Before Watchmen
Reseñamos las controvertidas miniseries publicadas por ECC
DC lleva ya unos años buscando su identidad, ya sea integrando personajes de Wildstorm o Vertigo en su universo central, recurriendo a viejas ¿glorias? del sector para ocupar puestos directivos o volviendo una y otra vez a los orígenes de sus principales personajes. Esto último ha ocurrido una y otra vez con sus personajes principales, como Superman (lo explica muy bien David Hernando en su libro) o Batman. Incluso Neil Gaiman anda escribiendo una nueva miniserie de Sandman. En vez de mirar hacia delante, miremos atrás y a los lados, juntémoslo todo y a ver qué sale.
Before Watchmen es una muestra más de esta corriente, pero en este caso la tormenta es perfecta. Gallina de los huevos de oro, autores no implicados, Watchmen. WATCHMEN, o sea. La intocable e inmarcesible Watchmen, el Ulises de los cómics, perfección, simetría, inadaptable, ble, ble, bla, bla. Gran parte de este tabú generado en torno a la, de acuerdo, fantástica y trascendental obra de Moore y Gibbons la tiene el propio Moore, pero los aficionados haríamos bien en no ser tan meapilas con nuestros ídolos. En definitiva, ser más pragmáticos: si DC quiere exprimir un poco más sus grandes personajes, esperemos a ver qué hacen finalmente antes de poner el grito en el cielo.
Así, pues, ¿qué encontramos en Before Watchmen? En primer lugar, respeto. Puede que DC se deje llevar por intereses mercantilistas, pero no quiere indignar a sus aficionados más allá de lo necesario. Tampoco quieren quedar mal los autores implicados. Todos ellos (o casi, como veremos después) se adaptan a la historia original y aplican sus particulares estilos a la hora de arrojar luz sobre las diversas tramas que tienen que desarrollar, pero esto no significa que tengan que mantener su tono o estética.
Por ejemplo, Minutemen, escrita y guionizada por Darwyn Cooke, es aquella en la que su autor ha buceado más y mejor entre los escasos huecos dejados por el guión de Moore para levantar una historia de ilusión y caída que transcurre en unos años hoy injustamente idealizados. El dibujo de Cooke, reminiscente del cómic clásico, resulta perfecto para este tipo de cómic, ya que refuerza esa contradicción entre el mito y las miserias que subyacen. Héroes con colores chillones que tienen que hacer frente a temas terrenales como los abusos sexuales y la intolerancia social. La diferencia con Watchmen, patente a lo largo de toda la miniserie, es básica: en Minutemen aún no existía el desencanto, pero toma forma durante ella. El dibujo es, además, el que guarda más semejanzas con el planteamiento de Gibbons en cuanto al diseño de página (a menudo respetuoso con la famosa distribución en 3x3) y el simbolismo de sus encuadres. Minutemen es la pieza central del resto de series que engloban Before Watchmen y no tiene ningún problema a la hora de sostenerlas.
Cooke se encarga también de guionizar Espectro de Seda, que acompaña a la hija de la heroína original en el camino que la llevará a convertirse en la nueva Espectro de Seda. Un camino bañado en ácido y locura hippy que una fantástica Amanda Conner dibuja con especial gracia.
Brian Azzarello, en cambio, se ocupa de otros aspectos de la reciente historia norteamericana más acordes a su estilo y muy alejados de la ligereza hippy. El Comediante es la miniserie con una mayor carga de política ficción de todo el evento y presenta a ese Comediante temible de Vietnam que ya podía verse en Watchmen. Un tipo fiero y peligroso, muy ligado a la familia Kennedy, pero también frágil y atrapado en su propio personaje. Azzarello, acompañado por J.G. Jones (como siempre espectacular), hace del Comediante el hombre en las sombras de la administración norteamericana. Es más, para Azzarello, el Comediante ES Estados Unidos en el universo Watchmen.
Rorschach, en cambio, es para él una consecuencia. La consecuencia drástica que genera la degradación vivida en la América de los ochenta. Su miniserie, ilustrada por el excesivo Lee Bermejo, que juega y juega con la máscara del antihéroe en las primeras y últimas páginas de cada episodio, tiene un recorrido mucho menor. La aventura de Rorschach es, en realidad, la pelea de un lunático contra unos mafiosos de tres al cuarto. Su interés es también menor que el que despierta la miniserie del Comediante.
Las otras miniseries se alejan del resultado de las ya comentadas. Len Wein mantiene un perfil bajo en Ozymandias, Búho Nocturno solo llama la atención por ser el último trabajo de Joe Kubert antes de su fallecimiento y Dr. Manhattan desperdicia a Adam Hughes con un J.M. Straczynski más dispuesto a enmendar la plana a Alan Moore que a hacer un buen trabajo por sus propios medios.
Before Watchmen nació derrotada y consciente de que quedaría solo como una nota a pie de página en comparación con la serie de la que procede, pero aun así cuenta con varias miniseries (Minutemen y El Comediante, especialmente) que, por méritos propios, merecen que les eches un vistazo. ECC, además, ha mimado a estos títulos, publicando en cada número las correspondientes portadas alternativas, así como artículos de verdadero interés que ahondan en las conexiones con el resto de la enorme trama que es hoy Watchmen.
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Siempre es interesante "saber mas" del universo watchmen, a pesar de que el resultado no sea optimo.
Daniel Leuzzi
http://unafocaeneldesierto.blogspot.com