Extraños eones
Reseña de la novela de Emilio Bueso publicada por Valdemar
Los Mitos de Cthulhu conforman un espacio tan connotado y característico que tienen tendencia a devorar a los autores que se internan en ellos. La sombra de Lovecraft es alargada y voraz como una de sus deidades incomprensibles. Por ello, transitar por esta mitología es arriesgado: o terminas sepultado como un gul más en el osario de pastiches o acabas naufragando en dimensiones paralelas y desnaturalizadas. Salvo excepciones, claro.
A mi parecer, Extraños eones es una de ellas. En primer lugar, porque Emilio Bueso no ha renunciado a su característica prosa, asertiva, proteica, algo pendenciera y zascandil, que gusta de interpelar al lector y de no permitirle acomodarse en la desconexión de la lectura. En segundo lugar, porque ha sabido ser fiel a la cosmogonía: se nota un conocimiento profundo de esta y un deseo de usarla como material de base sin adulterarla en la medida de lo posible. En tercer lugar, la guinda tras haber conseguido fidelidad propia y ajena, porque es una novela que se muestra capaz de conjugar el horror cósmico con el horror contemporáneo.
Este horror doble viene articulado a la perfección gracias a la elección de personajes. Por un lado, aquellos ligados a los Mitos aportan esa desasosegante eliminación de las referencias característica de la obra lovecraftiana. Resultan repugnantes, obscenos, no meramente indescriptibles, sino auténticas injerencias en una realidad que quizás no sea ideal, pero sí es estable en apariencia y, sobre todo, nuestra. Por el otro lado, los representantes de la Humanidad, que en esta ocasión no son eruditos sacados de polvorientas bibliotecas, sino niños de la calle varados en el Cairo, algo que permite reflexionar sobre la auténtica importancia de las cosas cuando, además, estás junto a un abismo insondable. La simbiosis que se da entre ambos es formidable, y las posibilidades que se abren en la narrativa resultan fascinantes.
Hay que destacar también el acierto en la elección de los escenarios. Una parte importante, a mi parecer, en los Mitos de Cthulhu es la fascinación. Existe una especie de arquitectura del horror, muy estética, que sirve de vehículo a sus horrores, hermana quizás con la que se ve en el género de espada y brujería. En el caso de Extraños eones no podría haber sido mejor elegida y, sobre todo, plasmada: el cementerio de El'Arafa y los desiertos nubios terminan por convertirse en más que un mero marco de la historia.
Con todos estos elementos, Extraños eones es una lectura apasionante para los amantes de las aventuras espeluznantes. Es muy posible que no se pueda considerar una obra canónica. Al mismo tiempo, es innegable tanto la solidez de sus cimientos como el respeto con el que se reelabora la materia prima. Osada, desde luego, pero también consciente de los grandes valores del subgénero y del poder de transmisión que tiene todavía entre los lectores.
- Inicie sesión para enviar comentarios