Umbría
Reseña de la obra de Santiago Eximeno publicada por El humo del escritor
Me resisto a denominar antología a esta obra. Y, en realidad, Umbría lo es. Pero más allá de una recopilación selecta de relatos, Umbría es también un escenario, aunque entendido no ya solo como un espacio físico, sino como un estado anímico, un tono, una distorsión del mundo o, quizás aún, como una ventana mágica a esa parte del mundo que no queremos ver pero que está ahí.
No podemos hablar propiamente de un fix-up, puesto que aunque las historias giran en torno a una misma mitología, por denominarla de alguna forma, no se caracterizan por compartir personajes o por formar parte de un mismo engranaje narrativo. Sin embargo, es evidente que existe una conexión entre las mismas, un vínculo que va más allá de compartir autor o modo de abordar la fantasía oscura. Umbría presenta una unidad estética, temática y anímica que la convierte en una obra compacta. Al mismo tiempo, es como si fuera una novela de cristal que se ha hecho añicos contra el suelo y revela solo una imagen parcial, suficiente en sí, pero no exhaustiva, quizás porque en Umbría lo más importante son las ausencias, los pozos oscuros de puro vacío.
La calidad de la propuesta, que no en vano le valió un Premio Nocte a mejor antología nacional en el 2014, es manifiesta tanto en la estructura como en la calidad de la prosa, que transporta a los escenarios más inverosímiles y consigue la transición entre lo real y lo irreal sin dejar fisuras de ningún tipo. De esta manera, la presencia de Umbría, casi una sombra que orbita en torno a la realidad, se hace palpable y desasosegante, nos encontremos ya en el lado oscuro de la existencia o en el que normalmente damos por seguro y racional. Parte del escalofrío viene de que, al final, percibes que se trata de un todo, que no hay una frontera tras la cual ampararse.
El tipo de terror con el que trabaja Santiago Eximeno en esta obra pone el acento en el horror, concretamente en horror del ser humano: su naturaleza, su orfandad en la existencia, sus instintos, sus acciones, sus anhelos... De esta manera, se conjugan un horror cósmico, a lo desconocido e insondable y al vértigo frente a fuerzas que nos superan con mucho, con miedos y miserias psicológicas más mundanas: la violencia, el abandono, la pérdida, la traición, el dolor... La combinación es demoledora.
Umbría se despliega con un tono melancólico, con notas que por momentos son terribles, descorazonadoras, espeluznantes, y va creando un cuadro abrumador. Al mismo tiempo, resulta fascinante por su belleza estética, hórrida, por supuesto, pero magnífica, y por lo humano que resulta el drama que encierra, que hace que dentro de lo escalofriante haya espacio para sentir ternura y auténtico pavor al mismo tiempo.
En definitiva, Umbría es, a mi parecer, una de las obras claves de Eximeno. Merece la pena descubrirla, o redescubrirla, si se conocían algunos de los relatos, como un todo. Una lectura apasionante para los amantes del terror y la fantasía oscura.
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