Megazoria: Eburonia
Trasfondo de la frontera oriental de los galos
Generaciones atrás, los celtas de occidente hicieron retroceder a los germanos hacia las profundidades de los bosques continentales y se hicieron con la próspera franja de tierra que ahora es Eburonia. Pero los tiempos cambian y, con ellos, las tornas: la introducción del caballo entre los pueblos germanos puede dar un vuelco a la frontera.
Aspectos geográficos
Eburonia es un territorio continental, sujeto a grandes variaciones estacionales y que disfruta de frecuentes precipitaciones. Los suelos, en los que se alternan llanuras, colinas y montañas bajas, son fértiles y se encuentran, en ocasiones, cubiertas de tupidos bosques caducifolios. Ríos caudalosos y navegables cruzan el territorio. En invierno, grandes nevadas cubren la tierra y la preparan para una primavera llena de vida.
Fauna
En las tierras de Eburonia abundan los cérvidos y los équidos primitivos de pequeño tamaño, sobre todo en las zonas boscosas, donde conviven con jabalíes, zorros y osos. En las llanuras más abiertas, uros y ciervos de mayor talla son los reyes que atraen a las manadas de lobos y a los pocos homoterios que se adentran por la zona. El animal más destacado de la región es, no obstante, el palaeoterio, un periodáctilo de robustas piernas que utilizan los eburones como montura y animal de tiro. Su constitución robusta lo ha convertido tradicionalmente en un animal de guerra temible, pero no puede competir en velocidad con los caballos, cuyos cascos les dan ventaja en la carrera.
Habitantes
Los eburones aparecen como una mezcla de germanos y celtas, aunque culturalmente son galos. Llevan los cabellos y las barbas largos, a veces recogidos en coletas o trenzas, y tienen pieles y pelos claros. Visten pantalones y túnicas cortas, prendas confeccionadas con lana o cuero que tiñen de colores vivos, y se adornan con abalorios de todo tipo: aprecian mucho la orfebrería.
Lengua: Gaélico
Escritura: En ocasiones utilizan alfabetos meriodionales, pero la escritura es rara.
Algunos nombres de ejemplo: De hombre, Ambíorix, Catuvolco, Aneirin, Motius o Segovax. De mujer, Barita, Esselt, Keyne, Verica o Cunoarda.
Sociedad y gobierno
Eburonia tiene dos reyes principales que ejercen su autoridad sobre una serie de monarcas menores, cada uno de los cuales gobierna sobre un poblado amurallado que controla una región y que puede tener un millar de habitantes. Dependiendo de su importancia, cada monarca puede reunir hasta un centenar de guerreros. Estos aristócratas gobiernan sobre los hombres libres de su pueblo, que tienen voz en la asamblea y a su vez mandan sobre sus siervos y sus esclavos. La sociedad, patriarcal, deja poco espacio a las mujeres en la vida pública.
En tiempos, las tierras y los botines de guerra hicieron próspera a Eburonia, pero actualmente el comercio con el norte se ha resentido y la ruta del ámbar se ha desplazado hacia el este. La presión constante de los pueblos germanos que emigran hacia el oeste han enclaustrado el territorio en un estado marcial.
Religión
Los eburones rinden culto al panteón celta en su versión gala, con Teutates o Tutatis y Cernunnos el astado a la cabeza como deidades de la guerra y los animales salvajes respectivamente. En su honor se pueden encontrar altares en lugares agrestes y templos en los que se dejan pudrir las armas de los enemigos derrotados y, en ocasiones, sus propias cabezas, arrojadas al interior de zanjas. Estas, no obstante, a veces se guardan en cofres como recuerdo de gran valor.
Los druidas visitan de vez en cuando a los monarcas eburones y los guían en sus prácticas cultuales, pero estos suelen tener sus propios sacerdotes, adivinos y bardos, que mantienen viva la tradición oral. Los jefes de guerra son inhumados con sus armas y sus monturas preferidas en tumbas excavadas en el suelo. En ocasiones, incluyen carros, como los reyes antiguos.
