Black Paradox
ECC recupera uno de los nombres fundamentales del manga de horror: Junji Ito
En el New X-Men 117, un profesor Xavier invadido por Cassandra Nova se metía en la mente de la Bestia y le gritaba “¿Qué tal sienta que alguien vomite sobre tu alma, Henry?”. Los lectores de Junji Ito habrían sabido qué contestarle.
A ver. Por si no lo sabes, no estás preparado para Junji Ito. Dentro del manga malsano (Hino, Maruo, Kago, incluso el canónico Umezu), Ito es el que más afectado te va a dejar tras leer su obra. Los rostros trastornados y las imágenes absurdas que concibe, los extraños cócteles argumentales que desarrolla, su enrevesado sentido del humor… Todo ello está en Black Paradox, la primera obra suya que vemos en nuestro país desde Uzumaki.
Hagamos recuento: dopplegänger, suicidas, replicantes, nueva carne, portales al otro mundo, cultivo de órganos, tráfico de almas. Todo esto y muchos más conceptos dislocados se unen de una forma que nadie en su sano juicio imaginaría. Si crees que criar un estómago de veinte metros cuadrados en una piscina para robar receptáculos espirituales energéticos por medio de un pasadizo interdimensional localizado en el píloro es una idea que no puede manejarse con facilidad, no te preocupes, es lo normal.
En Black Paradox, las ideas pesadillescas se suceden una tras otra y a Ito no le preocupa ir deshaciéndose de ellas con descaro conforme dejan de resultarle de utilidad. En la obra de Ito la coherencia, como en los malos sueños, no se rige por medio de los desarrollos tradicionales, sino que avanza a golpe de malestar, de pulsiones enfermizas. Black Paradox vive instalada en la anormalidad, es una sinfonía estridente e irresistible. Sin que el lector se dé cuenta, pronto cae en la telaraña de locura propuesta por su autor y termina riéndose ante ese androide que no puede morir aunque lleve mes y medio ahorcado. Incluso el final, abrupto y en apariencia insatisfactorio, cumple como equivalente del súbito despertar tras una noche de terrores indescriptibles. Tras él, los escalones que te han llevado hasta ahí comienzan a desaparecer, la angustia ha terminado, es de día.
La feliz edición de Black Paradox en nuestro país a cargo de ECC se completa con dos estupendos relatos cortos. La lamedora es un ejemplo perfecto de terror asiático: parsimonioso, escalofriante, atmosférico, repulsivo. El pabellón de lo paranormal, finalmente, es apenas una anécdota: cuatro páginas en color de terror guarro y humor insensato que ayudan, no obstante, a comprender mucho mejor la intención final de Junji Ito como autor. Si eres capaz de levantar la mirada más allá de lo sobrecogedor, lo grotesco, lo inquietante y lo imposible, comprenderás que estás ante un fantástico entretenimiento.
- Inicie sesión para enviar comentarios