un nuevo conejito y ya no quiero desvelar más para no fastidiar el final del cuento.
A pesar de lo novedoso que podría parecer su instalación en la cotidianidad, se trata de dos relatos de una factura muy clásica, en los que se puede descubrir sin problemas dónde se encuentran los dos puntos de giro que suelen tener los cuentos tradicionales.
A estas dos obras maestras le acompañan otros seis cuentos: Lejana, Ómnibus, Cefalea, Circe, Las puertas del cielo y Bestiario, en los que recurre a temas como el döppelganger o a recursos literarios como el extrañamiento. Para mí, no están a la altura de los dos anteriores, ni tampoco al nivel que alcanzará en libros como Final del Juego o Todos los fuegos el fuego y no lo están, a pesar de tratarse de cuentos muy bien escritos, porque el autor quizá todavía tiene una preocupación excesiva por el estilo y el lenguaje que, bajo mi modesto punto de vista, se relajará en sus cuentos posteriores, haciéndolos más cercanos y asequibles.
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Cortazar es uno de mis autores fectiche y me gusta más en relato que en novela (no porque estén mejor, creo, si no porque se adaptán más a mis gustos). Mis antologías preferidas son Bestiario, Final de juego y Las armas secretas. Cada relato es una pequeña maravilla en sí mismo. He leído casi todo lo que publicó, aunque aún me falta Todos los fuegos al fuego (supongo que en parte me hace ilusión saber que todavía le quedan nuevas maravillas que mostrarme ).
Para mí, la mejor es Final del Juego. Pero también tiene su gracia Historias de cronopios y famas. Aunque es otro rollo. Todos los fuegos, el fuego no está mal; contine La autopista del sur: una genialidad de treinta páginas en las que no usa ni un solo nombre propio para referirse a los protagonistas y, sin embargo, todos están perfectamente individualizados.
De sus novelas solo tolero (y me fascina) Rayuela, por el experimento literario que supone.
Si tengo tiempo (y ganas) pienso reseñar todo lo que me gusta de Cortázar.
Muy interesante la reseña, compañero. No me he puesto todavía con Cortázar, y reconozco que me da entre cierta pereza y miedo que, seguramente, no están justificados. A ver si este año le pongo remedio.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.