Actividades económicas y lúdicas
Los eburones basan su economía en la agricultura y la ganadería. El ganado bovino es particularmente importante, porque sirve para el tiro y la alimentación, sin embargo se le da más importancia a palaeoterios, por el estatus que suponen en la guerra. Existe comercio entre los distintos poblados y, sobre todo, con sus vecinos bellovacos, eduos y sequanos, menos belicosos y más prósperos. En ocasiones, algunos comerciantes atraviesan el territorio desde el norte con marfil o ámbar gris, pero cada vez con menos frecuencia. Algunos monarcas vendían los servicios de sus guerreros como mercenarios a los reinos meridionales, pero cada vez es menos frecuente que puedan prescindir de hombres.
Cada poblado cuenta con un gran salón rectangular en el que se reúnen principalmente los guerreros a disfrutar de banquetes organizados por su monarca, en los que corre la cerveza y la hidromiel y se cantan grandes gestas épicas. Los bardos son muy apreciados, así como la música en general, y sirven para guardar la memoria colectiva y del linaje de las grandes familias.
En la guerra
Los eburones se organizan por grupos familiares para la guerra: el señor, montado en un palaeoterio —que generalmente es cubierto por una barda de cuero reforzada por discos o placas de bronce—, acude al combate secundado por sus hijos, sus hermanos, sus primos, sus guerreros, sus siervos, etc. En función de la capacidad adquisitiva de estos irá su armamento: corazas reforzadas con metal, yelmos cónicos, espadas, lanzas, hachas, venablos, etc. Los arcos se reservan para la caza y se fomenta el cuerpo a cuerpo.
En algunos poblados se utilizan carros de guerra de cuatro ruedas, bien tirados por uros, bien por palaeoterios, aunque son ingenios que se consideran obsoletos, vestigios de otras épocas que pocos conocen el arte de guiar. Tampoco es raro el uso de mastines. En cualquier caso, la estrategia general depende del genio del monarca: no existe un ejército profesional como tal y se da más importancia a los conceptos heroicos y al combate personal.
En el mar
Los eburones solo navegan por sus caudalosos ríos bien en barcas hechas con cuero sobre armazones de madera, bien sobre botes largos de remos que, como mucho, tendrán capacidad para una docena de personas. No conocen el mar abierto salvo aquellos que han servido como mercenarios.
Posibilidades de aventura
Eburonia es un territorio en decadencia que se ve presionado por las hordas de germanos errantes. La guerra y la tragedia marcan su destino y las aventuras deberían girar en torno a estos conceptos. Aunque los monarcas resisten con determinación, saben que la época de esplendor en la que sus vecinos retrocedían y les temían ha pasado: los caballos, introducidos desde el lejano Oriente, han dado una movilidad a sus enemigos de la que ellos carecen. Las campañas de guerra son penosas y sangrientas.
Al mismo tiempo, aunque la fruta esté madura para caer del árbol, todavía hay muchos gusanos dispuestos a conspirar para gobernar sobre ella: las conjuras entre herederos y principales de los distintos poblados no son raras, y a los hermanos menores a veces se los envía como mercenarios al extranjero o a primera línea de batalla. El problema es que a veces vuelven victoriosos y curtidos.
Además, aunque existen dos reyes mayores, no dejan de ser princeps inter pares: los monarcas compiten entre sí por la preeminencia y hay una red de pactos, a veces secretos, tanto entre ellos como con sus vecinos, galos o germanos. Los matrimonios de conveniencia, que a veces pueden ser meros secuestros, no son tan raros como cabría esperar.
Finalmente, algunas expediciones de comerciantes del sur buscan establecer rutas hacia el norte a pesar de los tiempos convulsos. Una embajada helena o etrusca podría llegar hasta territorio de Eburonia en busca de algún monarca receptivo a sus proyectos.
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