Amanecer de los Jedi: La tormenta de Fuerza
Reseña del cómic de Star Wars publicado por Planeta DeAgostini
Aunque mucha gente tiene la impresión de que Star Wars es una saga de ciencia ficción, por aquello de que salen naves espaciales, alienígenas y pistolas láser, lo cierto es que está mucho más sumida en lo que es la fantasía y, más concretamente, el género de espada y planetas en el que podemos encontrar, por ejemplo, a Flash Gordon. Es algo que se hace más patente en obras como este cómic publicado por Planeta DeAgostini con el que se inaugura la colección Amanecer de los Jedi.
Aunque en él encontramos muchos elementos propios de la space opera —planetas exóticos, viajes por la inmensidad del vacío interestelar, extrañas y sugerentes civilizaciones extraterrestres— el tono en el que se abordan emparenta La tormenta de Fuerza con la fantasía épica y convierte a sus escenarios en un mundo mágico poco preocupado por la coherencia. Esto se explica también si tenemos en cuenta el momento «histórico» elegido dentro de la cronología de este universo: treinta y pico milenios antes del Episodio IV.
En efecto, la historia de John Ostrander y Jan Duursema —de cuyo guión se ocupa el primero, mientras que el segundo aborda los lápices— nos lleva a un pasado mítico, más preocupado por los guiños al universo de Star Wars y por mantener un tono épico que por la lógica. En cierto modo, sobre todo al arranque, nos encontramos ante una odisea mitológica dentro del mundo de los jedi y la Fuerza, a los que se busca dar un tono más místico y menos pragmático que en otros productos de la franquicia.
Después de esta presentación, arranca la primera historia propiamente dicha, un arco argumental en el que nos encontramos el sempiterno conflicto entre el Equilibrio, el Bien y el Mal, donde a pesar de algunos giros de denominación, subyace lo ya visto en las películas y otros cómics y novelas. Filosofía ligera con un marco de acción y aventuras que destacada por su ritmo y su fluidez, en definitiva. La historia no es compleja pero sí rica en personajes, lo que apunta a que se trata de los cimientos de una obra mayor.
El apartado gráfico, que cuenta con el entintado de Dan Parsons, el coloreado de Wes Dzioba y portada de Gonzalo Flores, busca continuidad con otras adaptaciones a cómic de la franquicia. Da mucha importancia al color, a la identificación de los personajes alienígenas y al dinamismo de los combates. Sin grandes sorpresas, es una muestra de calidad y coherencia.
El resultado es un primer volumen muy entretenido que sugiere una exploración distinta del universo Star Wars pero dentro de su tono y con respeto a la ambientación.
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