Carcassonne: Cazadores y recolectores

Imagen de Destripacuentos

Análisis de este juego de mesa diseñado por el propio Klaus Jürgen Wrede siguiendo el sistema de juego del Carcassonne original y publicado por Devir en España

Tras el mítico éxito de Carcassonne, juego sobre el que podéis leer un análisis completo pinchando aquí, se han publicado numerosas ampliaciones del juego básico y, como cabía esperar, algunos juegos que retoman su mecánica, entera o parcialmente. En el caso que nos ocupa en este artículo, nos encontramos con una versión distinta del Carcassonne diseñada por su propio creador original: Klaus Jürgen Wrede.

 

Conserva el nombre de Carcassone por dejar claro que sigue en la misma línea, porque, en la prehistoria, todos los gatos son pardos (vaya, que da igual Carcassonne que Casetas, grosso modo). Y es bueno que lo deje claro porque la experiencia de juego es muy similar. Personalmente, creo que es más ágil que el Carcassone, pero puede que se deba a que estoy más familiarizado con la versión prehistórica. Son cosas que deberá juzgar cada uno.

 

Presentación

 

Carcassonne: Cazadores y recolectores se presenta en una caja que contiene cinco equipos de seis hombrecitos de madera de distintos colores con sus dos respectivas chozas también de madera. Junto con estos peones vienen unas piezas circulares de madera para facilitar el conteo de animales cazados y unas losetas de puntos, así como un tablero de cartón para marcar la clasificación general.

 

El tablero de juego en sí se va creando con “losetas” de cartón imprimido en color de muy buena calidad, las cuales representan bosques, ríos, praderas y lagos. En algunos bosques especiales hay “pepitas de oro” para poner de manifiesto la presencia de recursos preciosos. Sobre este escenario aparecen distintos animales (mamuts, tigres dientes de sable, peces, uros y ciervos) y algunos elementos especiales, como un dolmen o un incendio.

Sistema de juego

 

Adjudicados los equipos y colocada la loseta inicial (que permite conectar cualquier otra loseta consigo), el objetivo de Carcassonne: Cazadores y recolectores es conseguir el mayor número de puntos al final de la partida. Para ello, en nuestro turno deberemos robar una loseta (sin ver su contenido) y emplazarla en el tablero general para, acto seguido, colocar o no a uno de nuestros peones (hombres o chozas) para apropiarnos de un recurso.

 

Nuestros hombres pueden desempeñar distintas funciones: recolectores (de pie dentro de un bosque), lo que nos da puntos cuando el bosque está “cerrado”, es decir, rodeado de cosas que no son bosque y completo por todos sus lados; pescadores (de pie sobre un río, que se cierra cuando comunica entre lagos y montañas); y cazadores (tumbados en una pradera). Asimismo, también podemos emplazar nuestras chozas, en vez de un hombre, junto a un río. Chozas y hombres no interfieren entre sí.

 

Tanto los cazadores como las chozas permanecen hasta el final de la partida sin moverse del sitio, por lo que sus puntos sólo se contabilizan al final y bloquean parte de nuestros recursos; hay que tener en cuenta que, inicialmente, tenemos cinco hombres disponibles, pues uno sirve de marcador. Los recolectores y los pescadores, por el contrario, se recuperan cada vez que un río o un bosque se “cierra”, por lo que siempre tendremos a gente disponible si los usamos con cabeza y nuestros adversarios no nos complican la existencia.

 

Para amenizar las cosas, hay bosques con “pepitas de oro”. Quien cierra un bosque de este tipo, sea el “propietario” o no, puede robar y colocar una loseta especial que da más puntos de lo normal o tiene un efecto especial (exclusividad de caza -el dolmen- o ahuyentar los tigres -el incendio-). Además, hay una jerarquía de propiedad sobre los recursos: no está permitido poner hombres ni chozas sobre zonas ocupadas, pero sí que se pueden unir zonas adversarias (o amigas) a posteriori.

 

Si en una zona hay más peones de un jugador que de otro, el más numeroso acapara los recursos. Si están empatados, los comparten.

 

La partida, finalmente, termina cuando no quedan más losetas normales por colocar. Es el momento en el que se resuelven los conflictos de propiedad y se recuentan los puntos de los cazadores y las chozas. El jugador que más puntos ha obtenido es el vencedor de la partida.

Conclusiones

 

Carcassonne: Cazadores y recolectores es un juego con una mecánica sorprendentemente sencilla pero con unas posibilidades tácticas enormes. Las partidas cuando se es novato y no se conocen las losetas y las de veterano son muy distintas, pero igualmente apasionantes (aunque se crea un cierto desequilibrio si hay jugadores de ambos niveles). Asimismo, es muy distinto jugar sólo a dos, que es un modo de juego más tranquilo y menos competitivo, que a cinco, donde las puñaladas traperas vuelan y es tan vital estar atento en los turnos propios como en los ajenos.

 

Éste es un buen elemento, porque la única pega que podría tener el juego es la imposibilidad de intervenir en los turnos contrarios. La velocidad de éstos (de algunos segundos si la gente es razonable) y la constante interacción entre bandos subsanan directamente el posible problema.

 

El factor azar no está muy presente en las partidas (únicamente en el robo de losetas, y éstas acabas conociéndotelas de memoria si has jugado lo suficiente, por lo que al final de la partida son habas contadas), por lo que la gracia del juego recae en la táctica. Emplazar losetas no es tan trivial como parece, y menos “marcarlas” con los peones. Hay que esta atento a que el vecino no se aproveche de tu trabajo, o que no te impida cerrar un proyecto excesivamente apetitoso.

 

Por otro lado, y aunque la competición es fuerte, la impresión de ver el mapa del territorio completarse a lo largo de los turnos da una sensación agradable se vaya perdiendo o ganando, y el que las losetas se puedan poner casi siempre en muchas posiciones ayuda a no sentirse obligado ni atrapado.

 

En conjunto, Carcassonne: Cazadores y recolectores consigue aunar la competitividad con la colaboración, y la estrategia con una dosis adecuada de incertidumbre. Su temática neutra y la facilidad de su reglamento lo hacen una apuesta muy adecuada si se quiere hacer jugar a un grupo de personas, sean cuáles sean. Es normal que se le considere un tiro seguro.

 

Ficha técnica

 

Número de jugadores: 2-5

Duración de la partida: 75 minutos

Jugabilidad: alta

Dificultad: baja

Autor: Klaus Jürgen Wrede

Editor: Devir

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