Monstruos míticos
Las criaturas más terroríficas de todos los tiempos de la mano de Susaeta
Monstruos míticos es uno de estos libros “enciclopédicos” de monstruos que tanto nos apasionan a algunos desde que los descubrimos de niños. En sus páginas se dan cita criaturas de los más variopintos orígenes que ciertamente no son las más terroríficas de todos los tiempos, aunque cualquiera de ellas podría intentar disputar el podio en la imaginación de cada cual.
La selección, que incluye criaturas legendarias y mitológicas (más o menos, la mitad de las presentes), monstruos de cine y de la literatura y un cajón de sastre de monstruos contemporáneos, es claramente americana. Eso explica la presencia de criaturas muy locales, como el trasgo de Hopkinsville o el Hombre polilla, y el sesgo hacia la ufología (hombrecillos grises y reptiloides) y la criptozoología (hay, por ejemplo, tres abominables hombres peludos: el bigfoot, el yeti y el yowie). Es lo que hace también que, dentro de lo típico de la selección, salgan sorpresas como el demonio de Jersey o el Chupacabras, mientras que los horrores de ultratumba, por una vez, quedan bastante relegados.
El formato apaisado A4 (tamaño folio, más o menos) permite dedicar una doble página muy vistosa a cada uno de los monstruos, con un primer plano en la izquierda, realzado por la perspectiva en contrapicado del monstruo, y un pequeño dossier en la derecha. La información dada sobre los monstruos es bastante somera, sobre todo la de la página izquierda, que apenas sirve de apoyo a la propia imagen, pero está sorprendentemente bien escrita para los cánones de este tipo de libros. La combinación de anécdotas, descripciones y detalles es muy ilustrativa y da un gran valor añadido al libro, que es más que una recopilación de imágenes.
En cuanto a la calidad de las ilustraciones, es algo irregular, y el propio estilo de presentación hace que aún se polaricen más las sensaciones generadas. Así, hay algunas que resultan sobresalientes, como las arpías o el propio monstruo del doctor Frankenstein, mientras que otras, como el minotauro, no me terminan de convencer. También hay que decir que soy más bien clásico, por lo que algunas combinaciones cromáticas se me antojan bien estridentes.
El conjunto, en cualquier caso, es más que satisfactorio: un centenar de páginas (o lo que es lo mismo, casi cincuenta monstruos) para hacer volar la imaginación de los pequeños de la casa y desenterrar la fascinación de algunos nostálgicos. Monstruos míticos cumple muy bien su cometido y la edición, tapa dura y a todo color, está muy cuidada.
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