Yokai
Reseña de la novela gráfica de Usagi Yojimbo de Stan Sakai publicada por Planeta DeAgostini
Aunque conocía al personaje, Yokai ha sido mi primer contacto directo con un cómic de Usagi Yojimbo, y me ha dejado con muchas ganas de repetir, la verdad.
La historia que nos plantea Stan Sakai es sencilla pero eficaz. Tenemos a Usagi en un bosque en el que se ha perdido al caer la noche. Noche de espectros, en realidad, lo que lo va a conducir a una peculiar aventura destinada a entrar por los ojos al lector. Esta, como decía, discurre con una sencillez absoluta —guerrero se enfrenta a las fuerzas del mal—, a base de encuentros y combates, de un modo eminentemente lineal, pero atrapa de inmediato.
En buena medida, lo consigue gracias al fluido trabajo gráfico del autor. Sakai tiene un buen pulso narrativo y su personaje es muy carismático, a un nivel casi visceral, y enseguida te sientes cómodo en su mundo. Este, además, se despliega con ese equilibrio perfecto entre sugerencia y simbolismo de la cultura japonesa. El desfile de espectros que da título a la historia —el término yōkai engloba, al parecer, a este tipo de criaturas fantásticas, sean más o menos malignas— es fascinante, una ventana abierta a un folclore lleno de riqueza que el autor ha sabido reinventar para su personaje.
Esta historia autoconclusiva ha sido, a diferencia de los números de la colección regular, coloreada. Y por el propio Stan Sakai. La técnica, la acuarela, le da una tonalidad muy acogedora y que, además, permite jugar con los colores manteniendo el sabor fantasmagórico y algo onírico de la narración; casi se palpa la humedad de la noche y las brumas del bosque. El motivo de este cambio de formato es que Yokai es un número conmemorativo del vigésimo quinto aniversario de la creación del personaje. La edición de Planeta DeAgostini, de tapa dura, va evidentemente en esta línea.
Esta particularidad hace, además, que sea un buen título para iniciarse con Usagi Yojimbo. El propio autor cuenta en una entrevista al cierre que su intención era satisfacer tanto a los lectores veteranos con una historia especial como abrir las puertas a nuevos lectores que todavía no conociesen al personaje. Por los primeros no puedo hablar, pero, desde luego, a mí se me ha ganado como nuevo lector.
Yokai es una de estas historias en las que la buena mano del autor es —ni más ni menos, como si fuera poco— lo más destacable. No hay grandes artificios ni planteamientos complicados. Solo un buen hacer gráfico y narrativo que consigue llegar y dejar todo bien atado, con una elegancia que queda particularmente patente en los últimos compases de la historia, cuando ya crees que está todo el pescado vendido.
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