Rail King

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cómic de Feliciano G. Zecchin publicado por Edicions De Ponent dentro de su colección Crepúsculo

Siguiendo su línea de relatos intimistas, Edicions De Ponent nos presenta este Rail King, una historia de Feliciano G. Zecchin que reflexiona sobre un estamento aparentemente inamovible de nuestra sociedad: las herencias.

 

Después de una introducción directa y clara sobre este tema, que en mayor o medida nos afecta a todos y perpetúa diferencias entre ricos y pobres, el autor aborda la historia en concreto que quiere tratar: la de un joven hijo de un gran empresario que ha levantado un imperio familiar que ve cómo su padre fallece y, por consiguiente, cómo dicho imperio pasa a sus manos.

 

El planteamiento inicial no parece tener gran cosa de novedoso, pues la historia del hijo “rebelde” que no quiere seguir los pasos del padre y pone en entredicho la “bendición” de heredar el trabajo levantado con tanto esfuerzo por el progenitor nos es bien conocida a todos. Sin embargo, gracias a su tratamiento, tanto estético como narrativo, Rail King resulta una historia nueva.

 

Por un lado, su ritmo es ágil y sostenido, y el inteligente uso de los flashbacks nos permite sumirnos en la historia fácilmente al tiempo que ésta se entreteje nítidamente y sin artificios ni pesadas explicaciones. El aspecto gráfico tiene mucho que decir en este aspecto, pues es precisamente el uso de los colores el que permite separar los episodios particulares y conformar la historia global de un modo intuitivo e impactante. De hecho, es prácticamente la única guía ya que –una curiosidad y un acierto de la edición- el cómic no tiene las páginas numeradas. Este sencillo detalle permite sentir más profundamente la sensación de reintrospección del propio protagonista - narrador.

 

Personalmente, creo que este planteamiento va más allá del simple detalle y muestra una elección narrativa muy interesante: Rail King es una obra subjetiva más incluso que una historia. El final, por ello, puede parecer deslavazado, quizás inconcluso, y la línea argumental algo vaga. Sin embargo, creo que es precisamente este enfoque el que da fuerza, paradójicamente, a la narración. Uno siente, al leer el cómic, el dilema del protagonista, y simpatiza con el desenlace tanto si lo considera acertado como si no. Y creo que ése es el quid de la cuestión.

 

Rail King, como decíamos, es una historia intimista, donde los trazos se muestran crudos y caprichosos, a lápiz, sin entintar, como los propios recuerdos. Y sobre ellos aparece el color, vivo y subjetivo, unos juegos de impresiones a base de esa técnica sutil y poco amiga de los contornos que es la acuarela. El resultado es precisamente lo que se plantea, un viaje a un sentimiento muy humano siguiendo a un personaje que se muestra precisamente así, humano, y, sin duda, es un resultado que impactará al lector con la suavidad del propio carácter del protagonista. Sin moralejas ni teorías.

 

Sinopsis (Cortesía de Edicions De Ponent)

 

Christopher Duncan recibe una triste noticia: su padre ha muerto. Por ser el único heredero debe asumir de inmediato la presidencia de "Rail King", un imperio dedicado a la fabricación de trenes. Los recuerdos de su infancia se disparan sobre el presente. La relación con su padre que le ha dejado un pueblo desierto, con su madre, con su primer amor. Vuelven los días pasados, entre los niños del pueblo, hijos de los trabajadores de la fabrica. En este paisaje de desolación y recuerdos, Christopher encuentra su forma de ver las cosas y un destino para la fábrica.

 

Autor

 

Feliciano G. Zecchin nació en Buenos Aires (Argentina) en 1975. Dibuja desde muy pequeño y publicó sus primeras ilustraciones a partir de los quince años en revistas barriales. Comenzó a hacer cómics en forma fanzine y poco tiempo después, junto a Alejo García, creó la editorial PIpabang para publicar "4 segundos". En colaboración con Alejo García realizó también la serie "peatones" para la revista "El Víbora". Además ha publicado junto a Andrés Goldestein la novela gráfica "Taca Tac", editada por Casterman en Francia y por Ivrea en España. Actualmente vive en Barcelona, allí hace cómics, ilustra libros, y portadas de discos, pinta y participa en varios grupos de música tocando instrumentos de viento.

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