Darth Vader y su princesita
Reseña del cómic de Jeffrey Brown publicado por Planeta DeAgostini
No nos vamos a andar con rodeos: Darth Vader y su princesita es exactamente la gansada que uno puede imaginar al ver la portada y leer el título. Humor referencial a la saga de Star Wars, o La Guerra de las Galaxias, como se decía en mis tiempos, articulada en torno a los tópicos parentales y de incomprensión padre – hija. Y ya perdonaréis la salida nostálgica, pero es que el “en mis tiempos” tiene su relevancia, ya que este cómic bebé de la primera trilogía.
El culebrón cósmico que es el meollo de toda la saga, o al menos de sus primeros y más memorables pasos, tendría sus aspectos abiertamente risibles si no fuera por la fuerza narrativa de las películas. El malo malísimo vestido de negro robótico asmático y su paternidad frustrada desembocan, todos lo sabemos, trámite episodios parricidas, en una reconciliación estelar que marcó los momentos más emotivos de la historia del cine fantástico. Pero Jeffrey Brown no va a meter el dedo en la llaga aquí. Bueno, al menos no del todo.
Si una de las cosas más impactantes de la epopeya creada por George Lucas era que el trasfondo humano que después de tanta nave espacial, poderes sobrenaturales y genocidios interestelares se erigía como auténtico protagonista, en Darth Vader y su princesita tenemos una vuelta de tuerca irreverente. En el cómic, directamente, se confrontan a los personajes a los tópicos clásicos de este tipo de humor.
El que sea tan hilarante, porque el cómic es de reírse realmente, responde, creo yo, a que el autor no ha hecho el más mínimo esfuerzo por dotar de verosimilitud o coherencia al escenario. Leia se codea anacrónicamente con oficiales de la Estrella de la Muerte, hay ewoks de peluche, Darth Vader se pasea por la taberna de Mos Eisley... todo con tal de descolocar al lector y combinar las numerosas referencias a las películas del modo más gracioso posible. Además, en gags ultracortos, de una página viñeta, que evitan desarrollar la historia en primer plano y recurren continuamente al lector para que sea cómplice activo en la broma. En cierto modo, es casi compartir ideas descabelladas con otros aficionados al género.
Evidentemente, con estos mimbres se trata de una obra solo apta para los amantes de la saga. Si no conoces las películas y te has empapado del universo, es imposible pillar los guiños o, de pillarlos, entender por qué son tan graciosos. No es que sean de un ingenio sorprendente, pero funcionan a las mil maravillas.
Lo dicho, Darth Vader y su princesita es una gansada. Pero una gansada cósmica. Muy recomendable.
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