The Shield vs The Wire
Dos pesos pesados de la novela negra hecha serie de televisión confrontados
Estos últimos años hemos podido disfrutar de magníficas series que aparcan en gran medida la premisa policíaca para darle un interesante barniz de novela negra a las investigaciones de siempre. Entre ellas, dos me han impactado particularmente: The Shield: Al margen de la ley y The Wire: Bajo escucha. ¿Qué tienen en común y qué las distingue? Las comparaciones son odiosas e imperfectas, pero demasiado tentadoras...
Ambas series han tenido un desarrollo relativamente largo pero, al mismo tiempo, conciso: no divagan, sino que avanzan en direcciones muy concretas. The Shield: Al margen de la ley cuenta con siete temporadas y, a priori, podemos darla por cerrada y bien cerrada; para The Wire: Bajo escucha aún queda esperanza: sus cinco temporadas, por el propio formato, podrían encontrar continuaciones sin pervertir el enfoque original, incluso aportando un valor añadido.
Esto es así porque The Wire: Bajo escucha se divide en bloques argumentales —que corresponden con las temporadas— en los que se exploran perspectivas distintas de un mismo escenario: las bandas al pie de calle, las mafias de la distribución de la droga, los medios de comunicación, el impacto en los centros escolares, el peso en la política local, etc. Este enfoque permite dar una panorámica mucho más amplia, rica y compleja que en The Shield: Al margen de la ley, por mucho que ambas compartan esa vocación realista que huye de los maniqueísmos y de las explicaciones simples que tan bien se adaptan a los episodios de investigación autoconclusivos de las series policíacas tradicionales.
Por el contrario, aunque The Wire: Bajo escucha trabaja con un elenco de personajes bastante estable —aunque el protagonismo no es el mismo para todo el plantel principal y tampoco es continuo entre temporadas—, y el tratamiento de los mismos es tan acertado como efectivo, esta dispersión hace que su evolución y retrato no sea tan profundo como en The Shield: Al margen de la ley. En esta última, la espiral descendente de los protagonistas es una de las mejores bazas. Vemos cómo cambian, peldaño a peldaño hacia el infierno, y cómo las decisiones tomadas van tejiendo una maraña en torno a ellos con un fatalismo propio de una tragedia griega. Elementos de las primeras temporadas convergen hacia el desenlace y, aun quedando cabos sueltos y personajes aparcados en la cuneta, el efecto sobre los principales es demoledor.
En este sentido, The Shield: Al margen de la ley tiene un componente muy humano, se centra en ese aspecto tan propio de la novela negra que son los grises morales y los fantasmas del pasado. Se trata de una tragedia humana, personal, a quemarropa, urdida con un trasfondo muy cuidado que busca ejemplificar ese realismo policial —y político, y social— del que hablábamos. Por ello, toda la problemática que se presenta —corrupción, manejos políticos, dinámica interna del cuerpo policial, el mundo del hampa, etc.— sigue siendo, por perfecta que sea, el telón de fondo, una herramienta.
The Wire: Bajo escucha distribuye sus contrapesos en el sentido contrario. En ella, por muy humana que sea en su aproximación, el auténtico protagonista es el escenario, el trasfondo. Los personajes son focos, cámaras que nos guían por él, engranajes que permiten acceder a sus entresijos y entenderlos. Tiene una vocación casi documental, un afán que podríamos considerar de divulgación. Su aproximación a la novela negra la emparenta con esas obras que pretendían abrir ojos y despertar conciencias.
El resultado son dos series de las que dejan poso con dos enfoques muy distintos y, a la vez, hermanados. Ambas miman los escenarios y ponen el acento en el ritmo narrativo, pero de maneras dispares. Dinamismo efectista y dramático frente a la mirada reposada sobre el drama.
- Inicie sesión para enviar comentarios