Se presenta La aventura mexicana del general Prim
El general Luis Alejandre Sintes presenta el 15 de abril en Barcelona su nuevo ensayo
El 31 de octubre de 1861, Gran Bretaña, Francia y España firmaron en Londres un tratado para intervenir conjuntamente en México –país que acababa de suspender el pago de la deuda externa durante dos años y de expulsar al embajador español–, con la intención de salvaguardar sus intereses económicos y la seguridad de sus ciudadanos, y con el propósito explícito de "no ejercer en los negocios interiores de México influencia alguna capaz de menoscabar el derecho que tiene la nación para escoger y constituir la forma de su gobierno".
Apenas dos meses después de la firma de este acuerdo llegaba a Veracruz quien por entonces, tras la Guerra de África (1859-1860), era ya el militar español de mayor prestigio. Sin embargo, la situación con que se encontró era muy distinta a la que el Gobierno le había anunciado, y las relaciones con las tropas británicas y sobre todo francesas fueron muy diferentes a las que el tratado de Londres permitía augurar.
Sin dejar de lado su pericia castrense, Prim sorprendió al mundo manifestándose como un habilidoso diplomático capaz de atemperar el deseo de los franceses de instaurar a sangre y fuego una monarquía en México, convencer a las autoridades americanas de que no tenía ninguna intención de ocupar territorios y, no menos importante, evitar que los convulsos acontecimientos que vivía Centroamérica en esos meses se lo llevaran por delante.
El general Alejandre consigue aunar rigor y amenidad en un tipo de ensayo poco frecuente en nuestras letras.
Son aún muy poco conocidas las intervenciones del Ejército español allende sus fronteras a lo largo de la historia, y después del exitoso estudio dedicado a la guerra de la Cochinchina, Alejandre se centra ahora en una misión en la que pesó más el aspecto diplomático pero que no estuvo exenta de problemas, de riesgos de desembocar en una guerra y de tensiones en las que se vieron involucrados Estados Unidos, Francia, México, Gran Bretaña y España. Además, muestra una cara de la actividad del general Prim muy poco analizada hasta ahora, la del hábil gestor y diplomático.
Luis Alejandre Sintes (Mahón, 1941) tiene a sus espaldas una brillante carrera militar, desde que en 1959 ingresara en la Academia General Militar, hasta que en 2004, ya con el empleo de General de Ejército, cesase como Jefe de Estado Mayor. De su hoja de servicios destacan ocho años en unidades paracaidistas, cuatro en distintas misiones de paz y dos en la Escuela de Guerra de París. Ha sido director de la Academia de Infantería de Toledo, director general del Gabinete Técnico del Ministro de Defensa y Capitán General de la Región Pirenaica con sede en Barcelona.
Entre sus numerosas condecoraciones destacan las obtenidas por operaciones en el exterior: Medallas de Naciones Unidas (ONUCA, ONUSAL), Medalla Camilo Ortega al valor concedida por Nicaragua, Medalla do Pacificador de Brasil, Oficial de la Legión de Honor de Francia, Cruz de la Victoria del Ejército de Chile y del Mérito Militar de la República Oriental del Uruguay.
A ellas une las Grandes Cruces españolas de San Hermenegildo, al Mérito Militar y Naval, la Medalla al Mérito en plata de la Guardia Civil, la del Mérito Policial y la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica.
Menos conocido es su vivo y constante interés por la historia y la conservación del patrimonio histórico, que le ha llevado a obtener el premio de la Real Fundación de Toledo 1996, por su contribución a la salvaguarda y revitalización del Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad Imperial, el Premio Ramón Llull 2005 concedido por el Govern de les Illes Balears, así como a escribir La guerra de la Cochinchina. Cuando los españoles conquistaron Vietnam (Edhasa, 2006). Actualmente preside la Fundación Hospital de la Isla del Rey, que vela por la recuperación de los valores históricos de su gran pasión, Menorca.
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